Incendia mis mares.




En mis ojos ves el llanto contenido, intentando escapar a borbotones, irascible, impalpable, ves en mis ojos cuando sonrío, ves también cuando pierdo los cabales, el control y la razón, mis ojos son fuentes de conocimiento, artistas, espigas, amables, atemorizados y atemorizantes.




Pero tus ojos... Tus ojos son un lago de petróleo, negros, profundos, de un valor incomparable e inconveniente, te ahogarías en esos ojos, hundiéndote aunque quieras evitarlo, ojos de petróleo, volátiles, al más mínimo error los verás arder e incendiar hasta los mares, ojos de tragedia, de asombro y de nostalgia, ojos milagrosos que sanan con sólo una caricia de tu mirada, ojos penitentes que te condenan al exilio cuando los cierras y miras hacia otro lado.

Ojos enamorados de una diosa y encerrados en dos párpados humanos, ojos que mientras descansas cantan y bailan burlándose del olvido que se arrastra llorando, sabe que él no existe cuando tus ojos de petróleo las mañanas han iluminado, no existen diamantes ni esmeraldas si los ojos negros se han posado en tu paladar de observador, no hay olvido, no hay amnesia, bajo la sombra de tus ojos hay demencia, no creas que tendrás una chance, como Medusa caerás en la inconsciencia, no tendrá clemencia, te mirará y serás tú, la fiera, presa de su ataque silencioso y letal. Caerás en su encanto y ni la manzana más envenenada te hará olvidarla, aunque te condenaran al sueño eterno sufrirás las consecuencias de su mirada, atacará tu sueño y esos ojos de petróleo serán la nada y el todo, serán compañeros hasta el fin de tus tiempos.



Tigre.-

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