Refugio.



Es imposible medir la fuerza de un objeto o sujeto en reposo, es en el esfuerzo cuando podemos demostrarnos y demostrarles nuestras capacidades, quedarse quieto es una decisión y un modo de existir, quedarse de pie es no rendirse y rendirse es catalizador, somos culpables de todo lo que nos rodea e influye sobre nosotros, el tiempo que nos golpea, el viento que nos sacude, la sal que nos oxida y la mujer que nos abraza, somos causa y podemos ser efecto, somos un individuo y podemos ser masa, molde y coraza, vestidura en la derrota y desgarro en la victoria, vertiente, valientes que envalentonen a los displicentes, bendiciones a los infantes e infarto a los mediocres.

En un mundo salvaje de hombres de traje y ultrajes varios escribir en una farsa de transporte es atentar contra los caminos, abochornados observan cómo las personas menos decentes cantan sin decir nada, mueven sus pies vaya uno a saber bajo qué voz, se miran y sonríen desconocidos, se conocen y se olvidan, se imaginan y se mortifican, estudian, se maravillan y se reinventan en una sonrisa, se aman en el plebiscito que los encadena, sin embargo, las ataduras de sus manos no son esclavitud sino compromiso y contacto, contacto urbano, cercano y soberano.


Reposa para descansar y recuperar fuerzas, no para esconderte de lo que te asusta de ahí fuera.


Tigre.-

Ser sin serlo.

El pasado Domingo fue el día de las madres al menos en mi país, esto es algo de tanto que tengo para opinar respecto a ello.



Repleta mi sangre de tus logros y tus monólogos, como escopetas en mis ojos las miradas de tus tonos y de tus matices un poco. Moños para la gala de los quimonos y en tus proyectos almendra y polvo, de sorbo en sorbo el limón de tus latidos a-rítmicos y el morbo. Ímpetu y coraje en lo lóbrego, un borrego en tus formalidades y una bestia en tu ropaje, acetato para tus manos y aguacate de tus  facultades, la repostería de tus inexpertas recetas y la voluntad de tu maternidad ajena, tus ojos negros de crianza pura y lamento, una madre sin serlo, responsabilidad absurda y tu vientre en curda, tu mueca de fastidio ante el calor del infierno y la mordida de las hormigas en tu piel de primavera. De mi madre postiza aprendí que criar es tan duro como parir, distinguir entre los hombres y los salvajes es tu fuerte, aunque te cueste la madrugada tu bondad todo lo puede, pese a tu tiempo y remordimiento brilla tu luz en mi pueblo, tu niña es tu reflejo de la raíz que llevas en las venas. En tu día de la madre tienes tanto derecho a un texto como a un chocolate negro en tu hábil mano izquierda, con tus caprichos construyes un manantial el Viernes que por fin te encuentro, sentada en mi cama con el abrazo presto, con tus helechos me das aire y con el dolor de tu cuerpo sigues siendo ejemplo de un trabajo bien hecho.
Con el hierro y las manos que te forjaron das cátedra hoy de semblante y siembra, cosechas los frutos en sus cuadernos, pasos de baile e idiomas extranjeros, tal y como mi abuela lo hizo conmigo eres madre sin serlo, eres ángel en este infierno y calor en el hielo, malcriado el desvelo en el que te observo, mal aprendido el oficio de ser tu genio e intentar conceder cada uno de tus deseos.



Feliz día a cada madre que lo es sin serlo, feliz día, morocha de ojos negros.



Tigre.-

Rojo literal.


Se oxida tu sonrisa sumergida en la sangre de la Luna satisfecha y foco de un millar de miradas, vistió su traje de gala rojo entallado a su figura magnificente, el abrazo del Sol pintó en su manto colorado un paisaje para el telégrafo de mis palpitaciones, mensajes que recorren el espacio y cierran puños impotentes. Los ojos negros que me tienen en un trance de cereza y vino, postre fantasma para mi hambre falsificado, figuras de porcelana en el encaje de tu cuerpo, florece tu figura en tu sábana como un loto en mi piel cuando llegue el momento de responsabilizar. Mi cuerpo se acostumbró a dormir contigo mas mi alma más, hace años no pasaba una noche en soledad, sin soberbia, sin claustrofobia ni libertad, años de no platicar conmigo y controlar mi sed y la pesadilla del viejo continente.

Canto porque cantando mi sonrisa luce más natural, canto porque si fingiendo que no me importa las cosas no van a mejorar, canto porque gritando me recuerdo la verdad de cuánto he perdido llegando a esta altura y esta realidad. Canta, canta y dame una oportunidad de leer mi alma que chisporrotea tu falta y su necesidad, dame el coral de tus labios y el brillo de tus manos, seremos arrecifes en el sexo y la fatalidad, serás como la esencia que anhela mi desabrido amanecer, sigo caminando y sonriendo porque las promesas no son culpables de las imprudencias del destino ni los desatinos de la justicia divina, sigo escribiendo y algún día quizás a alguien un texto nacido de mí le ayudará, sigo porque mi realidad tiene sabor a homenaje y felicidad, sí, también a tristeza y desigualdad, a melancolía y mentira, pero también a orgullo y belleza sin igual, cada quien decide qué valores pesan más sobre la balanza de la vida, prefiero sonreír a lamentar.

Quemo papeles invocando a Leviathan, rasgo las cuerdas imprimiendo con mis manos la alevosía de mi naturaleza extinta, dame píldoras para rimar y rimando seré un caballero singular, pero el plural de tus aullidos saliendo del corazón, duende artificial y murga espectral, dame lívido y carnaval, en tu caravana de detalles montaré un circo personal, dale espacio a mi felino interior e indagaré en tu ritmo cómo ser beneficio sin letras chicas, amemos los causales y el casual estrechar de nuestras palmas pintará el champagne del rojo astral, rojo literal, rojo natural.
Levanta polvo los pasos del baile que nunca logré dominar, levanta espanto el pensarte irreal, levanta los brazos y desnúdate en un eclipse en la agonía de la frivolidad.



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Tigre.-