Puntuales detalles.




Cánticos crónicos como tónicos para la conciencia, la decencia, el peso de los años pero con la experiencia. Una maleta completa de detalles, cargada de pequeñas cosas inmensas inmersas en un todo que libera al cuerpo del tiempo.

Entiendo que no veas quizás aquellas pizcas de grandeza, despereza hermano, mira cómo mueve sus manos y utiliza sus ojos de reflejo, atento al brillo de la almendra mientras baila su mirada por aquí y allá, lee sus preguntas lejos de las letras, dale lo que pide en un instante si la quieres impresionar, hazla desear y déjala reír si pretendes cautivar. La mejor lectura de labios que puedes desarrollar es la de los que no dicen pero te suben a una nube en la que nunca estuve, sobre la que pude bañar mi piel aunque no me viera.

Su porte engaña, su coraza prepotente letal sonrisa, arma de destrucción masiva, para qué usaría Colón armamento y tretas si sólo un quiebre de las comisuras de su boca conquistaría las Américas, el Cairo y la India que nunca pisó. De qué sirvió la química durante la Segunda Guerra Mundial si su andar genocida suma más víctimas que una bomba o un tornado, su color dorado, sus párpados recién pintados y el momento en que centra su atención en mi lado derecho. Lanzaría los dados rogando un once, ya no me conformo con el bronce, el oro que añoro, el Toro de mi zodiaco, el Tigre de mi apodo, la manera en la que manejas tu reojo y haces que me ponga mis zapatos de carisma, me vuelvo polvo en el escombro y en tu hombro sueño dormir, por una hora de mi vida tengo un texto que subasto y si acaso no te valiera también traigo una cesta con todo lo que otros no toman en cuenta.

Una y otra sobre la anterior, pequeñas cosas que te hacen inmensa, tu manera de manejar el cabello, tus dedos, el sueño erótico de un piano, la miel del núcleo de tus ojos y labios, tu gracia, un magnífico Atlas y tu piel un plano para edificar el orgasmo, quiero ser parte de tu próximo pecado, quiero tu frente en mi abdomen y tus uñas hundidas como un navío en batalla naval bajo mi lado más tatuado, ahí donde seguir sonriendo es religión, como tomarte por la cintura y servirnos como lacayos, tu vientre se contrae y con tu tacto mi piel arde, besos como abejas en un enjambre, puedes saciar mi hambre y puedo lavar mi sed en tu garganta, dame la impaciente manera de mover tus pies, tu costumbre de mirar profundo, dame detalles, tatúa tu nombre en mí con el filo de tu lengua y cicatriza la herida con el pliegue de tus piernas.




Tigre.-

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