No morirás como un vagabundo.



Sigo viajando, sigo esperando, a mi lado ella mira el paisaje, verde paisaje de cuento romántico, sus gafas obscuras amainan al Sol furioso y el viento en un revuelo de aroma a tango y flores me lanza su cabello a la cara para que éste me acaricie la piel, sonrío sintiendo el cosquilleo y parpadeo algunas veces, miro por mi ventana y escribo en el pergamino de mi mente una frase que olvidé, suspiro un susurro, susurro una infidencia y sus manos despeinan mi depresión, "Olvídame" me dijo y España quedó muda, "Envídiame" le respondí, "Envídiame pues tengo el don de morir con los recuerdos intactos, con el alma entera y el corazón en pedazos."

Volteó a ver el ocaso y una gota interrumpió su enfado, llueve con Sol, una anciana festeja, una paleta de colores se desprenden del cielo, Lola parece intacta, yo, que puedo ver más allá de sus ojos sé lo que piensa y por qué, yo que la conozco más que tantos otros retraigo mis uñas. Se giró a verme con ojos llenos de énfasis y bufando, "No puedes irte si te lo pido, no puedes dejarme si te necesito." Lanzó a discreción sobre el lago que cruzamos, la lluvia cubría el parque y los tonos volaban al Sur, "No puedes morir si te escribo, te describo y te inmortalizo, no porque no vaya a dejarte, sino porque otros tendrán la oportunidad de conocerte." y con suma limpieza aparté mi mano del volante y puse su mano sobre la herida... "Aún late, mientras lo haga no podrán separarte de mis ganas de amarte, mientras duela será tu beso lo que me mantenga con vida, cuando se detenga serás tu la encargada de que mi esencia no te deje, Lola." Y fue el tiempo y fue el clima, fue el asfalto, la tierra y las espigas, fueron las bodas, fueron los equinos, los testigos de la mirada de un hombre normal, la vida se partió para él y el mundo de ella se partió también, el precio del recuerdo eterno es el dolor eterno, si me hubieran dado un doblón por cada vez que Lola estuvo a punto de decir algo y calló sería rico, mas si fuera por cada vez que sonrió sería sólo un vagabundo.

Llegamos por la noche y Lola no logró mantenerse despierta durante el final del viaje, la arropé con mi saco de gala y la dejé que se vuelva parte su sueño de las luces escasas del camino. Apagué el motor, la noche y la cargué hasta el sofá de la sala de estar, la recosté y volvió sólo un poco a la realidad, lo suficiente para acariciar mi cuello y susurrarme su demanda "Si vas a dejarme quiero pedirte un único detalle, tu cuaderno, si es que me vuelvo perpetua en tus textos entonces cuando te vayas, cuando tu corazón diga basta, quiero tener en mis manos tu elixir de inmortalidad."...




"Mi memoria es tuya entonces, el día que parta podrás ser dueña de mis papeles y mis sentimientos. " Dijo él y así selló nuestra eternidad, me hizo no solo leyenda, sino además poseedora de mi propia inmensidad.

Así lo extraño y lo pierdo cada día, así lo mantengo con vida y mantengo mi esencia inagotable, reescribiendo el alma que dejó en mis manos.


Lola. -

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