Aguacero y pecado.

Supo darse a conocer con inmensa plenitud sobre el mar un Febrero, supo arrebatarnos la piel que el Sol había hecho hervir, nos mostró qué tan velozmente puede teñirse un horizonte si lo cubrimos de nubarrones, nos unió en un beso desesperado entre viento, marea y tormenta, fuimos un navío a la deriva en un suelo de arenas estáticas, sin sombra, sin viento, sin vuelta.

Divino telón grisáceo, cortina de lluvia magna que ya nos había amenazado antes, agua a carcajadas, hasta la muerte empapada nos hace gestos en la calle del olvido, como parte de una tira cómica andamos descalzos entre seres apresurados, como dioses enfrentamos a los elementos sin que la risa de nuestras palmas tomadas se desdibuje por el prócer ensimismado en su soledad.

Marco grita desde un lado y Polo lo persigue bajo el torpe aguacero, ni diablos ni reyes, ni esclavos ni Santos, a todos nos moja por igual la furia de la madre a la que hemos decepcionado, es su manera de hacernos saber que el error costará caro y no hay vuelta atrás, no hay plegaria válida para reparar lo dañado, no hay paraguas para el castigo, no voy a soltarte la mano, por mucho que tus pies resbalen te mantendré de pie.

Mujer de ojos pardos que disfrutas del aguacero y el pecado duerme calma mientras canto, re ensamblo párrafos entre relámpago y tronar, desmantelando teorías conspirativas del mantra y tu encanto. Desplomando cadenas de nubarrones la lluvia anda paseando, desmembrando al milagro para plantar sus semillas y multiplicarlo, como a tus besos en el neurótico revoltijo de revolución y revolucionarios.

Podemos esperar, no tengo la seguridad de saber si la paciencia es don o castigo, no sé quién se hace vencedor en la derrota pero puedo asegurar que entre derrotas forjé una espada a base de garras, un escudo a base de piel lastimada, un reloj fabriqué ensamblando los minutos que perdí perdido en tu mirada de café, llueve inclemente el aniversario punzante en mi centro, el recuerdo de los ojos de mi abuela, el canto de un tango sudamericano, llueve libertad si llueve en tu rostro, llaman a la puerta las malas nuevas por parte de las viejas.

Abre impura la flor que purifica mi putrefacción, desinfectante su voz cantando una nueva composición, no dejes de hacerlo princesa que tu canto apaga el Sol y el catalizador es tu desayuno enfundando mi dolor, infundando calor al torbellino de color, canta mujer y que se avergüenzen los cobardes que esconden su talento, canta que aquí estoy para aplaudir con mi silencio atontado, un atentado a mi razón, canta que extraño el corso de mi buen humor. Anda, cantando y sonriendo, no dejes de hacerlo, no, del bronce de tu piel al diamante de tu corazón.


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Los espero dentro de quizás una semana, con las 17.000 visitas cumplidas y con muchas ganas de seguir escribiendo y siendo leído, los espero a la vuelta con mucho más de mí, mucho más de ustedes.

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Hasta muy pronto y no tan luego!


Tigre.-