Coincido con mis sentidos.



Nuestros sentidos actúan antes de que nuestro cerebro se entere siquiera de qué es lo que sucede...

Por mis ojos corre salvaje y libre de ataduras tu existencia, verte ir y venir es un poema y una bendición, para cuando mi sistema nervioso cae en la cuenta de que no puedo quitarte la vista de encima mi rostro ya es tarde, mi rostro guarda la luz con la que tu sonrisa ilumina.

Tacto, bendita capacidad de acariciar, de sanar tu cuerpo y relajar, milagrosa posibilidad de grabar en mi piel la tersura de la tuya para poder compararla con el pétalo de la rosa más roja que hayas visto en tu vida, con la blanca postura de la estrella que da nombre a tu pasado, milagroso y bello manto que recubre una perfecta creación de la madre naturaleza, tal y como un árbol tiene su corteza tú tienes la tuya, aquella que embriaga mi impaciencia con aún más ansias de pintarla con mil besos.

Gusto impecable y preciso, capaz de imaginar el sabor de tus labios y tus párpados cerrados, capaz de rememorar los besos más profundos jamás imaginados, leyendo tu esencia tan al pie de la letra que un libro completo podría ser escrito sólo para inmortalizar la exquisita sensación de dependencia y adicción de cada milímetro catado.

Oír y depender de incluso las burlas, permanecer en silencio y aún así sentirse hipnotizado por la ausencia de sonidos, amargura y desazón si la música se escapa y tus pies no rozan el suelo a mi alrededor, como una píldora que le miente a mi razón y esclaviza mi canción para que sólo te cante a ti.

Pero no hay nada peor que tu perfume, nada peor ni más embriagador, nada más inhibitorio de mi noción de la realidad que el aroma de tu paso junto a mí. Ambiguo, capaz de brindar una absoluta paz, aunque sea también una alarma que despierta el instinto, mi boca se hace agua, mis garras navajas, mi corazón como un repique de gotas en un tejado, mi piel en estado de alerta, mi cerebro anestesiado puede estar al límite de la muerte, y no se entera.

Una vida pasa frente a nosotros incluso antes de que nuestro sistema nervioso lo procese pero puedo detenerme, puedo hacer más lento el tiempo y quisiera ver cuántos son los que podrían hacerlo a la par mía, vencer a las agujas del padre tiempo para en una calada drogarme con tu preciosa presencia, encontrar en medio suspiro las ocho maravillas, las siete diferencias y el sexto océano, el de tus detalles y tus pequeñas virtudes.

Tigre.-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario