Conciencia zorra, esencia maga.

Una Luna, una mueca, una esquina, una noche de tiempo perdido, de copas golpeando copas y años que se van sin decir nada y lo que traen parecen los rechazos del control de calidad de los sucesos, me siento atosigado, me encuentro solo y enfadado, pienso de tanto pensarlo que mejor sería pasar por alto eso de seguir pensando tanto y repitiendo en bucle pensamientos perdidos, padezco del mal del ciclo, me siento atrapado en un circo, me siento enjaulado en una noche cerrada con barrotes de canciones despellejadas, me encuentro sin la mirada, sin el porte, sin el hambre y sin el ansia, no suenan mis pasos en el suelo mientras ando en círculos, cambia, todo cambia.

Veo la Luna desde lejos, veo las copas de los árboles formando sombras, quisiera tener conmigo mi cámara y mis ganas, se me echan encima malos tragos, malas noticias, se me dificulta equilibrar la balanza, pero cambia, todo cambia, y tal como se me escapó todo lo bueno de un día para el otro, cambia otra vez el viento y me hace entrecerrar los ojos, la luz del cielo blanca y fría se torna cálida como un Sol, parece el día durante la noche, algo brilla, todo brilla, cambia, todo cambia.

Nudos en la garganta, enfado, discusión, pero los más sabios de todos decían "Hacen falta dos para pelear", un tren se va, traqueteando y vibrando, hay que absorber más, pero más de lo bueno y menos de lo demás, al fin y al cabo, ahí estamos siempre, esperando algo que nos haga sentir mejor y sin embargo vamos lamiendo óxido en lugar de besar vientres, nos rendimos a un colchón en lugar de usarlo para amar, nos silenciamos para pensar mejor y volvemos al espiral de pensamiento que nos trajo en primer lugar, pensar menos, más volar, más perfume, más Flor, más locura, más sudor, más gemidos que silencien los miedos, menos gritos que silencien el placer, sensación de renovación en la piel, los tatuajes se hacen valer, la sonrisa vuelve a estar a un lado de la verdad, la mirada perversa pero feroz de Tigre persevera y brilla en la oscuridad, el peso de los años marca el paso y ahora, bajo un techo nuevo, un nuevo altar, la suerte empieza a cambiar, cambia, todo cambia.

Las rachas son rachas porque no duran para siempre, las manchas son marcas porque no se van tan fácil, las faltas duelen, siempre duelen. Noche de lluvia en jaulas, se abre la puerta y bajo un diluvio sin sentido una zorra baila a carcajadas, baña de su pelo las vibras malas, absorbe lo bueno, hay que hacerlo, me mira y sonríe, es mi conciencia y tengo que aceptarla, de tanto en tanto se va, desaparece, me deja solo para que me sienta libre pero libre de ella no soy ni estoy, la zorra blanca es mi conciencia y está siempre ahí para sacar otra vez lo bueno, para que no me olvide quién soy y qué hice, mi conciencia tiene capacidades que no puedo entender, maneja los tiempos, maneja las palabras, maneja los recuerdos y sus ojos reflejan como pocos la luz de la Luna que se llena, que se hace nueva y cambia, todo cambia.



Estoy de vuelta, siempre estoy, aunque no me vean. Tengo una lista de cosas que duelen que de tanto en tanto vuelven y lastiman. Tengo una conciencia traicionera, que parece dejarme solo pero tiene la llave para liberarme de las jaulas. Hay que absorber lo bueno para no mal criarnos sentimentalmente. Tengo puntos de sobra para enumerar cosas que tengo y que me faltan. Me voy, vuelvo, ciclos, bucles, espirales, infinitos, las cosas mutan y se complican pero vuelven a mutar, se completan los giros, se renuevan los filtros y volvemos a empezar. No me olvido de los eclipses que inventamos para mirar el mismo cielo, no me olvido de la Luna que nos protege, no me olvido que soy Tigre porque ELLA vive en mí aunque todo lo demás se desmorone, no te olvides que por mucho que creas que me fui siempre estoy, todo cambia, algo se acaba, algo comienza, pero la esencia es eterna.

Volví.-

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