Anduve otra vez pisando charcos y sonriendo, cantando a voces, con gestos, el púrpura en las manos, la purpurina en los rezos y la seguridad sin cambios. Anduve recuperando especias que en un trueque trunco empeñé empecinado en querer que Mercucio retome los grados, Mercurio en los labios, veneno marcado, malvado, mal dado el beso final mandado, fiel mandato ante los ojos cálidos de la dama de las mariposas y los bordes dorados, ribetea con sus dedos florituras de fortuna y furia fauna filigrana, el magma, el karma, Nietzsche, chiste, calma, paraguas, para que abras, palabras, pan, cartas, la chance, perdida, la manta, pálida partida, melón, sandía, patrones, causas emputecidas, los sueños en vigilia, el santo que vigila, protege tus sueños, le susurra canciones a tus pesadillas, se desangra en la guillotina por la justicia tan merecida, creía, un tango que habla de olvido, no tengo dudas, no cubro casos malditos, un tipo flaco, pasión, sonriente. En conjunto con la bruma conducto conjuro futuros con tu mundano juego curioso y nublado, cero choques, electro voces, consulta, costuras, colmena con sectas, rectas respetan, no voy a contarte lo ágil que acabé siendo para el disparate, ya no haré hoguera de las llamas devenidas, le hago el amor a las excusas y mentiras, penetro espectro la decencia de tus secretos y te lleno de versos perpetuos. Primero muerto, luego escrito, después despierto y aún me elevo, seguro, celebro, selecto, bebo de tus secretos, del encaje de tu vientre sexo, de muerto a vuelto en un vuelo anhelo que fue féretro y se hizo fuego en las manos del instante imperfecto.
Cuando conocí a Julia hablamos de las miradas, de las pasiones ocultas, de las verdades calladas, la música de las palabras, las costumbres calmadas, bajo el cielo nocturno de una Londres apagada vertimos vino esperanza en las copas estrelladas, de Galicia en gala, de cervezas en Malta, con condiciones en fragancias, vimos las balanzas bailar y supimos pendular en la península de una noche perpendicular, no me amedrentaban sus rosas espinas, no me seducían sus ropas lejanía, cuando Julia reía, su boca de película se hacía ritmo y resquicio, le prejuicio grieta, la fantasía desquicio, así, le dí lo mejor de mí en el dulce ácido de los cuatrocientos veinte detalles derrelicto, disco y también camerino, la chacarera del anonimato, las plazas, más faldas, faltas y erratas, las ratas eléctricas y las acuáticas, la magia cuántica de su física magia, alquimia de segundas y cuartas, respaldo, rescata, frenética fragata en los gemelos gemidos que quiebran vidrios de paredes golpeadas, tercer tiro, pido asilo sudando en el desnudo de las mafias, quedan huellas y marcas en el río en que bañas las mañanas primeras de últimas ganancias, impuesto, imprenta, impronta, dispuesto, dos puestos más lejos, rayos y truenos, soy suelo, soy terco, tenso en tu proximidad, extenso para hacer más cortas las distancias distópicas y sus linternas desgracia, desgracias hoy, desgracias siempre, de Marcia, de campeones, en Gancia, limonada, de estancias, de falacias, las fotos infantiles, los osos merienda, leyendas, de fuertes vientos en la rotonda del vapor, en el callejón del amor, reverencia, referencia a las frecuencias donde encontrarme en códigos secretos me volvió muerto en la manzana de la bella, veremos, el pueblo huele a cerezo condenado, yo huelo a la primera vez que me dejó helado, cuarto cuadro como quemado, quise ser grito, gritaré por los siglos que sigo acariciando las luces de tu encanto.
Un one shot, que no es.
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