Vientre y tempestad.

Los veo mirarte y sé que se equivocan, gritando que tus ojos son de miel cuando sabemos que son almendra y anis, igual color, igual sabor y sobre todo, tan embriagadores como tales. Equivocados intentan buscar tu astro bajo tu cintura,  pero tu guardian natural es el Sol, que te sigue de cerca para que las ondas de tu cabello lloviendo virgen en tus tatuajes tiñan las fantasías de tus amantes color libertad. Tu altura y prepotencia disparejas contrastan matices como en una galería de arte macabra, las rimas en tu vientre y la tempestad en tu entrepiso son campos de concentración en los que recluido soy prisionero y soy penitenciario, para cumplir condena en tu pecho al natural, defender tu andar y cubrir tu espalda con la tinta negra de mi brazo más fuerte, envolviendo cual serpiente y raíz tu cintura completamente hasta que te eleves y dejes la Tierra, subas hasta mi mentón, me escuches rugir tu nombre, me dejes morder tu espasmo y vuelvas a ser libre posándote en el mantra.

Alguna vez prometí escribirte y lo he postergado tantas veces que tengo un posgrado en no hacerme cargo de la carga, es tiempo de volverte estrella en el cielo de quienes me leen, ellos ya te conocen y hasta el día en que ya no recuerden lo leído tú serás eterna, mientras queden tallados tus labios en mi cintura y este texto en un lugar donde leerlo serás libre e inmortal. Te conozco como un detallista puede conocerte, me envuelvo en tus gestos para bailar bajo las aguas danzantes de tu cadera incitando a la violencia, te noto venir antes de que gires tus pies para buscar mis ojos en lo alto, sé que observas sin mirar y que tu sonrisa es un patrimonio de la humanidad, inhumana tu forma de andar, desencadenante de mentes suicidas al no poder adorar tu pose de victoria y tu porte de batalla al desnudo y al llegar.

Contrabajo sexy que resuena en Abril de Mayo, en carmín de arroyo, en clavel y estropajos, tu nombre es el mejor tratado en tu nación y la mía unidas, tu misión es volver porque sufro si estás cerca y muero si me faltas, tú, tus piernas cubiertas, tu falda, tu noche en bata y mi mañana descamisada, dale locura a tus muslos bailando a mi alrededor que puedo mirarte hasta enceguecer, toma mi mano y ponla en tu lado incorrecto, voy a tallar en tus aristas la fórmula que los matemáticos crearon para explicarle a los filósofos lo que es estar enamorado, voy a darle de cenar a tu ombligo el metal que reposa sobre mi lengua y a tus sienes los casi doscientos centímetros de territorio para que seas soberana y alcaldesa, batallamos en la misma guerra con dos objetivos distintos, yo tenerte conmigo en cada malabar, tú hacer malabares para mirar mis ojos.

Tigre.-

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