Sonríe Paris.



Dejo tus techos París, dejo tu lecho hecho un desplante de reproches y despecho, dejo tus noches y la brecha que separa mi cordura de mi pluma. Dejo una flecha clavada en París, dejo una brújula para no perder ya el tiempo. Adiós París, te dejo en un cajón mi testamento en carne viva, se lleva ella mis pertenencias y la sangre de mis venas, las manchas del tigre y el timón que controla mis sueños.

Adiós París, aún no parto y ya quiero volver a verte, aún no te he amado y ya quiero perderme en ti de nuevo, no me mires así París si guardas respeto por mí, no me obligues a arrepentirme antes de decidir siquiera.

No tengo equipaje que cargar ni penas que llorar aquí, no tengo ganas de volver si mi país vive vestido de prendas color gris, quiero el blanco de tu luminosidad, el negro de tu noche y la luz de tu vela, no París, no quiero dormir sin ti esta noche, no quiero canción de cuna que no provenga de un bohemio enamorado, quiero verte desnuda con tus inocencias camuflando tu instinto y tus instintos subterráneos.

No quiero verte así, Eiffel te construiría mil torres para verte sonreír y yo daría mi piel para verte brillar otra noche en este dormitorio en llamas. París quiero tus fábulas en mi tierra y tu fantasía en mis piernas, dame tu realidad, quiero hacer un avión con ella, dame tu violencia, quiero besar su rebelión, dame su independencia, quiero penetrarla con mis ideas, dame tu pecho, mis manos ya no lo recuerdan.

Ven, ven conmigo al rincón del mundo donde la gente aún cree que todo es sabido y mejor ninguno, vamos que allí el obelisco que nos pertenece es un basilisco que hiere excepto cuando nos hacemos patriotas del deporte. No, París, no juegues con tus tacos, no te vistas de seda que no eres mona ni te pinta Leonardo, tú estás bien mientras menos trapo te cubra, sonríe París y tu brillo hará de día para que duerman los noctámbulos, brilla y eclipsa España, besa mi Sur y cántale a mi Norte.

París te escribí por primera vez sin saber que lo disfrutaría y hoy no hay letra que no estalle en el cielo por ti, fuegos de artificio, soy un hombre que vive del sacrificio, soy una fiera pero un santísimo, soy el mismo que te escribía antes que lo supieras pero hoy París, hoy te lo dedico.

Adiós París, me has enseñado que no necesito estar ahí para sentirme como en tus prados.



Tigre.-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario