Perspectivas.

Hablemos de la perspectiva no gráfica, de la que no tiene que ver con profundidad, volúmenes y distancias, sino de la que trabaja sobre nosotros a la hora de observar y por lo tanto contar una historia, de la influenciada por entorno, por cambios mínimos o enormes que pueden alterar completamente una situación dependiendo desde donde ésta sea atravesada. Hablemos ahora de cuentos, de los que nos contaban cuando éramos niños, cuentos escritos desde una perspectiva en particular y que cuando ahondamos en el tema y analizamos las distintas opciones pueden cambiar totalmente.
Voy a compartir con ustedes, mis fieles lectores : ) una actividad que preparé en su momento y que por cosas que tiene el día a día nunca llegó a ser más que una historia en un papel, juguemos con la perspectiva y veamos qué cambia.
En 2 partes voy a presentarles un cuento clásico contado desde otro ángulo, con otras verdades sobre la mesa.

                         -----------------------------------------------------------------------------



Hace ya algunos años, en uno de mis tantos viajes como profesional, me hallé buscando algo que escribir en la antigua y mal llevada Bagdad, cuna de grandes corsarios, de famosos ladrones y, por sobre todo, poblada mayormente por mendigos y mercaderes; una de las tantas urbes subdesarrolladas y plagadas de conflictos y enfermedades, ciudad que por ser capital debería de mantener alguna tendencia, pero es algo que aún no ha sucedido, con vestigios de la antigua Babilonia, con enormes y ostentosos monumentos, hogar de vándalos por la noche, lugares de culto y turismo durante el día, mixtura de religiones, nombrada de este modo por su significado persa “Donado por Dios”, vaya a saber uno si los islámicos presagiaban una donación como ésta, echada a perder así,  destruida en tantos aspectos, pero eso ya es otra materia que no me corresponde, soy un literato, no un historiador.

Pasé algunas semanas en esta ciudad sin encontrar en esta ciudad sin encontrar más que anécdotas absurdas o históricas, cuando uno escribe no basta con algunos falsos intentos por llamar la atención y/o ganar algunas monedas de oro, aunque es cierto que he conocido a una que otra prostituta ansiosa por escribir en mi piel sus facultades para el amor por solo unas brillantes piezas para cambiar por algo de comida; nunca me consideré un avaro, por el contrario, mi posición económica ha ido mejorando este último tiempo gracias al avance en el campo literario, por lo que me gusta pagar a quien presta servicios de la manera más generosa o más adecuada a la calidad de los mismos.

Unos días atrás una joven dama de unos “veinti-tantos” años logró satisfacerme completamente, complacerme satisfactoriamente, una muchacha bellísima, increíblemente educada y amable, un tesoro mal valuado en estos tiempos de pobreza. Una bella flor en medio de aquel vasto desierto.
La ví aquella noche en la que me dejó sin aliento y sin poder articular palabra, le di todo lo que traía conmigo, si hubiera tenido más, también lo hubiera entregado.
Al día siguiente la busqué sin resultados favorables, pregunté por ella pero nadie supo decirme dónde encontrarla, hastiado de los esfuerzos en vano, decidí subir la apuesta e ir en busca de lo que se acostumbra llamar su “amo”, para así concertar un encuentro o incluso, de ser posible, la “compra” de aquella hermosa y frágil mujer, para amarla día y noche, para darle la vida que merece, hacerla sentir tan valorada como pueda, refiriéndome en este caso al valor real, no al económico.

Como era de suponerse, no fue fácil dar con alguien que manejaba tan amplio negocio en Bagdad, pero tras un tiempo de intentar e intentar un anciano de un puesto ambulante se me acercó y con voz áspera y vestigios de una joroba me pidió que lo siguiera, asentí y me condujo a un callejón formado por paredes amarillas, me preguntó por lo bajo qué buscaba y le describí así a la artífice de mi mayor placer hasta ese día, le dije que no era más alta que mis hombros, que en sus oscuros cabellos hasta el Sol del mediodía podía apagarse, de cuerpo hábil y bien dotado por los Dioses, mujer de pálidas mejillas sólo coloreadas por el rojizo rubor del pudor cuando sus ropas acariciaron su piel al bajar hasta sus pies manchados de arena y tierra. El viejo se sonrió, me habló de amor aunque no puedo afirmar qué fue exactamente lo que dijo, poco le entendí y cuando pretendí preguntar una vez más me pidió que caminara tras él.

Anduvimos algunos metros, quizás doscientos, tal vez más, me detuvo súbitamente apoyando su mano esquelética en mi pecho y se llevó un dedo a los labios pidiéndome silencio. Sin hablar hizo que asome mi cabeza por detrás de algunas canastas de mimbre apiladas de dos en dos, tras ellas, entre una gran cantidad de gente estaba un muchacho cargando varias cosas en su espalda, encorvado por el peso, mi seudo guía me marcó con una seña que ese pequeño muchacho de tez trigueña y pelo negro era a quien debía seguir para continuar mi búsqueda, después me miró, giró y se perdió en la multitud dejándome allí solo y listo para hacerle caso sin muchas más opciones, así fue que fui tras el joven con cautela, manteniendo cierta distancia para que no note mi persecución.

El cargador se detuvo frente a una bella edificación, aguardó a que se abriera la puerta y entró. Esperé allí mientras garabateaba notas en el cuadernillo que me acompañó durante todo el viaje, la espera se hizo monótona y molesta y comenzó a notarse en los tachones y letras agonizantes o muy remarcadas, pero tuve mi recompensa, por fin salió mi objetivo, acompañado por un siervo, ahora sin carga, pero contando oro, una buena cantidad, algo así como cien piezas o más, muchísimo en relación con el bulto que transportaba al llegar, así supe que algo mal había en todo el asunto, lo dejé ir y me encaminé al centro cuando la noche caía a buscar a la mujer con voz de plata y pecados de maga.

Dos noches pasaron, dos días volaron, siempre el mismo sistema, seguir al muchacho, buscar a la muchacha, el saldo, negativo. Cansado ya de intentar en vano volví al lugar donde pasé mis días y me dispuse a intentar dormir, en otra ocasión hubiera escrito, no fue el caso, no pude siquiera pensar en ello.


                         --------------------------------------------------------------------------


En algunos días publicaré la segunda y última parte, espero les guste la primera. Será hasta dentro de un tiempito, gracias por seguir leyendo.

Y una cosa más, para  los que gusten dejo la dirección del grupo de Facebook del blog en el cual se publican las actualizaciones de mismo al instante, son bienvenidos los quieras formar parte del mismo.


Buen fin de semana, buenas vibras, disfruten.

Will.-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario