Porción de vida.

Cuando ruge el gemido y el gime el rugido en la pista de tu vientre despegan las memorias del libido, en el despiste de mi fervor se lee el libro de los ciento noventa y nueve versículos de tu grito inconsciente.

Querría usar mas a menudo la palabra espectacular, pero es que en estos tiempo se especula más de lo que se ve de tales detalles, tanto que ya no sé si escribo sobre pequeños porciones de vida o si "ella" a porciones me desaloja de mis pinceladas mágicas y enreveradas. El eco de una guitarra en su caja me recuerda al zumbido que me nace dentro y se convierte en palabras, en aguas se pintarrajea la cara el pentagrama, pasos en pisos altos de torres ascendidas, lacra en cama y chocolate en rama, rara vez la fanfarria escama y aún menos el koi escala, dame la bala de la última gota del veneno de tu horca, dame el sexo de tu cama y un sorbo de tus ganas, el tango y a Roxanne, el Sevilla de tus amores y la Barcelona de tus luces, hace lustros que no dejo de pedirte algo y aunque nunca me des nada, siempre, siempre, salgo ganando, desde el rayo al trueno y el vendaval, desde Cortazar al último verso del loco de la plaza, de las dos playas sin Francia y sin azul, sin caviar y sin betún.

Chaplin y su discurso sin cursis corsos y como sin pulso, el general de los conocimientos, capitán del desconcierto, te miro y en ciento seis mandamientos te siento al viento pecando le pido otro año bisiesto para otro día tocarte un rock en términos de jazz desenchufado, libre y mediterráneo te extrañé un mar y más, un océano, más aún, te extrañé un beso que fue sólo la punta de un iceberg que hundió los sueños de un coloso en crecimiento, al fondo mil quinientos grandes momentos que junto a los tuyos se volvieron condimento, vamos saliendo, vamos volviendo el tono tiempo y el viento coros, vamos de la mano como cronos y cronopios, vamos nena donde vamos, somos nena lo que somos, sordos ante todos, juntos somos fantásticos.


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