El romanticismo del destino.


Lola y su escritor favorito tienen sexo entre letras, él le escribe mientras ella desnuda y recostada en su falda lo lee atenta, se siente amada sin que le apoye una mano en el cuerpo, se siente atraída por la descripción, por el detalle, los puntos y las comas. Lola sabe que no puede hacer nada, sin importarle lo que pase a los demás sabe que ella no puede dejar de leerle, recordando sus manos y su abdomen, su boca y el arte de saber usarla como arma. Lola se excita sin que siquiera la nombre, le encanta, lo repite todo el tiempo, le encantan cosas como tal, o cuál, cosas como la que su escritor predilecto define y su amante en su piel imprime.

La composición musical en tu espalda, cuerda a cuerda, tono por tono, acorde por acorde; de acuerdo a mi locura, he perdido cualquier rezago de cordura. Destejiendo las pastillas que olvidamos, desperdiciando las horas, el tiempo es nuestro, juntos no pasa, juntos lo distraemos, juntos lo retrocedemos, lo volvemos lento, pero intenso, lo aceleramos, sonando a cada Tic, a cada Tac. Tus piernas encierran la obscuridad, tus manos se aferran al suelo, sencillo suelo, blando como el cielo tormentoso.

La ley, el orden, la luz deforme, tu presencia enorme; las riendas que te sacan del camino, los jazmines del jardín del Edén, el perfume de la piel sin perfumes, el agua, el viento, relojes sin resentimientos y el sueño acumulado. Se te cayó una pluma sobre un lomo gastado, anciano y cansado... Pero lomo de Tigre, eufórico, paciente, sutil, intenso, solemne, sincero, desnudo, durmiente, resistente, en crudo, sin focos, sin rostros pintados, sin flores de papel ni sueños de plástico.

Tengo una historia para cada pétalo, tengo una anécdota para cada centímetro de tu espalda, mis manos trazaron un mapa sobre tu piel para no perderme en ti a la hora de marcharme, con mis labios pinté tus piernas de blanco, a fuerza de besos puros y sin muérdagos, de muslo a muslo, de piel a piel, de "Pe" a "Pa" de raíz a copa, desde la noche del eclipse hasta la que dimos la nota, Sol, Mi, composición musical como la de tus gemidos encerrados en tu semana caótica y el estreno de mi nuevo tatuaje, la tormenta te aterra, pero ésta vez nos entierra sin palas en el ambiente que crea, el romanticismo que nos rodea lo provee la naturaleza, el destino, sin calabazas de Noches de Brujas ni despliegues universales, nosotros, nuestra historia.

Acariciar la piel de una mujer con la calma de un soberbio aunque la explosión de adrenalina encerrada podría alcanzar a Antares y su séquito, alabarla, darle aire, abrazarla, volver a tocar su espalda, volver a besarla, hundir las yemas de los dedos en sus hombros y como un niño en una dulcería hacerse adicto a su cuello, aferrado a su cabello y sus ojos negros. Ser la droga que dilata tus pupilas como una supernova, destellante, profunda, de la nada al todo en un instante, apuñalando mis hombros con tus uñas y tus colmillos salvajes y desafiantes...

Te recuestas en mi pecho, te relajas, te sientes cómoda como nunca antes, mis brazos largos como uno de tus suspiros te rodean y consuelan, los días son asuntos difíciles, las noches la volvemos de platino mientras el mundo gira como dentro de un tornado, me pierdo en tus latidos sintiendo el calor que aún emite tu cuerpo, no llores, no lo hagas, no te marches, no me despiertes, no me beses, no me sueltes, no despiertes, no me digas nada, calma tu desesperación y desnuda la jornada, hazle el amor como a mí entre sábanas, nadie puede detenerte cuando brillas, cuando estallas.

Lola susurra algo a su oído y se duerme, Lola está llena de secretos pero nadie, ni nada, puede leer su mente.



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Tigre.-

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