Jugando a ser Real

Me miraba en el espejo, la lluvia cantaba un tango rebotando contra la chapa, el viento hacía bailar a los árboles una milonga lúgubre y desorganizada, una sonrisa dibujaban los rayos en el cielo y los truenos por más escándalo que hacían, seguían generando calma. Se miraba en el espejo, en otro lado, con otro cielo, y otros tangos, sus labios dibujaban una curva perfecta, solemne, y mientras uno silbaba una canción, alguien, del otro lado, tarareaba otra. Y jugábamos a ser felices, y eramos felices por demás, y creíamos en lo imposible, y lo imposible lo hipotecaron, resignábamos horas, días, meses y vidas por estar juntos, y aún así queríamos más, más de dónde aferraros durante el caos, más con qué taparnos en la crueldad del invierno infiel, y jugábamos a ser santos, y jugábas a ser ángel, y queríamos más relojes, pero eso no nos daba más tiempo, y podíamos más, y eramos mejores, dábamos crédito a las señales, y en materia de hallazgos, hallamos un futuro.
Las velas ya no ardían en el marmol, pero el suelo era infierno entre locura y amor, y las puertas no cerraban, y las estrellas no disimulaban, y fuimos dos, y fuimos una, una estrella más que brillaba.
Nos hicimos de planes y lugares, nos hicimos reyes entre sábanas, nos volvimos santos, no volvimos más, nos sentimos uno. Somos dos, somos mil, somos el sentido de seguir y siguiendo descubrimos el placer, percibimos lo que no hay, y aguantamos con un poco, fantaseamos y nos mantenemos firmes, fantaseamos con estar acá, y nos mantenemos juntos, seguimos, y nos mantenemos vivos.


Te amo Camila.

Will.-