Cinco años y el tiempo pasa.

Entre las llamas del infierno que te extraño, entre lo dulce de los besos que regalo, entre las cruces de la música que he llorado, entre tú y mi sueño dorado. Entre cafés y sábanas púrpura, entre noches de insomnio y llanto, entre tenerte y gritar hasta el infarto, entre desearte y desearme, prefiriendo a un espejo el reflejo de mi sonrisa en tu pupila, desarrollando ideas, dilucidando enigmas, destejiendo redes con que vistes tus piernas, desnudando así tu feminismo, deslumbrado y desafinado.

He ido y he vuelto, sí que es distinto, de camino al cielo y de vuelta al suplicio, un camino que dura un gemido al ir, que dura una madrugada completa regresando solo. Como un títere colorido y amable que de buenas a primeras es una marioneta lúgubre y despintado. Como una botella de Ron vacía y el reposo en tus piernas o las mías, contra el vidrio rojo que perdimos cuando destruimos las promesas.

Como el perfume de una botella sin etiqueta, embriagador, intoxicante, aroma por la mañana si amanezco en tu vientre, veneno si te huelo en mi camisa arrugada. Como el misterio de tu beso esquivo, como el jeroglífico de tu mirada ausente, como el código que usamos para amarnos, propio, nuestro, altruista e imposible a menos claro, que se trate de los sueños.

Sueños rotos, rojos, sueños gloriosos, sueños mortíferos, esos que ni bien despiertos nos regalan la sonrisa que segundos después las ausencia nos quita. Espalda pintada, con trazos sublimes, sutiles y suficientes, suspicaces a la hora de la caricia, como sonrisas sinceras, sin prisa, sin pausa, como los labios sumisos, entregados a la caricia de los besos en las plumas, el sexo y la bruma, la dulce cuna en que se mecen los dueños de los grandes sueños, antifaz de cristal, anécdotas de barro, amarga savia del eclipse nuestro, mío.

Desnuda tus pies, ábreme tu espalda, despliega las alas que las estrellas forjaron con polvo y luz, desmorona mis ideas, despinta mis ojos, recuerda mis frases, reescribe mi vida, recibe mis letras, refresca mi memoria, refleja mi nostalgia, reposa en mis brazos, ruge conmigo, vibra conmigo.


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Gracias a todos por leerme tanto, 15.000 veces, gracias por estar conmigo tanto tiempo, HOY, cinco años. Cinco años de vida, cinco años de neuronas distraídas, de pensamientos encontrados, de sensaciones y sentidos tan cambiantes como mi estilo. Cinco años de revolución.


Sinceramente, desde el fondo de mi alma, a cada uno de quienes alguna vez me han leído, para ustedes, un año más, un texto más...

TIGRE.-

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