Poción estática.

Salte de la niebla de Baires y tras horas de bares vente al completo que tus medios son meridianos que me parten en partes desiguales. Puedo verte valiente y con poca ropa, rota por dentro y derrochando tinta de los tronos que te han visto dormir conmigo cuando los reyes de turnos no estaban allí, no estaban fuera, no estaban dentro y yo en tu centro con besos de acero grabé el nombre que nunca me dijiste para que en cada escalofrío recuerdes quién fue autor de los jeroglíficos latidos.

Pensar que cuando el vino de tu bondad se hizo Vesuvio, la ciudadela de mi soledad quedó cubierta de ceniza y de néctar etílico, pensar que cuando tu vientre me abrió la puerta a los exóticos campos Elíseos el más erótico de mis deseos terminó siendo la menor de mis hazañas, enseñaste a los días nublados a ser pecado y aprendiste de mi piel que mientras más tires de la cuerda más se asomará la Lola loca, brilla el diamante de tu lima en la estación Perú y se apaga al partir en Constitución, la conjunción de circunstancias circundantes en torno al conjuro de los trapecios y los bailes arabescos ausentes, fonola afónica y tinta de mi letra, letra puente que corrompe mentes estáticas valientes, algún día será tiempo de partir y lo haré plenamente, desnudo de rencores y sin asuntos pendientes.

Vuela, palma abierta y súplica, vuela, no me veas como si fuera esto una película muda, vamos, grita y agita tus alas, despega, te ruego no me veas así, te pido que me dejes y vueles mientras puedes, me estoy fisurando por dentro y por fuera cero grados de latitud, gratitud neta si de penitencia da pena y en la última cena dame la nueva recta a la velocidad de la luz que vierten tus ojos al nacerme. Volverás a buscarme y en las brújulas que unan tu Norte con mi Buenos Aires Querido.


Tigre.-

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