Nunca supe tu nombre, me acostumbré a llamarte por tus detalles, te bauticé Paraíso a fuerza de buscarte y buscarte en el desierto de los finales abiertos, te pinté de blanco y rojo para celebrar tus dos siglos junto a mí y te vi borrar con una mano las costuras de mi cráneo, dejando dentro lo que debía quedar, quitando lo demás. Te vi llegar y no entendí dónde podría haber nacido un ser tan especial, con potencial para inspirar no sólo a Leonardo, sino además, para que Mona Lisa sonría pese a su fatalidad, lo veo en sus ojos, entiendo su malestar, pero si ella pudo hacerla torcer sus labios cómo no va a lograr torcer mi voluntad, si yo quisiera no haber venido mas aún menos deseaba decepcionarla, tuvimos ganas de disfrazarnos de ausentes en más de una ocasión.
Nunca supe tu nombre, me acostumbré a llamarte por tus detalles, te bauticé Paraíso a fuerza de buscarte y buscarte en el desierto de los finales abiertos, te pinté de blanco y rojo para celebrar tus dos siglos junto a mí y te vi borrar con una mano las costuras de mi cráneo, dejando dentro lo que debía quedar, quitando lo demás. Te vi llegar y no entendí dónde podría haber nacido un ser tan especial, con potencial para inspirar no sólo a Leonardo, sino además, para que Mona Lisa sonría pese a su fatalidad, lo veo en sus ojos, entiendo su malestar, pero si ella pudo hacerla torcer sus labios cómo no va a lograr torcer mi voluntad, si yo quisiera no haber venido mas aún menos deseaba decepcionarla, tuvimos ganas de disfrazarnos de ausentes en más de una ocasión.
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