Anduve otra vez pisando charcos y sonriendo, cantando a voces, con gestos, el púrpura en las manos, la purpurina en los rezos y la seguridad sin cambios. Anduve recuperando especias que en un trueque trunco empeñé empecinado en querer que Mercucio retome los grados, Mercurio en los labios, veneno marcado, malvado, mal dado el beso final mandado, fiel mandato ante los ojos cálidos de la dama de las mariposas y los bordes dorados, ribetea con sus dedos florituras de fortuna y furia fauna filigrana, el magma, el karma, Nietzsche, chiste, calma, paraguas, para que abras, palabras, pan, cartas, la chance, perdida, la manta, pálida partida, melón, sandía, patrones, causas emputecidas, los sueños en vigilia, el santo que vigila, protege tus sueños, le susurra canciones a tus pesadillas, se desangra en la guillotina por la justicia tan merecida, creía, un tango que habla de olvido, no tengo dudas, no cubro casos malditos, un tipo flaco, pasión, sonriente. En conjunto con la bruma conducto conjuro futuros con tu mundano juego curioso y nublado, cero choques, electro voces, consulta, costuras, colmena con sectas, rectas respetan, no voy a contarte lo ágil que acabé siendo para el disparate, ya no haré hoguera de las llamas devenidas, le hago el amor a las excusas y mentiras, penetro espectro la decencia de tus secretos y te lleno de versos perpetuos. Primero muerto, luego escrito, después despierto y aún me elevo, seguro, celebro, selecto, bebo de tus secretos, del encaje de tu vientre sexo, de muerto a vuelto en un vuelo anhelo que fue féretro y se hizo fuego en las manos del instante imperfecto.
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