Nómbrame mitología.




En ella habita un hombre, una merecida comunión entre todo lo que tiene que decir y lo que está por venir. En un hombre habita el amor, el que nace en el pórtico y estalla en un colchón, en un relámpago habita una canción de velas y pasión, en ella habita la necesidad de marcar sus garras en la espalda del corazón, habita en un pueblo a mil pueblos de distancia la misma sensación de liberación y el mismo sueño de satisfacción. En una vida habita la vida pasada que en la actual los unió, como si hubiesen sido creados en otro tiempo con la misma intención, la coincidencia y la causalidad, él hizo girar en el aire una moneda hace una era y ella en pleno giro la atrapó en otra dimensión, cara o cruz, las dos caras de la transición, de una a otra reencarnación, fuimos tal vez amantes mientras conquistaba Napoleón, pudimos haber sido conquista en la colonización de los muertos sobre el mundo real. Quienes hablen de nosotros nos nombraran mitología, trascendencia y creadores de visión. 

Habita en tu cuerpo dorado la misión de no estar solos, cumplida, habitamos ambos en un tiempo y un espacio infinitos, en la púa rasgando un disco, en los golpes de una murga cortando caminos a su paso, obligando a mover los pies, a limar las suelas y borrar las huellas levantando el polvo, cortinando nuestro sexto pecado consecutivo, amalgamando lo que fuimos en otros mundos mientras no éramos, lo que será de nosotros el día que el mantra suene a colisión.





Habita en las ondas del viento una canción, certera, mortífera y de rubio esplendor, habita el desencuentro y la distribución de los vienes y los vas, asciende el credo si se vuelve su nombre un cronopio, destierran la tormenta, despiden con una mano al payaso del que todos huyen, comparten la misma mirada de furia como si las hubieran pintado con el mismo pincel, medido con la misma vara, cara a cara frente a un espejo a un eclipse de distancia. 

Recuéstate, desnuda tu parte menos física, libérate y descansa en mi pecho, la herida sigue abierta y sólo llueve sal, duerme, tengo otros cinco minutos para ceder otra de mis vidas por estar así, despierta, aún queda mucho por ver, despídete, pronto, muy pronto nos volveremos a ver.



Tigre.-



Incendia mis mares.




En mis ojos ves el llanto contenido, intentando escapar a borbotones, irascible, impalpable, ves en mis ojos cuando sonrío, ves también cuando pierdo los cabales, el control y la razón, mis ojos son fuentes de conocimiento, artistas, espigas, amables, atemorizados y atemorizantes.




Pero tus ojos... Tus ojos son un lago de petróleo, negros, profundos, de un valor incomparable e inconveniente, te ahogarías en esos ojos, hundiéndote aunque quieras evitarlo, ojos de petróleo, volátiles, al más mínimo error los verás arder e incendiar hasta los mares, ojos de tragedia, de asombro y de nostalgia, ojos milagrosos que sanan con sólo una caricia de tu mirada, ojos penitentes que te condenan al exilio cuando los cierras y miras hacia otro lado.

Ojos enamorados de una diosa y encerrados en dos párpados humanos, ojos que mientras descansas cantan y bailan burlándose del olvido que se arrastra llorando, sabe que él no existe cuando tus ojos de petróleo las mañanas han iluminado, no existen diamantes ni esmeraldas si los ojos negros se han posado en tu paladar de observador, no hay olvido, no hay amnesia, bajo la sombra de tus ojos hay demencia, no creas que tendrás una chance, como Medusa caerás en la inconsciencia, no tendrá clemencia, te mirará y serás tú, la fiera, presa de su ataque silencioso y letal. Caerás en su encanto y ni la manzana más envenenada te hará olvidarla, aunque te condenaran al sueño eterno sufrirás las consecuencias de su mirada, atacará tu sueño y esos ojos de petróleo serán la nada y el todo, serán compañeros hasta el fin de tus tiempos.



Tigre.-

Frontera Pasional.




Considerando que les gusta, que lo disfrutan, otra lectura!










Frontera Pasional.



El troquelado en la piel te hace fuerte, perduras en el espacio por la imagen de tu espalda, una reina en la materia del clima; calor, precipitaciones y tormenta, brisa rejuvenecedora, la atmósfera que extiendes al paso, aura y fenómeno, un ciclón cuando me haces el amor, un Sol radiante cuando duermes, Tramontana cuando te marchas, me envuelves, me despeinas y enloqueces.

Un meridiano trazado en tu pecho, un trópico indecente tus caderas y un polo tú, otro yo, juntos un sismo imprudente. Puntos cardinales como la señal de la cruz, capitales, Estados, la nación de la euforia entre tus piernas independizadas, me nombras ciudadano ilustre en cada gemido, embajador de tus instintos distintos, divergentes, monarcas en pacto de paz con los míos.

A tu rostro en mi mente le di tinta y una pluma, la recorres por completo y así trazas el dibujo de mi desesperación por desnudarte, despilfarrar rugidos, desprenderme el alma del cuerpo, amarte sin amar, no saber dónde se está.

Y entre mapas que con el tiempo pinté de azabache y Jade rememoro las rutas que descalzo anduve, mutilando a los sujetos que pasaron por los páramos sin fundar ni un condado. De tu Norte soy sacerdote, de tu Sur un guerrero dedicado y destinado a morir para que en un grito te vuelvas continente de mi sexo, emperatriz de mi orgasmo.

Mujer de geografía rica en relieves, perderme en tus amplias praderas, desatar el cordón montañoso con mis labios, quemarme en la erupción del volcán de tu vientre, nadar el océano de tu erotismo, alimentarme de tu exótico fruto y saciar mi sed en el oasis de tu cuello.


Un viaje constante por la geografía de tu cuerpo, amarte, un camino sin regreso.


------------------------------------ O ------------------------------------



Gracias por leer, escuchar, sentir y compartir, me es de gran ayuda que lo hagan.

Nos leemos pronto, muy pronto.


Tigre.-



Un lustro en Gibraltar.

Ya que lo pidieron... Lectura correspondiente al texto... Espero lo disfruten!







Un lustro en Gibraltar.


Un hombre de pocas palabras no es un hombre vacío, un escritor inmortaliza tantas cosas, tantas personas, que las vuelve eternas y leyendas, Lola, un claro ejemplo del caso, sus ojos ahora son una copla que la gente recordará por siempre, plasmados en la infinidad de un texto escrito con sangre sobre galaxias de pétalos sombríos, su voz es un resplandor en el reflejo de un vidrio que ni el sexo invernal puede empañar.

Un hombre que sonrió con el iris y las pupilas puede doblegar a la dictadura del tabú y a las malas lenguas que a voces perpetuas imagina la vida sin complicaciones ni vulgaridades, un hombre que no ama no es un hombre, es una máquina, no cuestiones sus maneras ni sus motivos, pobre hombre que no puede dejar de escribir, pobre Lola que no puede morir, sus matices y detalles ahora serán próceres de la poesía y jazmines en el desierto, únicos, imprescindibles y libres, las letras que la describen son hoy himno en los corazones rotos.

Luciérnagas anuncian la noche, libélulas la lluvia venidera, el sudor la primavera impúber, el llanto silente es prueba del sacrificio latente. Y escriben, los enamorados, los impacientes, los desamparados que buscan techo en el suplicio y abrigo en lo superfluo, líneas que dibujan historias de los días relámpago, días que duran parpadeos y te esfumas es un abrir y cerrar de ojos, noches interminables de Noviembre en la soledad de su ausencia, es que Lola deja marcas que ni un cometa podría sobre un colchón con insomnio, te vuelve Tigre a la hora de amar, se vuelve fragancia sin perfumar sus labios e historia sin fecha de caducidad.

La amo, negarlo sería la como fundamentar la hipótesis fantástica de un hipócrita que no aprendió a reconocer su propia verdad. La extraño, intentar evitarlo seria como asegurar que el Sol mañana se apagará, estamos a mil años luz de una misma realidad pero estamos tan unidos que no puedo no nombrarla cuando creo frases de lealtad, Lola nunca morirá, me enamoró hace un lustro y aunque no la vea su solemnidad golpea en mis manos cuando intento no temblar al verla ser o estar. En Francia o Gibraltar, en mis sueño o al despertar, el misterio de aprenderla es adicción en mi sociopatía aguda, me pone nombres, me apoda Tigre y me dopa antes de asesinarme una vez más, me llaman poeta por lo que llevo dentro y no por lo que tallo en versos de cotillón, me enterraron un centenar, me dieron por muerto pero mis ojos no se apagan ni en la total abstracción, soy letra y soy eternidad, el día que la vida pierda podrá perder su humanidad, pero mientras mi tienta trascienda ella será mi eternidad.




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Tigre.-

Caratulas bajo la lluvia.

Después de mucho tiempo, el regreso de una sana costumbre... Lectura. Un sólo tropiezo, preferí dejarlo para hacerlo más espontáneo.






Caratulas bajo la lluvia.


Las primeras luces del nuevo día escurren por los callejones distraídos y pintados de historia. España, almendrado en las aceras benditas, ciudad de actores y matices admirables, azul-grana y merengue, aldabas y tejados, luminoso ando el sendero del cantor, el ecosistema del pudor, la selva de rencor y el catalizador de puntos y comas.

¿Dónde quieres que te nombre? ¿Dónde duermen los plebeyos? ¿Dónde se ocultan a llorar los condes?

Del equipaje que cargué hasta aquí fui perdiendo hasta el último alfiler, de las mujeres que me amaron huí sin dejarles seguirme el paso y ahora, sólo sin un labio recuerdo el incendio del niño, la desesperación anestesiada, la fidelidad del canto, la bella, el rostro de la bestia y la locura del humo abordando los pulmones del clérigo.

De entre tanto parto al tacto por el centro y por los lados, palpo y encanto, levanto la mirada y con pupilas que dan saltos como con zancos me embarco en la soledad del papel en blanco, te extraño tanto, te río un llanto, te llamo un espanto y entre tanto envejecer creo que es cuestión de aprender que avanzar es crecer, ganar blancos cabellos y destacarse por ellos.

Piénsalo...

Si de tanto camino andado encontraras a una pitonisa vestida de niña de perfectos rizos ¿Cuál sería la única pregunta que le harías?

Ahora piensa qué sucedería si la respuesta a ella fuera sepultada tan dentro que tuyo que no pudieras recordarla, si sólo sintieras en tu corazón que han saciado tu inquietud, saldado tu deuda, aplacado tu duda... ¿Qué preferirías que planten en tu mente? Quizás el paradero del amor ausente, la solución al complejo dilema del "Por qué" Una fecha, una firma, una imagen, un paradigma, el montaje necesario para ver tu futuro, el desenlace del cuento que aún ni siquiera ha sido escrito, el nombre de tu estrella más cercana, el perfume de tu rostro más humano, el significado de tu cuadro más abstracto, el refugio del personaje que añoras tanto.

Piénsalo otra vez...

¿Cuál sería tu pregunta ahora?

Busca bien en tus frases, en tus manos y en tu calmo canto bajo la lluvia de verano... La respuesta está allí, dentro de tu lado más lejano, dentro de ese gesto platónico y pintoresco. Busca en tus disfraces, caratulas de tu Yo más impropio, del fin del principio del choque de los planetas. Búscalo, búscame y búscate, seremos anfitrión, invitado y espectador, la respuesta a tu duda existencial, la solución a tu planteo y lo fundamental en el desenlace de los cuerpos.

Sonríe, la respuesta espera allí.


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Tigre.-

Tigre de ojos blindados.

No me gusta perder, pero esto no es un juego...

No tengo tiempo de llorar, el tiempo muerto que poseo es el que te toma callar al silencio y hablar, no siento el tiempo pasar entre estrofas de caoba y azar, no envejezco a tu lado, crezco, maduro y me compadezco de los presos del tiempo testarudo. Tiempo es darle al suspiro una corchea de más, darle al hervor un toque de azafrán y dejar que la Luna se llene otro chasquido. 
De pie sobre un banco en un parque francés, un discurso al alba, hacer leña del árbol caído, hacer vino del vaso vacío, tango del paso frío, hace tiempo no hago un salto al abismo, hace un siglo no avanza mi ritmo cardíaco, hace tanto que no sueño que sueño contigo, hace tanto, tanto lío el escritor que ya casi no es mi amigo, hace algo distinto mi cuerpo dormido que lo hace dominio, hace tantos Domingos no pierdo los estribos, hace tantos años que escribo que es texto lo que pienso, lo que siento, lo que digo.


Hace mil olvidos éramos mujer y marido, la tinta y el estilo, la rima y ánimo nacido, hace un millón de constelaciones rotas que no tengo noción de lo que he vencido. Ponerle una sonrisa al desastre, sal a la herida perpetua para recordar por qué está allí, clavarse al suelo con el desgarro en el pecho para que permanezcas intocable y en paz, un silbido de humanidad en plena guerra, un zumbido aplaudido, un susurro invencible, una píldora para el rencor, un soldado en la batalla, un rey encerrado en el espacio reducido, un Tigre de ojos blindados.

No hay tiempo perdido sin algo aprendido, no hay enseñanza en vano si tu mano se cierra en mi brazo y queman como brasas bravas quemando el tiempo. Mujer, tus riendas y tus piernas escriben poemas en primaveras longevas, tus sueños me despiertan y los sueños de mis sueños me dispersan pero el rojo vivo de tus mejillas me reciben pieza a pieza, mancha a mancha, marca a marca, me rearman y entre el fuego que despliegas de mi ceniza resurge mi inconsciencia, locura y preludio, premonición y percepción, pulseras, persianas, portales y pociones de "De vez en cuando", profesionales sin profesión, maestros sin títulos, escritor sin libros, un hombre sin tonos, un hombre sin tiempos.



En un metro y poco más se esconde la mujer enorme, inmensa, en dos décadas y algún año se desarrolla la gran odisea de ser imposible en un enorme universo de posibilidades, en un papel pierde las cábalas un santo, en un reniego ruge el Tigre enfadado. Disipa el dolor tu tacto,
remplazando la euforia por el éxtasis tu pulso y tu canto, me encanta, me salva. En un minuto de tu tiempo puedo hacer preciosas caricaturas en tu piel y tu alma, las palabras alcanzan un lugar que no podría algo más, las palabras que deja mi boca en tu pecho, en tu cara con máscara de almohada, la palabra tatuada más allá de tu piel virgen o esclava, mi palabra, la que riego en tu jardín cuando mi cabello alborotado te canta, mi palabra, sangre del tiempo, santa plegaria.

              -------------------- O ------------------


Tigre.-

Eclipse ficticio, pero real.

Tras algunos sorbos de café pensando y repensando la página que leí en el diario de Lola, dejo pasar unos minutos y lo vuelvo a abrir, vuelta de hoja, algo más tendrá para decir...

...

Un rugido recorre los pasillos y excede los techos, un fulgor emiten sus dos ojos mientras muerde a su presa, presa de sus garras, perdida en el placer y la rendición. Primero fue el huevo, luego la gallina y por último sus manchas a lo ancho de su cuerpo. La noche cae en el Sur de los peregrinos, la vida fluye en un cáliz de papel, el Sol brilla y el grafito lo refleja, la Luna es Luna por muy cubierto que esté el cielo. La mira a los ojos aunque no haya una sola lámpara encendida, le grita amenazante aunque el eco no exista; la respira, la huele, la acaricia como ablandando la carne que será su cena. El eclipse no existió más que en sus sueños, el perfume no fue más que un espejismo, el orgasmo no es orgasmo si se adeuda, sus mejillas rojas se persignan, tiene el cuello sostenido por una garra anaranjada, tiene tanto para dar que no da más de sí. 

Cada persona es un mundo, cada mundo con su himno, cada texto su historia y la suya es una fábula, son tiempo y tono, son todo nada, un mar de llaves y ni una puerta cerrada, una sola gota de sudor que inunda el alma, una sola emoción que mueve montañas, un sólo corazón que tanto extraña, una página en blanco y el amor en tablas, un jaque al temor, un mate de palabra. Tiene una porción de vida por cada lugar por el que anda, tiene una sola prisión, el tiempo que le falta. No me digan que les hace falta, le falta fuerza para enfrentar a la nostalgia, le falta espacio para andar, le sobra amor para su semejanza, sangre de su sangre, familia somos, del polvo venimos con cien pájaros en mano, con un soneto despiadado y un tango en el piano. 


Aturde tu grito, rugido de santos, acude a tu auxilio el felino humano, altura del manto, lujuria y espanto, ha perdido tanto por querer ser blando, ha lastimado en vano por andar sin llantos, llueva o no en la calle llueve dentro de su coraza y casco, yo no quiero ser testigo de sus ojos rojos, ni partícipe de su loco andar, yo quiero ser parte de su primer salto y quiero acariciarlo mientras duerme después. 

Quiero un Tigre, todos queremos un Tigre que nos salve de una fiera peor.

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Gracias por el cariño y la difusión, es todo un honor para mí escribir para ustedes, de más está decir que tienen la página de Facebook para estar al tanto de las novedades https://www.facebook.com/NeuronalRevolutionBlog y que son libres de comentar, sugerir, etc. tanto como quieran. 

Texto profundo, sentido como pocos. Escrito camino a casa, en cuarenta minutos. Como en los viejos tiempos, no hay mal que por bien no venga.

Buenas vibras, buena vida. Fuerza, pasión y poesía.


TIGRE.-

Diario de Lola.

Me sentía afortunada por tenerlo de pie frente a mí...

Me sentía especial, atraída por él, a leguas de la realidad, a un infierno de su esencia, me sentía contenida incluso cuando permanecía lejos mío, es tan distinto, tan él, tan como ninguno.

Me trataba como un personaje de película, mirando primero mis ojos, luego mis labios y por último mis muslos, me hablaba en tono relajado y bajo, callaba sus problemas sólo por escuchar los míos, calmaba mi frío como pudiera, me amaba con un estilo que al día de hoy aún sigo sin poder describirlo. Amable y de paso pausado, con la mano en el bolsillo y el tabaco en los labios, le decían Tigre y el sabía cómo mirar a sus presas, las cautivaba, las adormecía y justo allí atacaba, con filosos colmillos que hundía en mi espalda, con besos furiosos aunque no dañarían ni un pétalo de su flor, tan profundos como el cielo de Octubre, tan enviciante como la lluvia de Noviembre.

Lo miraba pensando que no me observaba, qué equivocada estaba, lo quería en mis brazos, en mi cama, perfumando mi almohada con su eterna presencia, la que deja al levantarse y partir, una suerte de alma que persiste donde estuvo para protegerme y abrazarme si el cielo amaga a quebrarse.

Frágil, lloraba con sus ojos, con su entrecejo, reía con sus pupilas, amaba verlo haciéndolo, se lo dije y fui la primera en hacerlo, siempre me dijo que nunca deje de sonreír, sus ojos mirando me contagiaban, sonriendo mirando los míos, se enojaba y serio me esquivaba, odiaba que la gente viera sus lágrimas, su odio, odiaba verlo partir, aunque supiera que volvería, nunca le dije exactamente lo que sucedía, lo extraño.

Mis labios pronuncian su nombre mientras duermo, vibro con los recuerdos de sus detalles, mis deseos.

La esencia queda donde más la añoran, el alma la llevan quienes más la necesitan, no importa dónde estés, sino dónde están los que uno extraña, tengo un Tigre todo el tiempo conmigo.


--------------------------------------------- O -----------------------------------------

Nunca, jamás, dejen de sonreír.


Tigre.-