Tu brillo.

Naturalmente eclipsado por un vientre de Luna llena, mascando una puteada entre dientes, maniobrando en la vereda mojada y riendo al verte. Rasgueando dormido, hablando de sombras, juntando monedas, lamentando un afano.

Jugando a ser simple, aunque tan perfecta y complicada, jugando con la muerte, escuchando música barata, apagando velas en una cocina caliente. Cantando en la lluvia y en la arena, en la soledad de tu cuerpo dormido, en tu pecho todavía tibio, con las piernas temblando y sin frío.
Contando historias de marino antes de la siesta, leyendo libros y saltando piedras, atando cabos y cordones, una peatonal llena de ajedrez y canciones, una noche y otra más, una mirada y toda la paz. Mirando de reojo tus manos en las mías, tu piel salina probando, degustando tu primer gemido.
Volando sobre ruedas al destino, tu brillo hablando de tu héroe, el mío al verte brillar entre sonrisas y lágrima.
El tabaco y el vino, el manco destino, la historia de un santo y una dama, la segunda primera vez de un niño.



Will.-


Buen viaje, nos vemos mañana.

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