Neuronal Revolution

Tarde, a veces  es tarde para tardar, es tarde para gritar un último suspiro, de vez en cuando es DEMASIADO tarde para soñar y de un momento a otro te encontrás sentado en un pilar llorando un perdón o dos. No puedo dormir, beso el tabaco y le doy la libertad en un bufido, Serrat en uno de mis oídos se burla de la aristocracia y yo en un sillón usado extraño el talento que no tuve ni perdí, intento pensar en frío, pero el frío es más que mis pensamientos y tiemblo de repente.

Llego a ese punto en que son tantas cosas las que pienso que termino no pensando en nada, encuentro una suerte de calma, me extraño de ello, medito sobre ello, recuerdo mis "tormentas" y todo vuelve a empezar, el frío sigue ahi, nadie calla a Serrat, y el humo se pierde en el ambiente. Empiezo a sentirme adormecido y recuerdo historias antes escritas pero jamás contadas, unas niña, un tren, una plaza, una bala, un placer, una escuela, me río ironicamente y la ironía, quien rie última, rie mejor.

Extraño, nostalgia, sonrío, mentira, el café se enfría como se enfrió aquel café en el que alguna vez pasé la noche con un tango en frente, relato, me escapo, una carcajada se patina con el temor de la virginidad, empiezo a sentirme mío como antes lo fuí, dejo de sentir y vuelvo a pensar.

Sumido en un tan triste como egoista anhelo la escucho dormir, y sigue ahí, automáticamente vienen a mi cabeza mis manías y defectos, escasas virtudes y una botella sin abrir, no entiendo lo que pasa,  ¿Es que nadie piensa que lo que siento sea merecedor de un abrazo o una palabra de esas que casi nunca importan porque casi nunca estan ahí? Hasta parece que estuviera tan sólo en este planeta cómo esa estrella fugaz que nadie ve. Dura mi luz algunos segundos mas y otra vez, cómo de vez en cuando sucede, me voy apagando hasta volver a dormir. Sueño, pero ya no como un niño que sueña hasta de manera humilde, mis sueños hoy son metas y mis metas se alejan y acercan cual la suerte en el azar, abro mis ojos y el ciclo se incia una vez más.