Eclipse ficticio, pero real.

Tras algunos sorbos de café pensando y repensando la página que leí en el diario de Lola, dejo pasar unos minutos y lo vuelvo a abrir, vuelta de hoja, algo más tendrá para decir...

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Un rugido recorre los pasillos y excede los techos, un fulgor emiten sus dos ojos mientras muerde a su presa, presa de sus garras, perdida en el placer y la rendición. Primero fue el huevo, luego la gallina y por último sus manchas a lo ancho de su cuerpo. La noche cae en el Sur de los peregrinos, la vida fluye en un cáliz de papel, el Sol brilla y el grafito lo refleja, la Luna es Luna por muy cubierto que esté el cielo. La mira a los ojos aunque no haya una sola lámpara encendida, le grita amenazante aunque el eco no exista; la respira, la huele, la acaricia como ablandando la carne que será su cena. El eclipse no existió más que en sus sueños, el perfume no fue más que un espejismo, el orgasmo no es orgasmo si se adeuda, sus mejillas rojas se persignan, tiene el cuello sostenido por una garra anaranjada, tiene tanto para dar que no da más de sí. 

Cada persona es un mundo, cada mundo con su himno, cada texto su historia y la suya es una fábula, son tiempo y tono, son todo nada, un mar de llaves y ni una puerta cerrada, una sola gota de sudor que inunda el alma, una sola emoción que mueve montañas, un sólo corazón que tanto extraña, una página en blanco y el amor en tablas, un jaque al temor, un mate de palabra. Tiene una porción de vida por cada lugar por el que anda, tiene una sola prisión, el tiempo que le falta. No me digan que les hace falta, le falta fuerza para enfrentar a la nostalgia, le falta espacio para andar, le sobra amor para su semejanza, sangre de su sangre, familia somos, del polvo venimos con cien pájaros en mano, con un soneto despiadado y un tango en el piano. 


Aturde tu grito, rugido de santos, acude a tu auxilio el felino humano, altura del manto, lujuria y espanto, ha perdido tanto por querer ser blando, ha lastimado en vano por andar sin llantos, llueva o no en la calle llueve dentro de su coraza y casco, yo no quiero ser testigo de sus ojos rojos, ni partícipe de su loco andar, yo quiero ser parte de su primer salto y quiero acariciarlo mientras duerme después. 

Quiero un Tigre, todos queremos un Tigre que nos salve de una fiera peor.

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Gracias por el cariño y la difusión, es todo un honor para mí escribir para ustedes, de más está decir que tienen la página de Facebook para estar al tanto de las novedades https://www.facebook.com/NeuronalRevolutionBlog y que son libres de comentar, sugerir, etc. tanto como quieran. 

Texto profundo, sentido como pocos. Escrito camino a casa, en cuarenta minutos. Como en los viejos tiempos, no hay mal que por bien no venga.

Buenas vibras, buena vida. Fuerza, pasión y poesía.


TIGRE.-

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