Sin puntos, sin Roma.

Una Gioconda, Mona Lisa no hay prisa, Iris sin pupila, brisa fresca, rezo en trizas, tiza y misa, plegaria que aterriza en el ombligo de su risa, mil y agrios, dulce neo par sin credos, amortiza el sudor, Dulcinea en la odisea, brea en tierra, suela suele arder en el correr de los dias, del magma fría, la caída de Ícaro, el tropiezo de la voluntad, camino al Tártaro, teatro tan tántrico, trágico acto bélico sobre las sábanas bálticas del tratado de San José, nadamos en torno al todo entonando agudos sopranos dentro del crisol de papel de arroz en la atroz colisión de los espirales y encordados, concordamos en espacio y lugar, en tiempo y placer vulgar, en finas guindas, timba y timbal, fuerza tribal, la siembra que recibe Dios cuando madruga, los dientes del regalo, armado de complejos, relojes y centavos, sentados en un banco para ver en blancos folios el color prestado, Guernica afortunado, aforismos hipócritas de descarte, Descartes fusilado en el baño de un bar, limón adornando ingratos, alza la mirada, salta de banca en banca, yerba santa, infusión franca, barcas, rachas, brujas y brasas, girasoles, giran genes, gritan goles, Girona, tirones, la cuerda te ahorca o te rescata del abismo de los Soles, grandes moles frente al espíritu sin moldes, aparten roles, lancen dados, cordones con drones, espías enfrentan pesadillas vacías, con mantas, comandas, cortadas, son caras, altas varas para cartas, Mar de Mármara, ampara la bala más bárbara, hijos del Sáhara, gigantes sin cáscara, lava para sanar las mañanas, As calma, vas blanca, alzas la palabra tan alta, astuta en el debate con Zaratustra, madre nuestra, padre suyo, brusca impronta y principios de Nietzsche en las botas, ruedan rotas pocas rocas, rubias notas, otras cosas, almendra en gotas, protegen otras bocas, al albor se alborota la caricia en el albornoz patriota y entre próxima y remota, entre derrota y derrota, tu voz complota, rompe los muros y la victoria brota, alta en el cielo, maga de anécdotas doctas.

Duelo entre la doña y Dolina

Bajando la rueda, muletas de San Juan, dormir bajo su espectro engrandece la ficción, enaltece su virtuosismo; la negra sabe que el motor no va sin una dosis de su paz, pierdo el control y los papeles, pierde tracción la piel deslizando hacia la eternidad, la fricción, la dicción audaz, la lección de un exámen que fallando nos llevó al centro del lugar, dos ojos negros y la siesta en el dulce panal del concierto anual, su gusto por crear y el mío por volar, valiente interpretación de la magnificencia lírica y literal, en Bagdad las mil y una noches se hacen pocas para dormir y despertar, se me hicieron deudas y en un saldo perdedor gané por el hoy, por el futuro y por la década perdida, dama de tierra y fauna, manos de espina, de espada y estigmas, rabietas truncas al sur de la Corea blanca, buscando ofertas en ferias al borde de las Américas, sin necesidad de regatear, el mejor trato lo hice hace años, y tantos, nos llevamos a la boca regaños y relámpagos, respiros y recibos, decoramos las habitaciones con medallas en el mar, no suelo alardear de fortuna pero la verdad es que tengo un siglo de ventaja para girar la ruleta a ciegas, después de todo, con lo que llevo ganado desde aquel primer abrazo, puedo morir victorioso aún llorando la racha de los cien años. 

Duelen las faltas, la amnesia duele entre tapa y cerveza, duele levantar la cabeza y resoplando vapor ver la avenida desierta noche tras noche, arde en las manos el frío de Martes, el viaje de Jueves y la gresca del Sábado, duelen el hambre y la frustración, los talones rotos, duelen unos más que otros, duelen tantos, tonos pocos, sanan limpios, coros locos, se abre el cielo, negros ojos, cura todos, lobos sueltos, tigres roncos, mi vida en un puño cerrado, su amor en el otro.

Si como dijo Dolina... La vida vale menos que el amor.

Te amo Pupe.