Miel de volcán.


Antes de que yo fuera esta versión de pseudo-escritor alguien me miraba con ojos de luz y me decía que bajo ningún estado debería dejar de escribir, ni enamoramiento, ni dolor, ni ira ni codicia, ella me decía que quería ser inmortal en mis letras y ver mi lado emocional sea cual fuere el motor de mi expresión, que confiaba en eso que con el tiempo di a llamar "Revolución Neuronal". Ella tenía fe en mí y quería siempre verme cantar, no sólo oírme o escuchar, quería un completo dejando su YO en cada lugar y al día de hoy es casi una misión, un propósito o una razón...

Unas cuantas gotas de lluvia de la nada, nadar entre mis letras y nadar en tus piernas aunque sean la hirviente miel del Besuvio monumental, quiero dejar en tu territorio la huella del caballo de Atila, el chasquido de los dedos de una mano de un mago que una llama avivan, , llevar una existencia digna y tener tantos códigos como una obra de Leonardo, pintar con finos trazos de tinta en el vino que se fue para dejarnos cóctel de fríos labios y lazos en vela, que mi Koi sea dragón y no calavera, Pegaso de un corcel y retazo de mi piel el desgarro de dar todo en el papel, rompe las escuadras que las reglas empapelan la pared, escuda a tus aliados con tus ojos de satén, tesoro mío, mi tesoro, basura de otros, mi victoria fiel.

Caudillos, soldados de plomo, codo a codo toman vodka unos con otros tramando cómo darse vuelta cual trompo, se golpean y abochornan, se centros universales pero son sólo juguetes a cuerda, tarde se acuerdan de lo principal y lo positivo, tarde ven el reloj y tarde usan los ases. Bastión vestido de iglesia, productos de belleza sin escaparate suficiente para los egos, te miro y tus dedos son juegos, azar y azafrán del suelo despego, repliego el ataque y bajo las guardias bajo las fanfarrias de rendición, pinturas renacentistas en boca arte extremo, meteoro fugaz, cometa voraz, estrella capataz en un ocaso de luz artificial.



Tigre.-

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