Refugio.



Es imposible medir la fuerza de un objeto o sujeto en reposo, es en el esfuerzo cuando podemos demostrarnos y demostrarles nuestras capacidades, quedarse quieto es una decisión y un modo de existir, quedarse de pie es no rendirse y rendirse es catalizador, somos culpables de todo lo que nos rodea e influye sobre nosotros, el tiempo que nos golpea, el viento que nos sacude, la sal que nos oxida y la mujer que nos abraza, somos causa y podemos ser efecto, somos un individuo y podemos ser masa, molde y coraza, vestidura en la derrota y desgarro en la victoria, vertiente, valientes que envalentonen a los displicentes, bendiciones a los infantes e infarto a los mediocres.

En un mundo salvaje de hombres de traje y ultrajes varios escribir en una farsa de transporte es atentar contra los caminos, abochornados observan cómo las personas menos decentes cantan sin decir nada, mueven sus pies vaya uno a saber bajo qué voz, se miran y sonríen desconocidos, se conocen y se olvidan, se imaginan y se mortifican, estudian, se maravillan y se reinventan en una sonrisa, se aman en el plebiscito que los encadena, sin embargo, las ataduras de sus manos no son esclavitud sino compromiso y contacto, contacto urbano, cercano y soberano.


Reposa para descansar y recuperar fuerzas, no para esconderte de lo que te asusta de ahí fuera.


Tigre.-

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