Ser sin serlo.

El pasado Domingo fue el día de las madres al menos en mi país, esto es algo de tanto que tengo para opinar respecto a ello.



Repleta mi sangre de tus logros y tus monólogos, como escopetas en mis ojos las miradas de tus tonos y de tus matices un poco. Moños para la gala de los quimonos y en tus proyectos almendra y polvo, de sorbo en sorbo el limón de tus latidos a-rítmicos y el morbo. Ímpetu y coraje en lo lóbrego, un borrego en tus formalidades y una bestia en tu ropaje, acetato para tus manos y aguacate de tus  facultades, la repostería de tus inexpertas recetas y la voluntad de tu maternidad ajena, tus ojos negros de crianza pura y lamento, una madre sin serlo, responsabilidad absurda y tu vientre en curda, tu mueca de fastidio ante el calor del infierno y la mordida de las hormigas en tu piel de primavera. De mi madre postiza aprendí que criar es tan duro como parir, distinguir entre los hombres y los salvajes es tu fuerte, aunque te cueste la madrugada tu bondad todo lo puede, pese a tu tiempo y remordimiento brilla tu luz en mi pueblo, tu niña es tu reflejo de la raíz que llevas en las venas. En tu día de la madre tienes tanto derecho a un texto como a un chocolate negro en tu hábil mano izquierda, con tus caprichos construyes un manantial el Viernes que por fin te encuentro, sentada en mi cama con el abrazo presto, con tus helechos me das aire y con el dolor de tu cuerpo sigues siendo ejemplo de un trabajo bien hecho.
Con el hierro y las manos que te forjaron das cátedra hoy de semblante y siembra, cosechas los frutos en sus cuadernos, pasos de baile e idiomas extranjeros, tal y como mi abuela lo hizo conmigo eres madre sin serlo, eres ángel en este infierno y calor en el hielo, malcriado el desvelo en el que te observo, mal aprendido el oficio de ser tu genio e intentar conceder cada uno de tus deseos.



Feliz día a cada madre que lo es sin serlo, feliz día, morocha de ojos negros.



Tigre.-

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