Lados Opuestos 2da Parte.


-El punto es que mi hermano y ella comenzaron una discusión completamente estúpida, él se subió a su coche y se marchó, mi madre se dio vuelta, me dio una bofetada y se encerró con llave en su habitación… -El tono se fue colmando de rencor e ira.

-Así fue que cargué mi bolso con cuanto pude y me fui de allí, no conozco la zona ni su gente, lo primero que se me ocurrió fue esta iglesia. La vi cuando mi hermano me trajo a media tarde.

Will me graficaba cada gesto, entonaba, imitaba, tanto que logró conmoverme mientras me relataba la historia, se aclaró la garganta, me dijo que la expresión en mi rostro era todo un cumplido y continuó.

-Este no es un lugar para alguien que quiere huir de alguna realidad, es triste y deprimente, lúgubre, da miedo, no es la mejor elección pero…

-Qué hacés parado frente a mi.- Interrumpió “Alma”

-Yo no vengo ni a olvidar ni a huir Lara, sólo vengo a estar tranquilo.- Explicó mi amigo.

-No me llames Lara, lo odio.- Se quejó con tono eufórico.

Will sonrió y sin cambiar su clásico tono relajado dijo:

-Dijiste “Quienes mucho me conocen me llaman Alma”.- Hizo un ademán con sus manos como si presentara algo y concluyó…

-No te conozco en lo más mínimo, por qué habría de llamarte por tal nombre.- Levantó las cejas y esperó.

-Está bien.- Dijo ella en voz baja –Te cedo el privilegio, a partir de este momento estás en todo tu derecho de llamarme “Alma”, pero por favor no repitas mi nombre.- Suplicó con ojos tristes.

Algo sonó a lo lejos, un golpe, como si hubiera chocado madera contra madera, Alma abrió sus ojos cuanto le fue posible, aterrada, tomó aire para hablar pero él se lo impidió tapando su boca de finos labios con uno de sus dedos, largo y delgado, de yemas gastadas por el raspar de las cuerdas de la guitarra; la miró a los ojos, deteniéndose un instante en su iris, verde en los extremos y gradualmente oscureciéndose hasta morir en un marrón tan fuerte como el negro de sus pupilas; volvió en sí y sin dejar de mantenerla en silencio la tomó por la cintura y la alejó por detrás del telón hasta encontrar una pequeña puerta, casi invisible, con cuidado la abrió y ambos ingresaron a una habitación de no más de dos metros por dos metros, sonó muy bajo la traba mientras el último haz de luz  fallecía dejándolos completamente a ciegas, se escuchó un ruido metálico sucedido por un chasquido y por fin la lumbre del encendedor plateado se encendió, Will lo acercó a un velón para encenderlo, apagó la llama con olor a bencina cerrando la tapa y dejó resbalar el mechero en su bolsillo. Varios golpes más se oyeron provenientes de afuera, según me contó mi amigo, el rostro de Alma empalideció levemente, destacando así el color de sus ojos y el negro de sus cabellos, que llovían por toda su cara.
Un gran estruendo sacudió el lugar y ambos se miraron, él no me lo dijo, pero estoy seguro de que estaba nervioso y asustado, y aún más seguro de que ella nunca lo notó.
El pequeño cuarto en el que estaban era extremadamente incómodo, con cosas arrumbadas a un lado, un espejo en su opuesto, varias velas de varios tamaños, dos sotanas colgando y tantos otros objetos, probablemente no hubiera entrado ni una sola persona más, pero era lo suficientemente amplio como para que ellos dos se escondieran de lo que fuere que causaba semejante alboroto afuera.

Alma empezó a recuperar el tono normal de su piel, aún pálido, pero normal, lo miró a Will a los ojos, sólo iluminados por la llama del velón y dijo:

-Tengo varias preguntas que hacerte…- Sus pupilas se movían por todo el hombre que tenía delante.

-Te escucho atento, si me es posible, sin dudas tendrás cada una de tus respuestas.-Contestó con aires de duda.

Lara tomó aire y casi sin separar sus labios para hablar comenzó.

-¿Cuál es tu nombre?¿Qué haces en esta iglesia, en este momento?¿Cómo demonios conocías este lugar?¿Qué es todo eso que se escucha del otro lado?- Como marcando el final volvió a respirar y lo miró fijamente.

-Creo que puedo contestar a cada una de tus preguntas, al menos lo intentaré.-
Se acomodó entre las cosas tiradas por el piso y aguardó a que ella hiciera lo mismo, segundos más tarde, ya sentados los dos empezó a responder muy tranquilo.

-Me dicen Tigre, me dicen Will, con eso alcanza, no creo que necesites saber mi nombre. En cuanto a qué hago en esta iglesia y cómo sé de este cuarto en particular son la misma respuesta, mi abuela pasaba horas y horas en este lugar, viniendo a acompañarla y ayudarla fue que supe de esta habitación casi secreta. Respecto de qué es lo que hay de aquel lado, qué provoca semejantes ruidos, no es la primera vez que llega a mis oídos este asunto, aunque sí debo admitir que nunca había estado presente durante el fenómeno. Según sé, desde hace un tiempo se han oído disturbios, gente que irrumpe por la noche sin motivo aparente y se marcha antes de que alguien pueda atraparlos; yo particularmente no creo en la teoría de actos vandálicos, creo que algo más los trae a este lugar y quizás hoy sea cuando sacie mis dudas.- Bajó la mirada, la volvió a mirar a Alma detenidamente, como anunciando el final de su turno.

No logro imaginar la expresión en los ojos de la joven, pánico, incredulidad, Will acabada de expresar que ese día planeaba averiguar qué era lo que buscaba quien fuera que profanaba el lugar por las noches.

Lara no fue capaz de articular palabra, lo miraba fijamente intentando entender a qué se refería.

-Tranquila.- Dijo por fin rompiendo el silencio.
-No sé qué puedo encontrar de aquel lado del telón, pero no voy a arriesgarte bajo ningún punto de vista, sé perfectamente qué hacer.-



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Espero vaya gustando, espero estén muy bien, espero verlos acá en unos días cuando suba el final. 

Les deseo muy buenos días de ahora y hasta el próximo encuentro.

Gracias, infinitamente.




Will.-

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