Dulce historia ajena.



Misterio, culpa y pretexto, parámetros inciertos de un pretérito muerto, un segundo en tus labios, un eterno infierno. 

Deja el calor de una hoguera, cierra tras su espalda una puerta de madera pintada y sin darle vuelta a una llave concluye otra etapa, besa con sus ojos cerrados al invierno pleno. Escapa a la noche, a ver un fantasma, el aura de la dulzura, el cristal con ojos pardos, el pilar de los presagios, el respaldo de los lechos, el sendero de los dichos a los hechos. 

Con pasos maltrechos se aleja, camino al comienzo inconcluso, perdido en el rastro de los pájaros, muñecos de trapo, porcelana y envidia, pequeños dulces y mil calorías, labios rojos, perlas negras, píldoras raudas, ramas de álamo, lágrimas de sauce, ¿Dónde escondiste las cicatrices que decías perdidas?.

¿De quién es la almendra que duerme en tu boca?¿De quién la miel de tus pupilas?¿De quién el gemido destruyendo el gélido desvelo? Pues lo nieguen u oculten, lo griten o escuchen, el último gran beso que te dieron fue mientras rugía la añoranza de mi existencia.




Will.- Tigre.-

Foto por Photo Pixel

No hay comentarios.:

Publicar un comentario