Zorra vida, intensa suerte.



Me saco el sombrero, me tiendo a tus pies, me hundo en tu pelo, me muero en tu recuerdo, nuestro. Me asomo a ver el cielo, recuerdo que la Luna nos puso frente a frente, que la fortuna nos separó y una zorra leyenda nos mantiene eternos. La suerte es de los que tienen la fortuna de tenerse aunque no se tengan en absoluto, divagando me vuelvo hacia ti aunque no estés ahí, duermes, duermo también yo aquí, entonces ¿Qué hago viéndote tan cerca de mí, por qué tu perfume me invade los labios? Porque nunca perdimos el as que volvió un dado amuleto, un beso libertad y un sueño eterno, es mucho decir eso viviendo una realidad en la que todo es pasajero y culminante pero, si bien es cierto, la vida es frágil y las relaciones pasajeras, el amor es capaz de sobrevivir a ello. 

Sí, las personas trascienden y se alejan de otras, sí, nos separamos y hacemos de caminos distintos vías de escape, pero, disculpando lo absurdamente cursi de la afirmación, el amor es más fuerte. Amarse es más que escucharse cantar, verse bailar o disfrutar de una cena con velas y estrellas, es verse a la distancia y vibrar, recordarse con nostalgia, pensarse y soñarse con necesidad. Zorra, así es la vida, sí, te estoy llamando, zorra, intento que entiendas que todo sigue igual por muy distinto que parezca, maravillado me despierto por tenerte tan real en un tiempo donde todo es tan virtual, por sentirte tan eterna, incluso cuando todo es tan efímero, como la libertad, según Octavio Paz, como la fama, según Borges, como el rayo que te hizo inmortal en estas letras. 

Tigre.-

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