Humanidad.

Amanece nublado, un baldío vestido de escarcha se despereza, un viento impávido amarga un canto de ave. Soy un ser, soy un humano, me gusta reír, me gusta cantar y bailar, me gusta amar y jugar con mi encendedor plateado. Siento la falta, la inspiración y la magia, extraño la aprobación cuando es escasa, extraño las voces de ayer, espero las de mañana. Hecho de menos el soporte entre mis letras, el tibio abrazo del ser amado, necesito sentir que mis pasos son aceptados.

Amanecer de estreno, llanto de barrio, años nuevos de Mayo, miro mi reflejo y callo, sonrío de lado, sintiéndome vivo, salvando los lazos.


Tiendo los mantos, cuelgo los cuadros, limpio mis zapatos y visto mi saco. Salgo a caminar y será otro día más, otro día siendo un ser humano.

Saint.-

Will.-

Luces y frases.

Se sienta en la cima de un pino un ave ambiciosa, gira su cabeza velozmente, me observa a mí, que en silencio lo acompaño apoyado en la ventana, mueve lento sus alas negras y canta un clásico.
Llevo a mi boca el tabaco, con una calada ilumino mi rostro, mantengo mis labios junto, exhalo humo y vapor de Otoño, sigo esperando lo fugaz, lo impredecible, sigo pensando un Do.
Obvio, es que el cielo tan despejado es un paño para pintarlo, un pentagrama inmenso, un camino eterno. Quién diría noche mía que la lluvia no me mojaría, que las veloces luces en mis pupilas se reflejarían, quién diría almohada mía que las rocas nos separarían, ni insomnio ni aperitivos, una fracción de vida, un chasquido, un suspiro, el efímero instante en que los deseos aprenden a volar más allá del infinito.

Así se va una noche, habiendo sentido por un segundo que viajaba en una gota de luz.

Que maldita situació, cambiaría un millón de las luces que me mantienen despierto, por esa única luz, que entre más brille, más tranquilo y feliz me permite dormir. Gracias, por ser mi luz.

Will.-