Zorra vida, intensa suerte.



Me saco el sombrero, me tiendo a tus pies, me hundo en tu pelo, me muero en tu recuerdo, nuestro. Me asomo a ver el cielo, recuerdo que la Luna nos puso frente a frente, que la fortuna nos separó y una zorra leyenda nos mantiene eternos. La suerte es de los que tienen la fortuna de tenerse aunque no se tengan en absoluto, divagando me vuelvo hacia ti aunque no estés ahí, duermes, duermo también yo aquí, entonces ¿Qué hago viéndote tan cerca de mí, por qué tu perfume me invade los labios? Porque nunca perdimos el as que volvió un dado amuleto, un beso libertad y un sueño eterno, es mucho decir eso viviendo una realidad en la que todo es pasajero y culminante pero, si bien es cierto, la vida es frágil y las relaciones pasajeras, el amor es capaz de sobrevivir a ello. 

Sí, las personas trascienden y se alejan de otras, sí, nos separamos y hacemos de caminos distintos vías de escape, pero, disculpando lo absurdamente cursi de la afirmación, el amor es más fuerte. Amarse es más que escucharse cantar, verse bailar o disfrutar de una cena con velas y estrellas, es verse a la distancia y vibrar, recordarse con nostalgia, pensarse y soñarse con necesidad. Zorra, así es la vida, sí, te estoy llamando, zorra, intento que entiendas que todo sigue igual por muy distinto que parezca, maravillado me despierto por tenerte tan real en un tiempo donde todo es tan virtual, por sentirte tan eterna, incluso cuando todo es tan efímero, como la libertad, según Octavio Paz, como la fama, según Borges, como el rayo que te hizo inmortal en estas letras. 

Tigre.-

Temporada de paz.-

El censor es uno mismo, también el crítico más cruel y penitente.

Mascarita de colores te perdiste en un carnaval prepotente que llegó temprano y se nos fue antes de que tengamos tiempo de despedirlo. En tu disfraz de muñeca se terminaron las domas porque mujer con ojos de celofán en tus muecas se perdieron los residuos de aquella pena que parecía perpetua, hay un pimpollo en tu cabello, tu aroma lo perfuma, tus formas lo embellecen, tu boca la envuelve y en tu beso florece.

Femenina, precisa, te mueves en mis sueños como si fuera de tu pertenencia el planeta de mi mente, detente a leerme y deja que tu piel sea tatuada por los poetas cobardes que le escriben al milagro de tu espalda y tus mejillas de risa contagiosa. Loto como no querer verte florecer, se tornan las falacias cadentes cuando tus caderas andan desnudas por el puente que construí entre tu simpleza y tu vientre. Te llevaste mi paz en la mirada que me negaste, me hice autor para hacerte canción en un temporal sin tiempo ni temporada, sin estaciones, ni de climas ni de trenes, fuiste punto de partida, inflexión y quiebre, llegada en el alcance de tu iris de origami. Me recuerdas a un texto que nunca escribí en tu honor pero que por ti pinté en el plexo de mis soles.

Tu arte le ponen un signo de exclamación a las letras que escribía cuando fantaseaba con tus labios dirigentes, tus pupilas sin dueño, tus talones libres, tus párpados vírgenes y el arco de tu cintura para traerme de las orejas a esta fiesta de ver cómo eres cuando no te importa ser ni parecer diferente, dame algo de eso que te define tan drásticamente como lo más bello que tuve el placer de alguna vez  tener enfrente.

Dame paz, dale la vuelta a este pasar sin suerte.

Gracias.

Fotos:

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