Duelos feroces.


Lola adora viajar, de alguna manera llegó a Francia y dentro de su amplio historial de destinos se encuentra "La Massana", una de las siete parroquias de Andorra, más precisamente una pequeña cabaña en las cercanías del río Valira del Norte, un lugar utilizado por alguno de sus parientes como refugio durante el periodo Franquista en España, una construcción que duerme bajo las copas del los árboles que pueblan la zona, rodeada de cerros y campos de tabaco, poco poblada en relación a lugares adyacentes, o al menos lo fue mientras hizo falta.

Lo que la llevó a visitar aquel lugar fue el deseo de apartarse de todo, todos necesitamos un respiro, un cambio de aire y ella tenía al Sur un lugar para apartarse, para viajar.

Una tarde golpearon a su puerta, carta en mano un señor ya entrado en años la saludo cordialmente y se presentó ante ella, su identidad no importa sino la noticia que traía consigo, la pérdida de un ser amado siempre es una pena incluso cuando la partida es tan sólo un "Hasta luego" y para muchos un alivio. Todos necesitamos un duelo, todos merecemos un respiro y un suspiro, un tiempo para decir Adiós. Lola preparó una valija y eligió marchar otra vez, pero antes, debía recoger algo para llevar consigo, cerró las cortinas de su departamento, apago las luces y bajó las escaleras, decidida, sin mirar atrás, comenzó a caminar calle abajo y algunos cruces más allá se detuvo, se agachó, tomó una pequeña piedra del suelo y la lanzó contra una ventana en lo alto de una tienda de comida, se abrió y ella sonrió por primera vez en todo el día, dijo algo casi a punto de gritarlo y se sentó en el cordón a esperar.

Bajé apresurado, midiendo con precaución en cada paso los escalones por venir, cauteloso pero decidido a salir lo antes posible. Ni bien oyó la llave abriendo la puerta que da a la acera de un salto se lanzó sobre mí y yo, conociéndola y no necesitando una sola palabra para leerla sostuve su cabeza contra mi pecho y la dejé llorar, sin apuro, sin hablar, llorando también sin mover una pestaña, manteniéndome íntegro para ella y su dolor.

Viajamos algunas horas hasta que logró conciliar el sueño por más ligero que éste fuera, recostada en mis brazos como una pequeña niña, vulnerable, dolida, inolvidable, bellísima. Tras haber pisado ya territorio español y habernos adentrado en suelo perteneciente a La Massana tuvimos que caminar hasta la pequeña y humilde cabaña que sería nuestro dulce hogar durante los siguientes días, construida completamente en madera, acogedora pese a haber estado cerrada por un buen tiempo a juzgar por el hedor a encierro y polvo, sólo tres lámparas, una en la sala de estar, una en la cocina y una en la habitación, un pequeño refrigerador y una hoguera con chimenea digna de ser incluida en alguna de las fábulas de Walt Disney para dar calor a una princesa, tanto que lo primero que hizo Lola al llegar fue desplegar una manta sobre el suelo frente a ella y pedirme que la encienda, salí sin chistar, tomé algunos troncos cortados de una diminuta edificación adyacente y tras uno o dos intentos fallidos el fuego se estableció para dar lumbre y calor a cada ambiente.

Renace, puedo verlo en sus ojos, noto perfectamente como la madera ardiendo en chispas la lleva a otro plano, un universo donde puede abrazarlo, besar su frente y decirle cuánto va a extrañarlo, donde él podrá sonreír y jugar esperarla pero sólo si es hasta que la vida así lo decida, sólo si ella continúa como hasta el día doy enorgulleciéndolo, sin bajar los brazos ni la guardia, sin dejar de caminar mirando al frente con la frente en alto.

Me siento a su lado con la cena en la mano, me mira confundida, se gira y observa que fuera, tras las cortinas ya no hay claridad, ya no hay siquiera rastros de luz, la noche cubrió el paisaje y las horas volaron como las aves cuando el obscuro velo nocturno se abalanzó sobre el verde que decora los alrededores, bufa como en un quejido, no tenía idea de cuánto tiempo había pasado entre brazas quemando, la miro, le sonrío a los ojos y le ofrezco de nuevo su plato de comida caliente, asiente y lo toma, cenamos casi en silencio, un silencio cómodo y placentero, no un silencio vacío sino todo lo contrario, un silencio charlatán y jocoso.

Hace ya seis días que aquí nos tienen, Lola sufre la ausencia mas no la lamenta, Lola sabe cómo es la vida y sus condiciones, en este momento duerme preciosa y silente, ya no la oigo maldecir entre dientes por la noche ni madrugar descalza para que yo no despierte, ya acabó su duelo y su infierno, Lola es feliz, más jamás lo alejará de sus recuerdos.

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Como siempre agradezco y agradeceré el tiempo utilizado en leer esto que es mi alma y mi esencia, lo que amo o al menos una de las cosas que me apasionan, agradezco también que compartan/difundan si conocen a alguien que pueda llegar a apreciarlo, disfrutarlo o simplementente tomarse un minuto para leerlo.

Buena semana, buenas vibras, buena vida!

AH! Foto colaboración por parte de obviamente Rochi ("Prima") Taboada Ph. ---> Photo Pixel , gracias a ella y por supuesto a la modelo, una ídola, un fuertísimo abrazo a ustedes dos.

Tigre.-


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