Pretender, ser, proteger.

Así que te resignaste y decidiste que ellos tenían razón, veo que les hiciste caso y que finalmente asumiste que tus logros no valen nada en este mercado de pulgas donde los vecinos siempre son mejores. Al fin cambiaste tus gustos, te adaptaste al ciclo natural de la madurez y la seriedad, me alegro por tí y por tu futuro, ese futuro sin sentido que te espera a la vuelta de la esquina donde cuando no tengas telas que te hagan sobresalir entre los demás, cuando tu piel esté lastimada y tus manos sucias por tocar el suelo otra vez, no vas a tener ni tu música deprimente, ni tus fotografías monocromo, mucho menos tus acordes y poemas, te volviste parte de lo que te pedían los demás, perteneces, ¿Ahora qué?Ya no eres, ya no tienes.

Veo que ya despertaste, que tus labios recuperaron su curvatura y que tu cabello vuelve a ser el que te gusta, que tus manos están manchadas de pintura y tus ojos se iluminan, veo que enfrentaste los complejos y que hoy donde hubo derrumbe reconstruiste, esta vez a tu gusto.

Ahora que estamos solos aquí dentro, en aquel salón sin luces que ves cuando miras hacia adentro, ahora que en la primaria de tu mente ya no hay quien se desprenda contigo de sus miedos y sus complejos lastimándote, que no te encierras ni pintas falsos egocentrismos en tus mejillas; abre los ojos, busca en el cielo la luz que te haga sonreír y sigue, reaviva el placer de mirarte y buscar en el fondo de tus pupilas ágiles la mueca que agita tu respiración, ejercita tus dolores, hazlos amenos, endulza las faltas con licor del sudor de tu pecho exquisito y canta, que gritar ahuyenta osos, pero cantar cura el alma.

Solos y desnudos de la piel hacia adentro, confidentes, huérfanos o absortos en el dolor de las festividades, juntos, estamos uno en el otro, somos el pasado y el presente, lo que te formó y quien eres hoy, somos el complemente entre causa y consecuencia, huella y camino, somos el genido que enmudece el eco de las voces que decían que no eras nadie, que para nada servías y que cualquier cosa que hicieras, por mucho amor que le inyectaras, no valía nada.

Te veo andar y confiar, detrás de él, protegida, te veo ver, te esucho reír, te siento ser, te quiero bien, te sigo con la mirada, te cuido sin pensar.

No deberíamos olvidarnos de que fuera de lo que digan los demás, el segundo antes de dormirnos, estamos sólos con nuestra voz interior, déjala cantar, cantar cura el alma.


TIGRE.-

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