Preso el que lee.

Te perdiste en un culto culpable de cambiarnos las noches, te mostraste sin paños ni baños de crema artificial, aprendiste a dejarte llevar y aprendí a separar los demonios de las de moños a la hora de escribir para que no tengas que aguantar verte rodeada de payasos demacrados y rencores pasados mientras describo la magia que cambia mis ganas y eleva mis fábulas hasta rozar convertirse en realidad, soy un esclavo de mirarte y lo seré cuando duermas o cuando despiertes, estoy loco, lo estás y ambos saboreamos esa locura sin dietas ni medidas obsoletas, de frente a frente y con los ojos hirviendo en furia o con tu pecho bajo el mío, encerrada entre dos brazos por barrotes, tú presa de la marea, yo de tus piernas.

Dale a un ave mejores alas de las que tiene y no volará más rápido, volará más alto y mejor, disfrutando de sus vistas únicas y con el tiempo como un aliado de si mismo. Me das tu indecencia como alas y yo seré pájaro en tus detalles de niña hambrienta del amor que no tuviste, volaré alto evitando las correntadas del ciclón que te define, lento para ver tus defectos, aprenderlos y aprender a aceptarlos como he aprendido palabras que lastiman, iré más lejos e iré mejor, llegaré cuando deba ser y partiré sin un beso ni una flor, eso es para los cantores y este bicho raro de cantar no entiende un vegetal.

Abriré mis alas cuando abras tu ventana y volaré sin dejar de verte jamás, podré describir a otros como yo esas pequeñas cosas que te hacen tan hermosa como eres, que no se ven a simple vista pero ahí están, podré contar la historia de cómo de tanto mirarte en silencio encontré bajo tus ojos una corriente de personalidad sin hogar, huérfana por culpa de la represión de tu moral pero ambiciosa y preparada para dar el golpe y salir a ver el mundo con los ojos de la felicidad, muero de ganas de contarle a todos que tu boca es capaz de decir sin hablar y que para escucharte no hace falta siquiera oír ni mirar, quisiera que todos sepan que eso que muestra la mujer que tanto amé no es sino una pantalla ficcional para ocultar la dama de cristal que duerme bajo aquel manto de libertades censuradas, libertades extirpadas y recuperadas entre Gin y Ron, Ying y Yang, Big Bang y nos hicimos algo universal. Quisiera verte bailar como lo hacías sin querer y verte llegar cuando en Boedo se cantaba "Truco" sin mirar, me recuerdas por lo fuerte que llovía en Francia al arribar, me renuevas porque renuevas tu fe sin altar, me despiertas y amanezco empezando por el final, dame tu elegancia sin perlas para llorar, dame un minuto más que tengo algo que darte antes de culminar.

Salí a buscarte por algo más que tu belleza escultural, no, salí a buscarte por mucho más, porque cuando intento civilizar mi pulso y escribirte ser de tu verbo el predicado me eleva a las tardes de morirme contigo sin piedad ni crímenes pagados. Te busqué porque en mis pasos como huellas sobre papel mojado dejo Jazz cantado por las mujeres que me han despreciado y es allí donde entran a esta historia tus labios, callados, sin besos hipotecados, sin pecados prendados, sólo labios mundanos para algunos, para mí labios santificados cánones del pasado. Labios quemados que queman las teclas de mi piano y supieron darle música a los golpes del preámbulo. Salí a encontrarte siguiendo las pistas que fuimos dejando en suelos congelados, velas derretidas, cuentos de druidas y noches de semáforos rojos.

Salí a buscarte porque dentro de aquel cuarto sigue alojado el hombre que no tolera vivir sin tu negro y blanco, él puede quedarse sentado, yo moriré luchando, texto tras texto seguiré buscándote.


Tigre.-

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