Del niño que soñó la perfección.

Manejando una lágrima he decidido que puedo ser piloto de mis sueños, he abierto los ojos y visto entre un cordel y una varilla la magia de la que tanto hablan los adultos, he jugado a ser un títere de finos hilos transparentes, y maltrecho logré la gloria en un césped mitad verde mitad amarillo. Tuve justo enfrente una llama rojo furia, fuego que me perseguía a la carrera. He nacido entre estrellas verdes, púrpura y magenta, luces altas y cautivadoras de una ciudad escondida. Tracé pálidas líneas en la búsqueda del solsticio, charlé con una Luna nueva que terminó siendo un eclipse. Navegué claros de tinta, navegué obscuros tan profundos, juré no dejar mi autoestima caer al vacío entre el humo, encontré el método exacto de ser mil y ser uno.
Garabateé la perfección en mil piernas ajenas, tanto así que la creé, así creí y reventé, todavía me acuerdo de aquel sueño recurrente, la mujer de rojo tan perfecta que brillaba; tanto creí que confié, y tanto confié que a buen puerto llegué, entre vientos y auras, entre mi casa incendiada y mi casa inundada, tanto aguanté que llegué, loré, grité, logré, tanto amé que crecí, tanto perdí que aprendí a ganar.
Tanto seguí, que mi mujer soñada hoy es mi compañera ideal.

Perdón si no gusta, ni siquiera lo revisé.

Will.-

1 comentario:

  1. Me encanta.
    Siempre me encanta.
    Me hizo acordar un poco al cuento ese que escribí hace mucho.
    Te amo.

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