La Luna, su luz, el tiempo, tu aura.

¿Que diez años no son nada? Pues es muchísimo, es una década de sensaciones, una decena de primaveras, diez años es una pena excesiva para el inocente, mas una gentileza para el asesino, para el amor es un suspiro, para la ausencia un desafío. Diez años es medio tango aunque en dos por cuatro te pienso cada dos por tres, en la fuente de los deseos diez años es todo un botín, que de año en año los diez se cuentan con dos manos, las que no se sueltan aunque el tiempo azote y la distancia amenace.

En diez años nace el dueño de mis mejores "Te amo", muere otra vez la ilusión del padrinazgo y otra vez se reafirma la fuerza de los sentimientos; da igual los nombres, los títulos y el tiempo, da igual el color de los ojos, el tono de voz y el modo de ver las cosas, la vida no entiende de números y letras, en diez años muchos se van, nos dejan y allí a un lado del camino por el que andamos rengos de motivos, te iluminan dos ojos, una sonrisa y una Luna.


Diez años y otro más, diez vidas y una más, diez navidades y ni una noche de paz, se cae el cielo, se tropieza el Sol, se derrumban las montañas y en el medio del caos, donde sentimos que el final nos abraza, cerramos los ojos y nos asumimos derrotados. Acaricia la luz tu cuello mientras te lee un texto respecto a un amor que creías disuelto, te susurra al oído el tiempo que no te vayas, que tiempo al tiempo el mundo acabó en un beso.

Dale de tu voz un grito al viento, de tu fuerza un empujón al temor, de un golpe suelta las innecesarias cargas que a tu espalda te impiden ser y dejar de pensar. De un segundo a un siglo, de un paso a un camino, de un suspiro al jadeo de las deudas saldadas. Abraza en la distancia la luz tu aura.

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