Subir la apuesta, bajar la cuesta.


Falta envido, sobra corazón, hay más de lo que se percibe, hay vapor, biblia y calefón. Le echas encima la culpa al destino pero el tiempo en un rincón se frota las manos, también él tiene mucho que ver, los ciclos son finitos, su repetición eterna, hoy uno de aquellos circuitos se cierra sin que suene una tecla, sin que llore un piano; la Luna menguando como en tres dimensiones y en algún arte. En alguno de nuestros cielos hay un tipo cualquiera sentado viendo el Sol subir por el horizonte y contando una historia, la historia de cómo una mañana el viento lo quebró y algo tembló.

Hace catorce años el cuento cambió, cambió la historia, entre gritos y euforia todo se hizo silencio y memoria, hace trece, lamentamos que por mucho mundo que el tiempo conozca hay cosas que son parte del pasado y no pueden ya cambiar. Hace doce estaba sólo, porque la vida también se trata de eso, de sentir resentimiento, de sufrir y enloquecer para volver al centro, encontrarse con uno y con el resto tras haber caído, ido y vuelto. Hace diez años una voz me mantenía cuerdo y brillante con los nuevos filamentos que unieron las terminales que generaron una luz nueva. Ya pasaron cinco años de tal vez el día en que mis ojos más brillaron en toda mi vida, pero en el mecanismo en el que todo circula, volvimos a partirnos en algún punto y quien no tenga una cicatriz y se sienta afortunado entienda que aprender conlleva dolor y crecer esfuerzo, otro balance amañado, por muy en rojo que parezcan los resultados tengo pintada una sonrisa con rubor dorado y malta tirada, samba de mi esperanza, copla de capas plateadas, refugios entre espaldas y paredes sin espadas.

En los años que traigo textos a los pocos que me leen me encontré con decepciones por docenas, con un mal trago de ausencia de vez en cuando, con detalles tan pequeños como granos de arena pero que ni un vendaval puede apartar de su desierto por su desmesurado peso. Quien me haya visto alguna vez por ahí sabe que ando con un ejército de complejos impuestos, que le tengo terror a los payasos y que por mucho que me lo recuerden nunca voy a hacerme a la idea de que a alguien pueda interesarle lo que tenga que mostrar, porque mi arte no vale, porque mi música no estuvo nunca a la altura, porque no soy digno de la mujer que tenga, porque la fotografía no es lo mío y sobre todo, mis textos nunca me van a dar de comer, perdí años de mi vida creyendo todo eso y cuando en mi mente los desastres naturales ocurrieron, el saldo fue lamento.

Dicen que andando o permaneciendo estáticos no cambiamos el curso de las cosas, que hay personas destinadas a llegar, permanecer junto a nosotros toda una vida y no significar nada, otras por el contrario en un minuto pueden darle a tu vida un sentido, llegan, dan vuelta tu universo y desaparecen de nuevo, que casualidad, que causa, que consecuencia, que efecto, que Karma, que azar o fortuna.

Estamos sujetos a cambios, de vida, de ánimo, de gustos, estamos en constante interacción con un universo vivo, claro que van a cambiar las cosas más de una vez, incluso aunque mil veces siquiera nos enteremos de aquello, un guiño, un suspiro, un parpadeo o un tropiezo puede darle media vuelta a tu mapa y dejarte volviendo al lugar donde todo comenzó, bajo un cielo despejado, una mañana de Diciembre en la que no esperabas sentirte tan solo, pues ahí lo tienes, otra vez el infinito toma una curva y de nuevo el juego empieza, si tu vida cambia en un segundo, ¿Qué esperabas que suceda en todo un año?

Que no sabes bailar, que no podrás estar a la altura, dar la talla, que nadie confía, que nadie entiende, que no te enojes, que no pelees, que no vale la pena, que no saben lo que dicen, que no miden, que no es con mala intención, que ya no te quieren, que nunca has visto, que no sabes lo que se siente, que a mirarte a ti nadie se detiene, que tu voz nadie la oye, que tus letras no trascienden, que tus consejos no convienen, que tú, ejemplo no eres... Deberías dejar de pensar por lo demás y asumir que sabes lo que sienten, deberías soltar un poco más y aliviar tus ejes, deberías disfrutar un poco más, en el segundo siguiente quizás todo lo pierdes.

Odio las fiestas, esta época, la sensación de vacío, la ausencia impuesta, la vida es frágil, de toro y tierra, de Tigre, alfíl y néctar.


Felicidades.-

Pretender, ser, proteger.

Así que te resignaste y decidiste que ellos tenían razón, veo que les hiciste caso y que finalmente asumiste que tus logros no valen nada en este mercado de pulgas donde los vecinos siempre son mejores. Al fin cambiaste tus gustos, te adaptaste al ciclo natural de la madurez y la seriedad, me alegro por tí y por tu futuro, ese futuro sin sentido que te espera a la vuelta de la esquina donde cuando no tengas telas que te hagan sobresalir entre los demás, cuando tu piel esté lastimada y tus manos sucias por tocar el suelo otra vez, no vas a tener ni tu música deprimente, ni tus fotografías monocromo, mucho menos tus acordes y poemas, te volviste parte de lo que te pedían los demás, perteneces, ¿Ahora qué?Ya no eres, ya no tienes.

Veo que ya despertaste, que tus labios recuperaron su curvatura y que tu cabello vuelve a ser el que te gusta, que tus manos están manchadas de pintura y tus ojos se iluminan, veo que enfrentaste los complejos y que hoy donde hubo derrumbe reconstruiste, esta vez a tu gusto.

Ahora que estamos solos aquí dentro, en aquel salón sin luces que ves cuando miras hacia adentro, ahora que en la primaria de tu mente ya no hay quien se desprenda contigo de sus miedos y sus complejos lastimándote, que no te encierras ni pintas falsos egocentrismos en tus mejillas; abre los ojos, busca en el cielo la luz que te haga sonreír y sigue, reaviva el placer de mirarte y buscar en el fondo de tus pupilas ágiles la mueca que agita tu respiración, ejercita tus dolores, hazlos amenos, endulza las faltas con licor del sudor de tu pecho exquisito y canta, que gritar ahuyenta osos, pero cantar cura el alma.

Solos y desnudos de la piel hacia adentro, confidentes, huérfanos o absortos en el dolor de las festividades, juntos, estamos uno en el otro, somos el pasado y el presente, lo que te formó y quien eres hoy, somos el complemente entre causa y consecuencia, huella y camino, somos el genido que enmudece el eco de las voces que decían que no eras nadie, que para nada servías y que cualquier cosa que hicieras, por mucho amor que le inyectaras, no valía nada.

Te veo andar y confiar, detrás de él, protegida, te veo ver, te esucho reír, te siento ser, te quiero bien, te sigo con la mirada, te cuido sin pensar.

No deberíamos olvidarnos de que fuera de lo que digan los demás, el segundo antes de dormirnos, estamos sólos con nuestra voz interior, déjala cantar, cantar cura el alma.


TIGRE.-

Serás.

Sabrás, me conformo con verte, con respirar el aire que tus labios besan, me alcanza con que me rodee el calor de tu piel de Diciembre, que me cubra la misma sombra que te cubre en un día nublado, compartir, coexistir, complementar, nacer y vivir en la misma época y que los libros en sus poemas relaten nuestro pudor al besarnos entre sueños.

Verás, me sabe mal pero desconozco el talle de tu cintura, me basta con la seguridad que me da abrazarla frente a mí; cerca, tan cerca que no quepan ni los demonios que nos atormentan, que no sepan los verdugos si somos dos o sólo uno, tan, pero tan juntos, que los callejones nos resulten avenidas y que los canales de Venecia nos parezcan océanos de bohemia.

Comprenderás que no comprenda tus silencios, que soy daltónico al mundo si el monocromo de tus ojos es arco iris en mi tormenta, manifestación en la anarquía de las pléyades. Descubrirás en mi sonrisa que entre caramelo y carabelas navegamos aguas calmas, furia absurda, ansias brutas, frutas dulces, sucia astucia.

Disculparás que muerda tus hombros sin recaudo, pero tu piel tiene la conina que adormece mis penas pero me mata como a Sócrates, eres veneno y medicina, amnesia y proteína, violenta y femenina, demonio y celestina, te llamaré causa y consecuencia, te bautizo decencia y demencia.
Pensarás en estas letras y en el absurdo de las cuerdas de la guitarra que suena, te imaginarás desnuda entre mis piernas, con uno de mis brazos en tu espalda, con mi mano en tu cadera, dibujaré con mis uñas en tu vientre un pentagrama y tu gemido será música para los oídos del deseo dormido.


Caerán los muros de las mentes.



Que se detenga el mundo que quiero fotografiarlo, que tus letras me apuñalen, quiero absorberlas, que tu voz en mi recuerdo sean aroma de flor. Que tu tinta dé energía a mi brazo derecho y mis textos recorran la noche hasta el universo en el que estés, que entre tanta luna de miel la Luna no me espere cuando salgo a ver llover, quiero que el beat de la canción nos envuelva en la sábana que nos eleve hasta el Sol, nos haga subir como la bandera del amor, nadie sabe dónde estoy si estoy en tu rubor. Se me va otro verano se me escapa otro reclamo y se me pone vieja el alma esperando que el futuro nos encuentre cantando. Te diré que he aprendido a ver con los ojos entrecerrados el contraste de las cosas y la belleza de los libros, tanto tiempo amando los detalles y ahora puedo inmortalizarlos, letra y lente, disparos y mente, muerte y reír libremente, segundos que primero son instantes, luego eternas imágenes, sueño consciente, prueba permanente.

El vestido negro de la maga que viste de gala el mundo, sea donde sea, haga lo que haga, el rojo de sus labios dibujados, el temor al presente y sus lentes, una fotografía que guardo en el lugar donde dormimos plácidamente, sin placebos ni muñecas para adornar la noche del poema indeciso, sin claveles, sin misiles, sin pendientes. Leí, canté, escribí y tantas veces te encontré, nos hubiera puesto o no el destino aguas mediante. Me encontraste meditando imaginando el mediterráneo y sin embargo sin temor a sonar irreverente te plantaste me plantaste enfrente y me dijiste cosas que hoy son himnos en mis sueños decadentes. Décadas y décadas han sido plantadas como fronteras y han caído como muros en el antiguo Berlín Oeste, tiempo sin verte, tiempo sin escribirte, Lola, tiempo sin sentir el perfume de tu exceso cuando aprieto con ganas los dientes e intento hacerme fuerte para que el temporal no acabe por reecontrarnos en el medio de un desastre.

Suelo recostarme y pensar en qué colores vestirán tus sonrisas hoy, buscarte en los recortes antiguos y recordar la noche en que nos fuimos del parque andando, escondiendo de todos, de nosotros, el fuego que luego iluminaría las voces del coro que cantaría nuestra fábula de zorros y lunas o zorras y Lunes, o quizás era de borra y nubes, o eclipses y bares, tal vez de borrones y nuevas cuentas, perlas y teclas de un piano y velas iluminando salones, pinturas y lumbre, costumbre y candombes, estrellas y deslumbre.

Desprende mis besos.

Te acercas a mí vistiendo de Sol, abriendo los mantos para alzarte sobre ellos, tu vientre se pinta de luz para bailarle a mi voz. Te vistes de azul, de cielo y de blues, café de mañana y tabaco de arrullo, bella en el silencio, preciosa en el murmullo, te defiendes del ruido, indefenso suspiro, te maquillas el canto por no contaminar la boca, roja como el azar de los recuerdos, finos labios los de Lola, el cuello al arrebol, la mujer tatuada, el perdón en vano, la fricción del sabio, caramelo de milagro, suplicio y anestesia, amnesia y desamparo.

Leyendo un libro en un tren escarlata bajo un cielo negro tras un velo gris, vistiendo una bandera verde y pequeña, del tamaño de un pañuelo pero representando a un billón de corazones, a un lado tengo un cristal, al otro, unos cadáveres que gustan de moverse como si estuvieran vivos, incluso respirando, pero con un alma muerta y llena de vacío.

Esperando entre los neones de una estación silente que los carteles me miren diferente, que tu abrazo llegue como el reflejo intermitente en los lentes que visto para verte sin verte, que el humo sea vapor y el vapor la nube que nos lleve a resguardarnos bajo el mismo techo celeste.

Bajo las leyes del tiempo y el espacio se desenvuelven uno, dos, mil hilos de energía que nos une como redes, de qué será aquel lazo que nos une que aún sin saber hacia dónde vamos nos mantiene unidos sin habernos mirado siquiera una vez a los ojos, si escribo te describo, si leo te dibujo, si suspiro te exhalo, si respiro tu perfume me aborda, se hace motín en mi navío y te permite capitanear mis rutas, llévame a ti, a nadar en tu golfo, en el paraíso de tu morbo.

Desbordo de letras perdidas que quieren ser canción y en el vahído te canto una estrofa de la copla a la mujer perdida, besarás mis tatuajes, la Luna besa a la luz perpetua, desato los amarres, libero a la tropa del régimen total, dame tu sonrisa y a bailar si el mundo explota, lanza el dado, veremos qué toca, loco el acorde de mi guitarra rota, arráncame el dolor con un beso, desprende mi camisa y tu deseo usa como un puente, vente, vamos de vuelta al Sol entre café y tus labios, Lola, tu voz durmiente es artificio de los fuegos en el sexo prepotente.



Tigre.-

La Luna, su luz, el tiempo, tu aura.

¿Que diez años no son nada? Pues es muchísimo, es una década de sensaciones, una decena de primaveras, diez años es una pena excesiva para el inocente, mas una gentileza para el asesino, para el amor es un suspiro, para la ausencia un desafío. Diez años es medio tango aunque en dos por cuatro te pienso cada dos por tres, en la fuente de los deseos diez años es todo un botín, que de año en año los diez se cuentan con dos manos, las que no se sueltan aunque el tiempo azote y la distancia amenace.

En diez años nace el dueño de mis mejores "Te amo", muere otra vez la ilusión del padrinazgo y otra vez se reafirma la fuerza de los sentimientos; da igual los nombres, los títulos y el tiempo, da igual el color de los ojos, el tono de voz y el modo de ver las cosas, la vida no entiende de números y letras, en diez años muchos se van, nos dejan y allí a un lado del camino por el que andamos rengos de motivos, te iluminan dos ojos, una sonrisa y una Luna.


Diez años y otro más, diez vidas y una más, diez navidades y ni una noche de paz, se cae el cielo, se tropieza el Sol, se derrumban las montañas y en el medio del caos, donde sentimos que el final nos abraza, cerramos los ojos y nos asumimos derrotados. Acaricia la luz tu cuello mientras te lee un texto respecto a un amor que creías disuelto, te susurra al oído el tiempo que no te vayas, que tiempo al tiempo el mundo acabó en un beso.

Dale de tu voz un grito al viento, de tu fuerza un empujón al temor, de un golpe suelta las innecesarias cargas que a tu espalda te impiden ser y dejar de pensar. De un segundo a un siglo, de un paso a un camino, de un suspiro al jadeo de las deudas saldadas. Abraza en la distancia la luz tu aura.

Reflexión bancaria.

Mientras el eco de los gritos son fantasmas a los que se les da vuelta la cara, el mundo se regocija y a carcajadas se jacta del progreso del ser, se condena con la mano, se encajona con el codo, se escribe con la lengua, se borra con el morbo y así, seguimos dando vueltas como el universo en un circuito espiraloide que deriva en un centro vacío. Tanto tardamos en llegar que nos olvidamos a qué íbamos. Descreemos, pre juzgamos, encasillamos y defenestramos, al fin y al cabo, no será mi hija, ni mi madre, la mujer a la que amo no es del tipo, no se mete con nadie, no busca los problemas, pero claro, ella es madre de alguien, hija de tal y hay más de un ser que la ama incondicionalmente. Pero somos inmunes a todo, mas no a la inmundicia de creer que el mundo es justo y perfecto y sólo sufre quien lo merece, iluso, intrépidos e intrépidas que abordan el tren de la ignorancia hasta que, por supuesto, lloran por TV y piden una justicia que muere al intentar propagarse y se le acusa de exagerada, de oportunista, moralista y políticamente incorrecta. Yo, tú, Ella, vosotros, ellas, nosotrxs. Soy humano, de género masculino, soy sociedad, LA sociedad, soy amante de las palabras pero mi deidad es el lenguaje, que progresa y se adapta, como debería adaptarse el sueño a la realidad, como se adapta el cuerpo a la necesidad y como se adapta EL hombre a LA humanidad, si no defendemos la libertad, la inclusión nos termina dejando afuera.

Existiré mientras me leas regresar.

De entre todos los males, de tantos mares sin colores vengo yo a naufragar en el negro petróleo de tus ojos sin fondo. De tantos testamentos sobre los que prometí no orar vengo a pecar de profeta del mandamiento de tu pecho. De entre tanto bache y tanto pozo vengo a tropezar con los de tu sonrisa, una y otra vez, de lado a lado de tu presente, juré no perderme otra vez en las flores y las piezas de Chopin, aquí me ves, rendido al abismo que hay entre el rosa de tu abrigo y el rojo de tus manos, como un niño que desconoce los orgasmos o un texto que excita a las menos flexibles, a quien le hagan falta latidos que los robe del corazón mío, a quien le sobre capacidad para entender, que no le sobren las palabras y al que tenga miedo a la locura que no beba del manantial de tu espalda con la curva de los idiomas.

Transforma, implícita en los pictogramas de la comicidad como la verdad que entre broma y broma asoma. Te escribo entre bastidores de teatros sin canciones, me gana el pudor de saberte leyendo con ojos temblorosos y dedos inquietos, con aquel morbo inconsciente por verte protagonista de este deseo lleno de vértigo y memoria demente. En este plano perdido entre los indiferentes te encuentro desnuda y enfrente, nos separan tus labios imprudentes y mis ganas de morderte, no te traje para invitarte a una copa bajo el álamo de un cementerio diferente, no conozco un lugar más privado que este infinito blanco, donde se vinculan nuestras mentes, el espacio que yo invento y donde tu procedes a hacerte inquilina durante un tiempo indiferente que pasa por alto que existimos bajo su manto y nos deja libres de formalidades y etiquetas, dejemos la solemnidad para los conventos.

Estamos solos en esta inmensidad pulcra y ausente de relieves, estás frente a mí con tus pies descalzos y tus caderas bajo mis dígitos, ¿Preferirías que llueva? Pues ya tienes tus cabellos húmedos, no mires al cielo buscando razón, no busques un cielo, esta sala eterna existe porque existimos nosotros y si uno se marcha volveremos cada uno a su realidad, somos creadores y habitantes de un espacio único y condicional. A tu derecha una alfombra sobre la cual recostarte, tú decides el diseño, el color y cuánto abarca. De pronto estás recostada sobre ella y yo sobre ti, porque para eso nos trajo el escritor, descansa tu mano sobre mis tatuajes, el puente de mi nariz y la convexidad de mi frente reposan en tu abdomen, si mis labios se separan es culpa del perfume de tu cintura atrapada bajo la mía, si ha dejado de llover es porque tu pensamiento está sonriendo en otro beso ficticio.

No hay que ser magnífico para escribir mas hay que ser preciso para traerte al altar donde de pie te alzo en brazos con tus piernas en mi cadera y tus manos en mi cuello, la luz es tenue y tu cuerpo imprudente, no te muevas si el autor no te complace, no te quedes quieta si no quieres marcharte de mi reino intelectual, no muerdas mi boca si alejarte prefieres.


Tigre.-

Ante la duda, hazlo.



Ay vida mía
! Sí que puedes, mañana podrás, puedes hoy cantarle a quien cantando vuelve cualquier día un día distinto, prometedor, una noche de eclipses, una tarde de fortuna, capaz de lograr transformar un día normal en el día de suerte de Pier Nodoyuna. 

Podrás darme todas las instrucciones para bailar un Vals, pero no bailarás hasta que mi mano no le cumpla los caprichos a tu cintura saliendo a disfrutar compás tras compás. Porque me gusta que ante la duda no te quedes con las ganas, porque sólo los que se atreven saben lo que pudo pasar, porque podría pasarme un siglo contándote mi vida todo lo que querría, pero es más simple alegrarme por saber qué bello es vivir. Decirte que sin importar lo mal que estoy y lo poco que me quejo o lo bien que estoy y lo poco que me conformo en Andalucía hay un lugar para esconderse entre callejas estrechas y blancas. Porque me alegra la vista cuando amanecemos sin Rin Rin ni Tic Tac, me da vida saber que somos tinto y carbón, cerveza y bourbon, realidad y ficción, guitarra y acordeón, somos como las leyes, las de movimiento, somos acción y reacción.

Puedes llamarme como quieras, llámame pagafantas, llámame fino, llámame haciendo señales de humo, no me llames si no quieres, sólo vente, tarde, temprano y vengas cuando vengas, ven para quedarte

No te veo gozar y creo que es culpa de la noche, quizás también de mi confesión. La austera suerte  me alejó de tu canción final y mi bendita costumbre de haber nacido tan predispuesto a desobedecer me llevó tan cerca tuyo que terminé gastando mis días del Miércoles al Martes entre tu vientre y la taza de té del último cuarto creciente de la Luna en Buenos Aires. Uñas al metal y acordes al pasar, bajos, agudos y trastes aficionados, cuerdas locas, hielo al cielo, la miel de tu boca al borde de la copa embriagada en tus comisuras.

Espero que disfruten de mi sufrimiento, espero con el permiso de ustedes que la canela en rama como cigarro en su desayuno sea preámbulo del sexo matutino. Deseo con el alma que por matar a un gato juzguen a cualquiera como me condenan a mí por vivir a dieta de dietas y bajo la sombra del amor sin sombras, puesto que digan lo que digan, hagan lo que hagan, todo pasará y lo que deba ser será. Será Jazz, será Rock, será Funk, Refunk y Reggae del bueno, el Reggae sin ton. 

No hay que ser un pájaro para poder volar, no me vengan con eufemismos ni mediocridad, no quiero saber qué sucede tras el último palpitar, quiero levantarme cada mañana y empezar el día con una sonrisa para obsequiar, no jodan la marrana que yo de canciones no sé nada, que escribir tampoco se me da del todo bien, pero es lo que amo, por eso vivo, para eso escribo, para eso canto.

Gracias Kanka.