Que se detenga el mundo que quiero fotografiarlo, que tus letras me apuñalen, quiero absorberlas, que tu voz en mi recuerdo sean aroma de flor. Que tu tinta dé energía a mi brazo derecho y mis textos recorran la noche hasta el universo en el que estés, que entre tanta luna de miel la Luna no me espere cuando salgo a ver llover, quiero que el beat de la canción nos envuelva en la sábana que nos eleve hasta el Sol, nos haga subir como la bandera del amor, nadie sabe dónde estoy si estoy en tu rubor. Se me va otro verano se me escapa otro reclamo y se me pone vieja el alma esperando que el futuro nos encuentre cantando. Te diré que he aprendido a ver con los ojos entrecerrados el contraste de las cosas y la belleza de los libros, tanto tiempo amando los detalles y ahora puedo inmortalizarlos, letra y lente, disparos y mente, muerte y reír libremente, segundos que primero son instantes, luego eternas imágenes, sueño consciente, prueba permanente.

Suelo recostarme y pensar en qué colores vestirán tus sonrisas hoy, buscarte en los recortes antiguos y recordar la noche en que nos fuimos del parque andando, escondiendo de todos, de nosotros, el fuego que luego iluminaría las voces del coro que cantaría nuestra fábula de zorros y lunas o zorras y Lunes, o quizás era de borra y nubes, o eclipses y bares, tal vez de borrones y nuevas cuentas, perlas y teclas de un piano y velas iluminando salones, pinturas y lumbre, costumbre y candombes, estrellas y deslumbre.