Pinta mil colores en mi cielo.



Llorarás mi ausencia con lágrimas de arena blanca, lamentarás mi falta en la receta de tu desayuno una mañana, mi queja en tu puerta echarás en falta y sin pulpa el postre que te desvele no tendrá olor a dulce ni a sueño, despierta irás de puerta en puerta pero no habrá otra como la que alguna noche te juró pureza y limonada, no nena, no hay sal ni melenas, no hay manteca ni madalena, no hay tango para Malena ni balada para Penélope, Elisa no tiene sinfonía ni rock para Carolina, basta de nombres labrados en tierra virgen de jungla color fresa, hasta aquí llega mi paciencia princesa, el disparo que piensas se detuvo entre mis cejas se hundió entre tus aguas, barco en el que naufragas, piernas entre las que vagaba y espalda que mi piel rebalsaba, desborda en un Tsunami sin filtro Lola y perdona tu imprudencia y mi propia negligencia, pinta mi naranjo de un color, mejor que sean mil.



El día en que el cielo se pintó de mil colores, mil y uno sólo, rojo furia, rojo sangre, rojo pasión, ocaso y óxido, desconocido cielo o negocios serios, de vender un algo a ganar un más que eso, de la altura de tus pies a las huellas de mi identidad en tu cintura. Tu pecho iluminado de un "Alto" en una esquina sin semáforos o atajos, de tu boca, de mis extremos delegados al placer de oler el chocolate de tus pupilas una tarde digna de merendar sin almuerzo, de cantarle al capítulo que dejé por la mitad antes de empezar, metáforas de la metamorfosis, palabras que se entrelazan para entre ráfagas de fantasmas liberar las guitarras que encerradas en sus fundas cantan silenciadas.

Fundamentalistas que sueñan con capas y espadas, funcionarios del arcoiris que a polvos colorean un paisaje monocromo, ojos, cabello, labios y escote, hablan de complot como si hablara yo de Belmont, se ríen de Febo como yo me río de mí mismo, te sonrojas y así cierras un maravilloso círculo de tonos, gamas y alboroto, lo mío y lo de otro, lo tuyo, lo de nadie, lo que acaricio con los ojos, lo que apreso entre mis dedos para traerte sobre mí, lo que el viento empuja de lado y yo me caigo, caigo en un sueño profundo como los párpados de un sonámbulo y mi garganta añeja envejece en tus piernas que como un camino a lo inesperado.

Canto canciones por lo mismo que escribo tanto, en pantanos de frases hundirse nunca es en vano, en mis prados textuales el sexo y el amor son corales y mar, andando desnudos sin pretender ser ni perfectos ni inmortales, sin divulgar lo que tienen entre sus manos, sin permitir que uno se marche sin el otro haberlo amado, sin haberse compenetrado al punto de ser uno sin tinteros ni cuadernos, sin credos ni campañas, sin campanas ni trompetas, sin viento ni veletas.


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Gracias a cada uno leyendo de aquel lado, gracias. Dedicado al flamante cumpleañero, el señor Miic, que no sé si leerá el post pero dedicado está de cualquier manera.

Nos leemos pronto!!!

Tigre.-

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