Blanca Luna.

Volvió a soñar contigo la Luna, con tus ojos claros como el cielo del aislamiento, subida a un taburete entre gritos y gente, estabas alta por suerte, porque siendo tan alta la Luna y tan blanca tu piel, el contraste en el abrazo fue pura maravilla.

Volvió a soñar con la ausencia, de eso va la nostalgia, de eso se trata este fragmento, de que pasa y pasa el tiempo, pero no se olvidan los momentos, porque aunque se marchite el jazmín, el recuerdo de su aroma perdura perpetuo, hoy la Luna se escondió junto a Venus, quiso contarle de la sonrisa de la zorra, de la mentira del llanto que vuelve fea a la gente, de la leyenda de la puerta agresora. Anoche el cielo se pintó de asombro, con sabor a ensalada de frutas frescas y tigres de adorno, el dado rojo para la suerte, el último beso para siempre.

La Luna se vistió de Sol para acabar con los problemas de horarios, se disfrazó de lluvia para bañarte de tanto en tanto, cambió su perfume a papel y tabaco para ser el placebo en tus noches de sueños malos, pintó sus pasos de bruma para que cuando comiences tus días de invierno tus piernas no se sientan tan solas andando. Sus voces cambiaron, de registro, de timbre y de llanto, así en la música estará siempre el abrazo del Santo, así en el canto de cualquiera, hallarás el arropo de su manto.

La conexión entre mentes, las casualidades y no tanto, la reacción de tu piel a su tacto, la luz de tu miel y el sabor de su encanto, la Luna no olvida, la noche termina, en sueños te mira, te sonríe y se gira, te guiña un ojo y grita, te espero toda la vida.

Simple, siempre.



Siempre, con sólo una mayúscula para no gritar, con una capital, el universo es territorio único y atemporal; siempre, por eso de asegurarnos una eternidad, por todo aquel asunto de la cuarentena espiritual, siempre, porque la pandemia del veinte no nos quita las ganas de beber libertad.
Que si nunca, que quizás, que hasta luego, volverás, que conspiraciones, que azar, ¿Qué decías de tus ganas de bailar? Que se fueron las estrellas, que después de estar siempre te devolvieron sólo sal, ¿Qué decía aquel tango de llorar?

Siempre como medida de tiempo, por aquello de ponerle tempo a lo que queda por llegar, por llamarle de algún modo al milagro de la perpetuidad, por hacerle un favor a los malos entendedores o los adictos a la paráfrasis al menos, siempre, porque el espacio necesita tiempo y con sólo un par de galaxias para siempre no tenemos.

Siempre, porque si te digo fechas te estaría mintiendo, porque si quisiera los segundos los compraría en la subasta de invierno, que los días son cortos y los abrazos milenios. Por eso siempre, porque si no creyera en lo eviterno, no le escribiría a los fantasmas del encierro.

La estrella cumplió.

Dijimos que ser no podría, la fotografía de los dos es un marco vacío de uno y uno, el eco de un zurdo cero, el eco de un "Te quiero" blando en un tibio mes de Enero, en un recreo de maltrato y encontrarnos distintos y aislados, si apareces o no a un lado del retrato. Veranos de dar el salto, de contar cuentos, de tanto tiempo, de tarde, uno en dos cuerpos, de dos astros en un reproche del viento, de un padre tan ausente que atormentó el crecimiento, del hijo que no vuelve aunque llore y a las estrellas fugaces le pida favores, del mundo donde el héroe fue juzgado pero el niño sonrió con orgullo desmesurado, donde las luces se apagaron pero las llamas dieron palmas a los terratenientes del cuarto creciente de la Luna de nieve.

Si se acaban las promesas, si me borran las palabras, si las composiciones se descomponen y el miedo en medio descojone se ríe de nuestras proezas, yo te querré; después de ayer y antes de mañana, en pobreza e infortunio, con insomnio por la noche y las mañas enmarañadas, en la sed que me regala el privilegio de verte dormir y la saciedad de desbordar con mis besos tu Norte, en tu nexo y tu frente. He querido ser alguien, aprendí a escribir como recito, cantar para sentirme menos solo las noches sin abuela y sin recinto, pintar para transformar una estúpida historia de amor en un derrumbe de colores sin recuerdos, ¿Qué le voy a hacer? No nací ni guapo ni talentoso, pero en el asunto aquel del amor, yo nací enamorado de crear.

Tigre.-