Del último bostezo al primer suspiro.



Desperté con la lengua hinchada, cargada de balas como dagas de plata, palabras sabias, sanas, pardas y blancas. Balas como palas, balas como sábanas, sílabas magas, mega palabras.

Desperté habiendo soñado al fotógrafo mudo, él y sus sueños, sus penas y sus Glorias, la dominante de La menor, el dominio sin dueño, el Domingo fin de milenio.

Me escuché rodeado en fama, me encontré tendido en la cama, besando almendra, degustando miel, penetrando libertad.

Velo de expectativa, manto de piedad, tu cuerpo cubierto con seda, mi cuerpo mojado en tu sal, tu espalda mapa de mis yemas, tus piernas puente a la lesión.

Astros perdidos, sorprendido olvido, mujeres y niños, tulipanes y lirio, dedicación o martirio, un último beso aún tibio, perfidia o prejuicio, mística, yo mismo.

Soñé el bronce, soñé el platino, el viejo, el nono, el libro mismo, soñé mil noches, la una de los ladrones, el uno de los dados, el rojo de su infidencia, el primer eclipse del siglo.


Tigre.-

2 comentarios:

  1. Es bueno amanecer con tanto ritmo y tanto sueño entre los labios. Así se contaminan las mejores plumas de palabras afiebradas, locas por parir poesía...

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  2. yo los conozco, son ocho los monos:
    Pocho, Toto, Cholo, Tom,
    Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo.
    Yo pongo los votos sólo por Rodolfo,
    los otros son locos, yo los conozco, no los soporto.
    pensalo....

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