Una vuelta más


"Treinta vueltas al Sol no son poca cosa." Soltaste a mi oído mientras te apartabas, me miraste a los ojos y tras una excusa me regalaste el más dulce de los besos como si lo hubieses guardado exclusivamente para mí, para dármelo en el momento exacto, el mejor, el más indicado.

Las luces se fueron otra vez Lola. Son la 4 A.M. con algunos minutos más esta vez pero te extraño como si lo que no fue hubiese sido hace un siglo y un mes. La tormenta es otra vez cruel y yo me aferro a lo poco que tengo para ver si así te encuentro tal vez bailando por ahí mientras yo te miro aunque creo que no estoy allí. Nunca supe manejar el amor, nunca supe evitar que me maneje él a mí, nunca quise perder lo que no perdimos al fin, nunca quise ser yo quien te diera el último adiós.

Lola donde te encuentres besa la lluvia por mí que encerrado en una poco pintoresca París te escribo para soñar que estás aquí. Oigo a alguien murmurar fuera o quizás sean las gotas sobre la cornisa hablando de mí, meticulosas a la hora de la crítica, con más mañanas que yo manchas, más indecisas de lo que soy o fui, a la hora de volver, querer, poder, siempre está tu voz cuando no quiero cantar sin tí y tu llanto cuando no quiero llorar solo.

Lola necesito escribirte, enseñarte y aprender de ti, de tu frase y tu sigilo, del libro sin hojas, del lirio sin espadas ni rosas, de la clave, del Sol, del amor y el saber decir que no, de decidir por tí para que no seas tú la que se deba arrepentir, aprender de mí, aprender lo que olvidé cuando te amé sin partir, amo tu ausencia incluso, mientras existas tendré algo para amarte a ti.

Me permito no dejar de escribir, me remito a las pruebas y que la Luna me lleve allí, que tus piernas me abracen como quiero abrazarte yo hasta el fin, que la tinta tiña nuestras sábanas de negro eternidad y bajo el velo de la noche lejos de París amanezcamos entre velas consumidas y mis textos para ti.

Tigre.-

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