Juglar y brujo.

Realmente sientes la necesidad de leerme?
Tengo la seguridad de que si sigo mirando por la ventanilla algo voy a ver, algo más que el amargo ecosistema de este lado del vidrio, bocas que bailan y bailaran el resto del viaje en murmullos y quejidos, historias de luchas y mujeres, el pan, el vino y el karma.
Un beso a la deriva me adormece y calma, como hipnosis y morfina, un castillo al pasar me convierte en juglar, una hoguera en brujo, un perfume en placer y un brillo en daga.
Acoplo a mis textos países, nombres e imágenes, los revuelvo y los hago amigos, puedo jugar a hacerlos felices, puedo llevarlos a volar conmigo, como la noche que volaste entre mis brazos, la noche que quisiste conocer lo que había más allá de la estrella que reclamaste tuya, la noche que viste mis alas brillar y acariciaste una sonrisa, la noche que acabas de recordar, otra noche que nunca existió.


Will.-

Tierra y galope.

¿Sentís el Soul corriendo por la habitación?
Me acuerdo cuando corriendo una cortina el fugitivo Sol se metía entre los árboles de un bosquecito medio viejo para pegarme de frente en la cara, y yo, recién despierto le decía "Buen día" con los ojos entreabiertos, escondiendo en mi bolsillo las esquirlas del sueño intrincado de la noche anterior, toda una oda a la simpleza, todo un detalle para un romántico.
Recuerdo que me sentaba a tomar un té muy barato y rendidor en una mesa de madera, en una taza de lata, y a fumar un tabaco y un pétalo de sal; que con los pies embarrados hasta el hartazgo caminaba rutas vírgenes, antiguas y llenas de polvo y huellas. A veces, cuando los afortunados de turno no estaban, era más facil robarse una yegua del establo poco vigilado para que el viaje sea más placentero, y juro que así era; al ritmo del galope, del trote o el paso lento, con un par de canciones viejas en la garganta y la misma mirada inquisidora de siempre, cubriéndola con una palma cuando el viento y su furia nos bañaba de tierra con olor a ozono. La tormenta solía hacerse presente a media ida; pero a media vuelta, los dos lomos seguían de paseo, y cantando juntos, hablando de cosas que jamás se sabrán.
No es un secreto que siempre fuí un soñador, y ese establo, con esa tormenta y esa compañía silente, a la luz de esa hoguera rústica, eran el motivo perfecto para dejar el asfalto y la niebla tóxica de lado por algunos suspiros, para ser mago o amante, escritor o noble; un momento irrepetible para navegar la inmensidad y palpar lo imposible, sentir ese crudo aroma del fuego y el agua en el techo de chapa, una eterna solución a los problemas de inspiración.


Will.-

Gustó? A mí si. Gracias a la mujer que amo, gracias a todos.

Aplausos desde el otro lado.

Que vago el recuerdo que quedó de aquella noche en que la que fuimos Soles. Vagos los textos, vagos los versos, vago el sentido de la orientación cuando la brújula nos guía, vaga la magia, vago el ritmo y vago el sentido.
Porque cuando perdemos algo, sin poder hacer nada, es vago el dolor, que nos aplasta pero no nos deja llorar, que nos invoca en un mismo lugar, solo por ese ritual de condescender, es vago el que no lucha, es vago el que se oculta, porque vago es el no corre a buscar lo que desea, y vago el que no vuelve por lo que olvidó. Chillamos como chicos por sutilezas, cuando en otro lado, otro vago, está durmiendo entre cartones, porque las televisiones nos separan de nuestros ansiados y nuestros queridos, porque cuando todo se apaga a nuestro alrededor, cerramos los ojos para intentar dormir, sin buscar en la nada una respuesta al hueco libre en cada cama. Y la noche cae y con ella la bruma, y en ella siempre está ella, porque ella es la niebla sobre los rieles, ese frío en la espalda y esa antorcha en la nocturna batalla, esa calma en la ira, esa locura en el astío, ella es alma, ella es aura, ella es más que la sombra fugaz en un pasillo lúgubre.
Escribimos porque nos parece que así las cosas duelen, pero ella no vuelve, entonces escribir pierde sentido, pero leemos, y allí está la llave de la nueva habitación, en las palabras de otro loco que hace ovillos de metáforas, el tipo que pierde más de lo que gana y gana jugando sin trampa, el que escribe para su amor, para sus faltas, para su conciencia y sus guitarras, el que no faltar intenta, el que concilia los acordes con las balas, el que en la estación, en el balcón o en la nostalgia sabe que la ausencia no es la carencia, la ausencia es cuando uno siente que en ningún lugar del infinito habrá alguien que aplauda.

Will.-

Entre nubes y escarcha.

Quedó pendiente una campanada del otro lado del río.
Mientras el frío me hace llorar de frío, y el viento me despierta entre caos y silencios, con las manos en los bolsillos y los párpados pegados camino y camino. La llovinzna se regodea con su aire prepotente y me rodea en lo que queda del invierno emergente. Un diario es cobija, un banco cama, un homicidio es historia, un grito alarma. Pálidos los pisos que visten de escarcha nacen, crecen, se reproducen y mueren, bajo mis pies, bajo las pausas, bajo el misterio de las nubes que no son techos ni jaulas.
El tiempo que baila, el perro que ladra, la loca que canta y tu adios que sangra, el texto triste que odias, la vida cruel que espanta, la sonrisa del autor, la pasión del que lee, el día más feliz, la madrugada y el alba, la bandera con sangre,la espada con sudor y en el Sur mis cartas.


Así vine, así me voy, escrito corto y al paso, sin foto siquiera, no es triste, no es sufrido, es un texto más. Espero guste, pronto vendrá otro, de ser posible, un poco más elaborado.


Buen fin de semana para todos!


Will.-

Locura de Santo.

Me silencia la extrema belleza de tus ojos.
Corro por correr y en el estallido de un relámpago me dejas suspendido en el aire entre rayos de un púrpura fugaz, así que cierro mis párpados sin más, me recuesto en el encierro de tu hechizo y dejo mi cuerpo reposado en la altura.
Así tus piernas se mueven velozmente, corres hacia mí, despliegas las alas y me alcanzas, abres tus ojos y una mirada que dejas brillar me atraviesa como una luz de magia y piedad, se escuda con un par de piernas dignas del paraíso y finalmente con un roce de tus labios me desencadenas y me dejas caer con más suavidad que la que carga el beso de un adios sufrido. El manto de locura que me impregna despacio se vuelve capa del héroe, y como un tornado subo en un giro, me levanto. Ya de pié cierro mis puños y te miro allí tan cerca, tan lejos, te veo y sonrío, te leo, te escribo.
Hago una media sonrisa con el lado derecho de mi boca, agacho la cabeza y despeino mi nuca, me siento vivo, me siento un santo.



Will.-

As de labios rojos.

Arde el Sol, arde la sal en la herida abierta, arde mi mar cuando tu piel no se baña en él. Sana la piel, sana el viento que me sopla los registros al oído, sana el mar, cuando es mar de amor entre el suelo y tu cuerpo. Silba un ángel los piropos del tal vez, el pelo corto, las cuerdas más gastadas que nunca, tu guitarra ríe como si hablara por vos, y tus dedos bailando en su cuello te llevan al vientre de la canción, al mástil donde se iza el sexo. Vos te uniste a mí y en una jugada sin cartas jugamos a la locura, por intentar, gané y no me arrepiento, gané y el rojo de tus labios son un as de corazón en mi mano más afortunada.



Post corto, lo sé, pero a pesar de su extensión, espero no decepcionarlos.

Buena semana, les deseo una gran semana.


Will.-