Locura de Santo.

Me silencia la extrema belleza de tus ojos.
Corro por correr y en el estallido de un relámpago me dejas suspendido en el aire entre rayos de un púrpura fugaz, así que cierro mis párpados sin más, me recuesto en el encierro de tu hechizo y dejo mi cuerpo reposado en la altura.
Así tus piernas se mueven velozmente, corres hacia mí, despliegas las alas y me alcanzas, abres tus ojos y una mirada que dejas brillar me atraviesa como una luz de magia y piedad, se escuda con un par de piernas dignas del paraíso y finalmente con un roce de tus labios me desencadenas y me dejas caer con más suavidad que la que carga el beso de un adios sufrido. El manto de locura que me impregna despacio se vuelve capa del héroe, y como un tornado subo en un giro, me levanto. Ya de pié cierro mis puños y te miro allí tan cerca, tan lejos, te veo y sonrío, te leo, te escribo.
Hago una media sonrisa con el lado derecho de mi boca, agacho la cabeza y despeino mi nuca, me siento vivo, me siento un santo.



Will.-

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