Como abrazarse a uno mismo.



Me deslicé hasta el sillón de la sala de estar para escribir, ella duerme y no pretendo despertarla con la luz de mi vela, venir al río siempre nos relaja y me da texto para sobrevivir. El agua creció por la tarde y del sudeste el viento fresco nos invitó a permanecer dentro tras la cena, la pesca no es una posibilidad.

Mantas, alfombras gastadas en un solitario cuarto de una casa que a la vez fue embajada, mi cama nunca estuvo tan dura ni Cortázar tan desgreñado aunque yo no puedo burlarme de nadie si es por eso. Medito, invoco un mar de palabras que desembocan en el canal que miras antes de apoyar tus palmas en las piernas de quien te ama, antes de arañar las llamas y morder con fiereza la almohada, podría perderse en universo en tu espalda, podría surcar la punta de mi nariz mil veces el sendero del que mis labios beben antes de llegar a tu cintura, podría revolucionar la historia haciendo magia si hiciera falta que mi eco resuene en tus ansias; esas que merman con mi ausencia, que desbordan con mis garras, que combinan a la perfección con mis marcas y tu falda, mi casa huele al vino que abriré mañana, tu perfume huele a salvación para el condenado y hogar para el desahuciado.

Lola es la clase de mujer que trae el tiempo como la neblina matinal de invierno o a las golondrinas el calor, pero que el ir y venir se lleva como las abuelas el catarro y las mujeres los piropos silbados, es una mujer sin suerte pero vuelve afortunado a quien la toca, una suerte de caja de Pandora con la diferencia de que ella por mucho mal que libere, cura mil males con su luz, sana cien heridas y roba mil sonrisas, su voz es como la de una sirena, por más que signifique la muerte oírla uno da la vida por que sus palabras lo asesinen.

Sus manos tibias me acarician el pelo me besa la frente y desnuda y descalza, envuelta en una manta verde de lana camina hacia la cocina, calienta agua y saca café de una lata, dos tazas y una de aquellas sonrisas de la que hablaba, una de esas que matan, pero a la vez salvan, como abrazarse a uno mismo, cálido, pero tan solitario como la mismísima muerte.


Tigre.-


Una vez más agradecido infinitamente con Ro y Piny por la fotografía, dedicado a ellas, a la Tigresa y todas mis otras mujeres, gracias por darme esto, texto para poder sobrevivir. No está corregido siquiera, temía que no me gustara y mi maldita costumbre de no conformarme me obligara a borrarlo, sepan comprender y disculpar.

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