Del polvo a los momentos.

Dimos vueltas por un Sol instalado en la Tierra, recé ante tus cicatrices que tu aroma no me olvide, me enseñaste que la vida es bella, aún más bella de lo que la recordaba, me diste una lección de carácter y así venciste mis sentidos, no esperaba la batalla descarada, a contra pié me nombraste mis defectos y tan campante te fuiste a paso firme, con tu porte sensual y prepotente, llevándote a tu paso las miradas de la gente, la mía al verte ir, pensando en morderte, tus brazos, tus piernas, tu Norte y tu emblema. Merezco tal vez la muerte, buscabas revólveres como si con tu boca cerca no bastara para condenarme a la locura y la esclavitud, cantabas, como si no te importara, bailabas, como si el mundo no temblara cuando lo haces, quería morderte, día y noche hundir mis colmillos gentilmente en tu cuello y tus meridianos, siempre fui capaz de escribir, mas nunca me costó tanto hacerlo sin enfocarme plenamente en ti, por eso escribo una media maratón de letras a tu honor, Lola te nombro, eres Lola, eres fantasía y despierto transpirando tus medidas, te he recorrido más veces que al antiguo camino dónde suelo perderme, el de tus ojos caramelo.

Solíamos perdernos en el tiempo y encontrarnos en el freno, tenía la costumbre de enfermarme viéndote andar y tú andabas por la eternidad, te movías en la inmensidad y te encontraba, permanecías estática en un tumulto y yo, por atracción levantaba la mirada sólo para verte, sin desorientarme, sin confundir colores ni curiosidades, encontrarte es un detalle sublime aunque no sea por siempre, vamos, que no muchas cosas pueden asumirse como no efímeras, oye, que tú tampoco lo eres, mas mientras mis ojos al verte tiemblen y mi cuerpo se deshaga por transpirarte me vale.
Besa, besa mi piel para que el cielo se aclare y la lluvia cese, quiero hundir mis manos en tu vientre y con mis dientes la vertiente, soy en tu palacio un indigente, libre de ropajes y libre de presidentes, quedaré desamparado al despertar del sueño en que con tus labios duermes mi boca, es que, mi piel tiene tinta y la tinta ganas de tenerte, tiene color y tiene urgencia, urgente necesito sobre mí tu cuerpo preciso y tu movimiento inteligente, mi piel tiene miedo, pero el miedo no le teme al castigo de perder por corromperse. 

Soy un hombre lleno de defectos y más defectos diferentes, los tengo todos y si los perdiera la historia sería diferente, soy un error tras otro y unidos forman lo que ves, lo que sientes al evitarnos, problemáticos complejos de gente diferente, soy un solemne intento de atraerte, somos una certeza que no deja verse, pero una duda constante y poco coherente, acabaremos por ser polvo del polvo del que hemos venido, caminarán sobre nosotros los náufragos del calvario y sentirán la paz de nuestro rastro desplegado tras amarnos, mi cuerpo entre tus piernas, tus dedos de piano en mi espalda como caldera, los míos sosteniendo tus piernas para que no caigas al vacío, podría dejar de morderte, Lola, pero eso sería como pedirle a Dios que baje a tocar conmigo la canción que ya no cantaba por la falta de los coros ausentes. 

Ciego podría olvidar tu aspecto, tu pelo y el contorno de tu cuello bajo mi abdomen, pero nunca, jamás, podré olvidar como hueles, lo que sentí cuando tomé tu mano la primera vez, cómo huele tu cansancio, cómo sabe tu sexo y cómo suena tu suspiro, dame la mano otra vez Lola, el mundo seguirá girando siempre, por el resto de nuestros días y los días siguientes, pero tu tiempo y mi tiempo seguirá siendo nuestro, el momento se transforma entre tus muslos y tus besos, se gana su calificativo más puntilloso y correcto, momento perfecto.



Tigre.-

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