Una sonrisa para cambiar las mañanas.



Quién pudiera salvarnos de esta angustia discordante y monocromática, de andar andando sin sabernos ni mirarnos, el contacto más experimentado es el de la agenda y la mirada más sincera a la televisión, basta de dar voltaje a los aparatos y a conectar la pasión que no lleva cables ni contamina más que al corazón, dale volumen a tu voz y tu guitarra y basta de ensordecer con parlantes de cartón, vamos, que la vida no necesita un reloj inteligente para saber que la inteligencia cae y decrece como la arena marcando el tiempo, ven conmigo y siente, la luz al apagarse y el Sol al ascender sobre los montes de tu viaje a la regresión.

Nos vinimos a la nada para encontrar todo lo que perdimos entre teclas y pantallas, tú con tu guitarra, yo con mi cámara, tus papeles por suelos y mi ropa sobre ellos, sin forzar la mirada ni esquivarla, nos conocimos mirándonos ambos en el vidrio de la ventana del tren aquel, ninguno de nosotros sabía quién era el otro ni qué miraba, pero el hecho de tener los ojos abiertos y apuntando a otro lado que no fuera un dispositivo nos fascinaba. Con los años supe que esa madrugada en ese viaje y durante esa mirada estabas elucubrando en tu cabeza un texto con las letras que imaginabas que contenía mi nombre y no fallabas, hablabas del botón de mi camisa y el color de mis labios al sonreír, te referías a esa sonrisa para cambiar tus mañanas y te ponías a mi disposición para darme tu vida cada vez que me hiciera falta, no mentías, maldición, no lo hacías.



Amé las canciones que compusiste y tu obsesivo perfeccionismo no te dejó cantar jamás, le cantas al vacío y yo sé lo lejos que estás de estar solo, solo no estás, lo escribiste hace una década ya. Caigo ante la somnolencia y me sonrojo cuando como un maestro de las artes marciales, rápido, silencioso, llegas hasta mí para arroparme con una manta y vuelves a tu lugar favorito, para que sin importar el hilo musical que venías tejiendo cambies el rumbo y le des a las cuerdas la dulzura de tus manos que en mi piel tanto vicio generaron, dispones en el aire una brisa de sonidos como canción de cuna, hablas al silencio mientras tus dedos le hacen el amor a las cuerdas, no quiero apartarte de tu trance, no quiero que te alejes de mi alcance, frase tras frase elevas tu poesía y el viento presuroso agita los maderos de las celosías antiguas.

Eras un genio antes de ser un hombre, cuando nadie te lo permitía, cuando censuraban tu capacidad y tú censurabas tu ira, te sumiste en un extraño limbo en el que eras rey y lacayo, eras un antiguo caballero en defensa de la princesa que te ignoraba y fuiste alimentando así al verdadero héroe de la historia, no el protagonista, sino el que las que escribía. Creías que nadie leería tus palabras, que nadie podría disfrutarlas, pero estabas tan equivocado que no pudiste imaginar siquiera el rumbo de tu propia fábula, te desprestigiaste como tu peor enemigo, como el más íntimo y así enterraste a la confianza, hasta aquella mañana en que alguien robó descaradamente tu carta fantasma y la entregaron a la verdadera destinataria. Te sentiste traicionado y como con un puñal en la mano esperabas al sin vergüenza para darle muerte pero sin embargo te encontraste de frente con los ojos de la dama bañados en lágrimas, aturdido permaneciste inmóvil esperando una explicación pero un abrazo lleno de pasión fue lo que se te entregó, tu cuerpo se adormeció en la perfecta sensación y ella mirando tus ojos negros te obligó a nunca volver a ocultar tu creación, tu vida cambió de aquel presente hasta hoy, porque el mundo conoció a un hombre que renació de entre las cenizas de textos quemados, una suerte de Fénix literario, una suerte de canción.

Contaste la historia tan bajo que apenas se dejaba oír, no querías despertarme, no querías callar, querías pedirte perdón. Finalmente me dormí y no recuerdo otra cosa que tu cuerpo y su calor, con tu calma de siempre te uniste a mí en un sueño profundo y desnudo. Al despertarte fui lo primero que viste y vi tu boca antes que el Sol, entendí ese día a qué te referías cuando decías "Una sonrisa que cambiara tus mañanas" cambiaste las mías con el mismo arma, me recosté en tu pecho y te pedí una historia que me contaras, no fue la del día que te volviste escritor, ni la anécdota de la capilla, o la del viaje en bote, fue historia de cómo... Mejor lo dejo para otra página, la tinta escasea y sobran las palabras.


Lola.-

Vientre y tempestad.

Los veo mirarte y sé que se equivocan, gritando que tus ojos son de miel cuando sabemos que son almendra y anis, igual color, igual sabor y sobre todo, tan embriagadores como tales. Equivocados intentan buscar tu astro bajo tu cintura,  pero tu guardian natural es el Sol, que te sigue de cerca para que las ondas de tu cabello lloviendo virgen en tus tatuajes tiñan las fantasías de tus amantes color libertad. Tu altura y prepotencia disparejas contrastan matices como en una galería de arte macabra, las rimas en tu vientre y la tempestad en tu entrepiso son campos de concentración en los que recluido soy prisionero y soy penitenciario, para cumplir condena en tu pecho al natural, defender tu andar y cubrir tu espalda con la tinta negra de mi brazo más fuerte, envolviendo cual serpiente y raíz tu cintura completamente hasta que te eleves y dejes la Tierra, subas hasta mi mentón, me escuches rugir tu nombre, me dejes morder tu espasmo y vuelvas a ser libre posándote en el mantra.

Alguna vez prometí escribirte y lo he postergado tantas veces que tengo un posgrado en no hacerme cargo de la carga, es tiempo de volverte estrella en el cielo de quienes me leen, ellos ya te conocen y hasta el día en que ya no recuerden lo leído tú serás eterna, mientras queden tallados tus labios en mi cintura y este texto en un lugar donde leerlo serás libre e inmortal. Te conozco como un detallista puede conocerte, me envuelvo en tus gestos para bailar bajo las aguas danzantes de tu cadera incitando a la violencia, te noto venir antes de que gires tus pies para buscar mis ojos en lo alto, sé que observas sin mirar y que tu sonrisa es un patrimonio de la humanidad, inhumana tu forma de andar, desencadenante de mentes suicidas al no poder adorar tu pose de victoria y tu porte de batalla al desnudo y al llegar.

Contrabajo sexy que resuena en Abril de Mayo, en carmín de arroyo, en clavel y estropajos, tu nombre es el mejor tratado en tu nación y la mía unidas, tu misión es volver porque sufro si estás cerca y muero si me faltas, tú, tus piernas cubiertas, tu falda, tu noche en bata y mi mañana descamisada, dale locura a tus muslos bailando a mi alrededor que puedo mirarte hasta enceguecer, toma mi mano y ponla en tu lado incorrecto, voy a tallar en tus aristas la fórmula que los matemáticos crearon para explicarle a los filósofos lo que es estar enamorado, voy a darle de cenar a tu ombligo el metal que reposa sobre mi lengua y a tus sienes los casi doscientos centímetros de territorio para que seas soberana y alcaldesa, batallamos en la misma guerra con dos objetivos distintos, yo tenerte conmigo en cada malabar, tú hacer malabares para mirar mis ojos.

Tigre.-

39 Palabras, 300 textos.

Hace tiempo encontré por ahí una serie de imágenes con palabras "poco usadas" y sus definiciones y me pregunté si podría cerrar una idea general y construir un texto completo usando todas, devolviéndolas a la vida, dejo detalladas las mismas y sus significado, pensé que sería algo interesante para esta, la entrada nº 300 del blog.

Gracias por todo!

Primero, las palabras...

Efímero: Aquello que dura por un período muy corto de tiempo.
Superfluo: No necesario, que está de más.
Inefable: Algo tan increíble que no puede ser expresado en palabras.
Inconmensurable: Enorme, que no puede medirse.
Etéreo: Extremadamente delicado y ligero, algo fuera de este mundo.
Sempiterno: Que durará siempre; que, habiendo tenido principio, no tendrá fin.
Petricor: Es el nombre que revibe el olor que produce la lluvia al caer sobre suelos secos.
Perenne: Continuo, incesante, que no tiene intermisión.
Ojalá: Denota vivo deseo de que suceda algo.
Luminiscencia: Propiedad de un cuerpo de emitir una luz débil, pero visible en la oscuridad.
Compasión: Sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien.
Mondo: Limpio y libre de cosas añadidas o superfluas.
Infinito: Que no tiene ni puede tener fin ni término.
Ademán: Movimiento o actitud del cuerpo o de alguna parte suya con que se manifiesta disposición, intención o sentimiento.
Época: Un período de tiempo determinado en la historia o en la vida de una persona.
Bonhomía: Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento.
Soledad: Un estado de aislamiento o reclusión a ratos perfecto.
Resiliencia: Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
Melancolía: Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, que hace que quien la padece no encuentre gusto ni diversión en nada.
Nefelibata: Dicho de una persona soñadora que no se apercibe de la realidad.
Melifluo: Un sonido excesivamente dulce, suave o  delicado.
Elocuencia: El arte de hablar de modo eficaz para deleitar o conmover.
Efervescencia: Burbujas en cualquier tipo de líquido.
Ataraxia: Imperturbabilidad, serenidad.
Olvido: La acción, voluntaria o no, de dejar de recordar.
Iridiscencia: Fenómeno óptico donde el tono de la luz varía creando pequeños arcoiris.
Limerencia: Estado mental involuntario, propio de la atracción romántica por parte de una persona hacia otra.
Acendrado: Puro. Sin macha ni defecto.
Arrebol: Cuando las nubes adquieren un color rojo al ser iluminadas por los rayos del Sol.
Sonámbulo: Una persona que camina dormida.
Serendipia: Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta.
Alba: Primera luz del día antes de salir el Sol.
Epifanía: Un momento de sorpresiva revelación.
Incandescencia: Luz producida por altas temperaturas.
Nostalgia: Pena de verse ausente de la patria o de los amigos.
Inmarcesible: Que no puede marchitarse.
Aurora: Luz ténue y en tonos rosados que aparece justo antes de la salida del Sol.
Desenlace: La resolución de una historia.
 


 Ahora sí, el texto.




De la mano de otro loco que anda como si todo fuera poco, como si nada existiera fuera del pozo me llegó tu perfume al foco, se encendió la luz y como el tiempo nos pasó por encima, tuve que buscarte debajo de los escombros del sexo derrumbado, nos fuimos sumiendo en las alcantarillas del letargo y en el melifluo resurgimos como un fénix de vanguardia, nefelibatos de estación entre nefastos de almanaque, necesitados de la pasión y abordados por la limerencia del caso, culpa del olfato, del tacto, del gusto que nos encontró borracho de lívido y sin zapatos, desnudos desde los pies a los temblores del contrato, arrebato al arrebol del un sonámbulo del alba, epifanía compuesta en la nostalgia inmarcesible, dame una gota de tu flor y tu recuerdo será voces engalanando mi triunfo, fueron cien fuegos de la celebración y otros cientos del orgasmo sempiterno, cultivo perenne de reflejo iridiscente, tu cabello etéreo, acendrado y eterno.
Aunque al desenlace la aurora diga "Basta, el juego ha acabado" la ataraxia de los cuerpos vestirá de resiliencia el olvido de una época de elocuencia y mondo, menta y calabozo, una pinta en "Nunca Jamás", o un tabaco en Gibraltar. Soledad y compasión, un infinito ademán de ser bonito el elemento que te vuelve inefable, inconmensurable. El tiempo es superfluo, el viento adorno, el periplo un cuento y tu compasión un contorno, tu verdadero fondo es el fuego de tu exterior. Ojalá la melancolía fuera tan efímera como el petricor en un verano ausente, ojalá no hubiera encontrado en mi camino a la guerra tu paz, serendipia, quizás fue tu complejidad, tal vez bonhomía, la efervescencia de mi sangre si andas cerca, la luminiscencia de la luminosidad de tu incandescente, de los textos a las fuentes, de las calles a los puentes, de afluentes divergentes en océanos diferentes, de errores latentes y grandes referentes como caderas que divierten, supe hallarte entre los castillos que se desmoronan en la moralidad de las moralejas de carteles. En tu boca sin colores y tus ojos llorando fuerte sigo soñando con verte, seremos reales en alguna realidad, la nuestra o la de los demás.-



Tigre.-

Te observo en letras.



Por trigésimo quinta vez te olvidé hoy, sigue siendo en vano, me rindo a los pies del Sommier y abatido, sin filtros ni resoplidos, vuelvo a pensarte. Hoy volví a olvidarte y Madrid me ayudó a equivocarme, su lluvia apaga el ardor, fluyendo por mis manos me recuerda a tus dedos, acariciando las cicatrices del tiempo y el mal uso de los campos, nunca me enseñaste a seguir tus pasos, ni tus saltos, ni tus telas, ni tus mantos, otra vez te extraño, debería quizás hablarlo con  mi terapeuta o tal vez mi gato. 


Llevo más derrotas en esto que a los dados, acumulo olvidos que apuesto al siguiente día y los pierdo en la nostalgia de recordarte recordando lo mismo que me hace pensarte, repensarte, querer olvidarte, fallar y repetir, los ases de los dados de las llaves de la tarde de la bandera del lugar donde amé y reí.
No te vayas de mí, vete, déjame verte, no me mires así, el rímel de mi frase es el glasse de la fase en que mengua la Luna, la gracia de los desgraciados que se tienen entre si, si estando estoy perdido y ganarte es un buen partido entonces prendido a la curva de tu tatuaje Lola me siento vivo. Será que te observo y veo letras, que aún dormido entre papeles te pierdo y entre azulejo y Blueberry te pinto un sueño, meciendo un dragón, mereciendo ni barro ni galardón, será que te tuve cuando el mundo quedó a obscuras y nadie tuvo nada, será que te puedes ir o volver mil veces y siempre serás mía, porque tus detalles, esos que te hacen tan tú son míos, patrimonio nacional de mi tinta, puño y vida.
Los pocillos de tu sonrisa, tu boca maquillada tras la campera y la indecencia, la mirada del furor y el cambio de colores, las leguas de Verne y la lengua que resplandecía al verte, la deuda y el abrazo fuerte, ansias de tenerte y detalles que te vuelven un desastre inminente, un deseo constante y un recuerdo latente.


Tigre.-