Tu voz.


Es tu voz, esa voz, ese poco de locura consentida que me alcanza una ilusión, que estira la mano y me dice "Vamos, viajemos 15 horas en un instante, te invito a cruzar el país, el mundo, el universo si hace falta"... Es tu canción, esa que con tanta sutileza me despierta, me duerme, me regala dulces sueños, incluso despierto. Es tu voz, es tu tono, es tu tiembre, es tu pasión, es el color del brillo de mis ojos al volver a escucharte, es adorarte, adorar tu regalo de despedida, de bienvenida. Son los labios que se mueven como si no les importara estar llevándome al infinito, hipnotizándome. Fue esa reacción, haber tenido mis manos en la cara, escondiéndome de mi impotencia, y de pronto, el climax, separar los dedos despacio, liberar mi rostro, abrir los ojos, y otra vez ese brillo en mis pupilas, otra vez el brillo de tu voz. Es tu voz, es tu alma, es lo que siento, lo que me hace feliz. Es tu amor, es mi vida, es tu voz, mi salvación.

Will.-

TODO TUYO.

A tu memoria.

Lo voy a hacer hoy porque mañana no voy a tener ganas, no lo vas a leer, pero necesito intentarlo igual, no voy a ser completamente yo nunca más, o si, pero siempre voy a anhelar ese pedazo de mí que sostenías en tu mirada.

"Sabía que no te ibas a ir, una vez, la última, lo juro, GRACIAS. Ahora, secá esas lágrimas porque me lo juraste, andá a tu casa, y seguí, yo sé que podés, segui. Porque hay muchos que merecen que sigas, entre ellos, los que te miramos desde acá, seguí peleando como siempre, seguí haciendole honor a ese apodo que en tan buena ley te ganaste, seguí dando todo por tu convicción, que la distancia no importa nada, seguí sintiéndote loco, porque vos hacés de la vida vida, incluso cuando vivir es tortura. Me quedo sin papel, esta enfermera pelotuda no me podía traer algo más grande? No quiero verte cerca de lo que te lastima, no quiero escuchar ni una sola lágrima golpeando contra el piso proveniente de tus ojos..."

Toda la vida voy a saber que las mañanas en "El Rosedal" van a ser sólo una foto, un paisaje, que me dejaste mil anécdotas, que me enseñaste mil cosas, que me diste todo tu amor, que nunca me fallaste, que siempre vas a estar ahí para putearme. Gracias Maro, gracias por todo lo que signifiqué para vos, gracias por la cantidad de cosas que has hecho por mi sin esperar nada a cambio, por amarme, tal y como era, sin preocuparte por mis defectos, disfrutándolos. Gracias por salvarme un par de veces y putearme hasta cansarte tantas otras, gracias por siempre darme la confianza que mi inseguridad necesita para morir sintiéndose poco, por incentivarme, por acobijarme, por darme techo, comida, por todo eso que no me dijiste nunca. Gracias Maro, por ser siempre mucho más de lo que pedí. Gracias por "Camille" Guitarra que hoy no sería mía, te odio por mandarme al muere con lo de la notebook, pero también gracias por cuidarme con eso.

Mañana, 21 de Enero, va a ser otro día de mierda, de esos que me sobran a veces, pero va a ser otro día, otro día con mi mujer, con mi familia, y sin vos.

Te adoré, te adoro Marcia. Te extraño, y eso no va a cambiar nunca.

Ojalá pudieras leerlo.


Tigre.-


P.d.: Gracias por la foto también. Nunca entendí por qué no me dejabas dormir en paz.

Time.

Lloraste y la Luna lloró contigo, y el corazón se despedazaba al oírte, y la bruma nos cubría. Lloraste y no podía abrazarte, no podía hacer nada. La impotencia se reía de mí y el tiempo, sentado en un rincón gritaba desesperado por no poder moverse, maniatado hacía muecas de dolor. La derrota se reproducía con la lluvia, se fortalecía, pero vos pudiste, otra vez asesinaste cada lágrima, otra vez te levantaste, otra vez brillaste, y yo, apagado como un grito en el fondo del mar, cometí otro error, y lo reparaste. Volví a respirar, lentamente. Desperté en la mitad de la mañana, aterrado, con dolor en el pecho, con temor corriendo por las venas de manera furiosa, y salmones con púas nadando por ellas, en contra de su fuerza, desgarrando mi piel, cortando mi carne oxidada. Abrí mis ojos en cámara lenta, pero hasta más no poder, y te escuché gemir en un susurro, te escuché dormir, te vi soñar, te amé.
Y así, como si un deshollinador con su cepillo me hiciera vomitar la mediocridad, me levanté, sin hacer escándalo, para no despertarte princesa, para no atentar contra la belleza del universo en calma, para no ser sacrílego y dejar dormir a la diosa que tanta energía necesita durante el día, para enamorar, para resistir, para generar esa magia que me contiene y me da vida, para no dejar de sentir en mi ambiente el aire que de tu boca entreabierta se escapa en cada suspiro, para ser más fuerte, para quedar ciego viendo tu piel resplandecer como siempre, como nunca, como amo que lo haga. Te canté un “Te amo” que nunca escuchaste, o quizás respondiste con esa leve sonrisa que creaste, me acerqué al tiempo, que cansado de tanto luchar dormía, saqué de mi galera un cristal que alguna vez supo ser una de tus lágrimas y lo liberé, abatido me miró, intentó agradecerme y lo detuve, miré hacía donde estabas, indicándole que aún dormías, que no quería que despertaras aún, y asintió, y el tiempo volvió a moverse, temeroso, con cautela, empezó a mover las nubes, y la derrota se sintió derrotada, el aire volvió a rodearnos y la bruma desaparecía. El tiempo y yo nos dispusimos a tomar mate juntos, como dos buenos amigos, él me recordó a sus hermanos “difíciles” y me dijo que ya habían pasado por aquí, y yo seguía en pié, me regaló una mirada cómplice, como si supiera que había creado una que otra frase memorable, giró sobre sí mismo y encontró en el camino de su mirar tu figura y permaneció así por unos minutos que jamás transcurrieron, es que el tiempo no avanza en tu presencia, porque todo instante es eterno, perfecto, y hasta el tiempo necesita permanecer allí para seguir con vida.

No puedo hacer mucho más que esto, no sé si esto sirve, pero este soy yo, mi esencia, así soy, esSAINTial, ya no sé si tanto, pero acá estoy, haciendo lo que siento que mejor hago, aunque otros lo hagan mejor.


Puedo amarte, puedo seguir, puedo ser, puedo estar. 
Todo va a estar bien.


Te amo.




Perdón, sé que dije que iba a postear el Lunes, pero la verdad...Necesitaba escribir, necesitaba improvisar, necesitaba regalarle un texto a la mujer que amo.


Will.-

Final, Principio.

Con ustedes... El final...




Y de pronto, lo peor, la sirena de la locomotora acercándose con furia nos sacó del trance, en una estampida de metales se aproximaba tan rápidamente como su motor se lo permitía. Y ella no miró, sólo se levantó y de un golpe arrancó la hoja, la hizo un bollo, la lanzó hacia atrás haciéndola caer en mis piernas tras chocar contra mi pecho y emprendió su decidida y escalofriante carrera hacia el final, hacia el que quizás no fuera su destino, pero sí su escape, su supuesta calma, su cobarde manera de terminar la historia.
Salté sin pretenderlo de aquel banco verde de metal pintado, me olvidé del mundo por un instante, me olvidé de mí, y de mis dudas, de mi ser y los demás, corrí tras ella y en un arrebato de desesperación la tomé del brazo para ahuyentar la desgracia, pero la desgracia me inundó, la mano que extendí con tanta velocidad y fuerza no alcanzó su cuerpo y mis ojos se convirtieron en dos signos evidentes de pánico y tormenta, como la que nos hacía de techo, no pude detenerla, y ella siguió corriendo. Me desplomé sobre mis rodillas, caí en el suelo y grité, grité como nunca lo había hecho, con tanta ira y tan poco recato que estoy seguro que incluso desvié la atención de todos, y cuando deberían estar mirándola a ella, miraban los harapos de lo que fui, convirtiéndome así en algo más que un testigo, en un cómplice de la catastrófica muerte que estaban a punto de vivir a sus espaldas…
Cerré con toda mi vergüenza los ojos, a pesar de sólo querer levantarme y seguir estirándome para alcanzarla, pero el miedo me abatió, y fue mi reflejo primo evitar ver aquel desastre, aquello que no llegaba, ese caos que había imaginado que iba a desatarse cuando todo pasara, pero el silencio reinaba, como si acabara de soñar todo la historia, todo el asunto.
Mi mente de a poco empezó a volver al lugar donde permanecía caído, y volví de a poco a oír la lluvia rodeándome, a la gente murmurando, ¡La locomotora! Recordé por qué estaba ahí e intenté ponerme de pié, algo me detenía, algo como brazos, o una camisa de fuerza, o el miedo a reaccionar.
Despegué los párpados con tanto temor como cuando era un niño y temía a lo que la oscuridad escondiera, me sentí algo mareado, como despertando de un desmayo, o de un nirvana, o de la muerte misma. Aparté de mi cara el agua de lluvia que caía sin recaudos sobre mí, apoyé una mano contra los fríos baldosones del suelo, comencé a reincorporarme, a buscar la realidad, a ver de una vez el triste escenario en el que todo este lóbrego circo acabó.
-No… Tranquilo.- Susurró una voz a mi lado.
- ¿Qué… Qué está pasando?- Pregunté sin pensarlo.
-Tranquilo, ahora estás bien.- Dijo quien era dueña de aquel tono tan pausado y compasivo.
-La niña… Necesito saber qué pas… -
-No hables, todo está bien, yo… Ella te salvó.-
En un extraño ataque me lancé hacia un lado y me arrastré por el piso alejándome de todo,  chapoteando, recordando a la persona que se suponía debería de haber salvado, abrí de par en par mis ojos, vi la locomotora detenida, me vi, a su lado, empapado, temblando, nada tenía sentido, que demonios estaba pasando… Me levanté, resbalé por la falta de fuerza, caí de nuevo sobre mis rodillas y ella se acercó, a paso lento y con una mirada totalmente alegre, sonriendo con una boca hermosa, de labios finos y manos de música. Balbuceé, intentando hilvanar palabras, pero no funcionaba, estaba confundido, débil, ¿Estaba muerto?
Con su cuerpo cubierto de lluvia y miradas de gente que nada hacía, que solo observar quería, siguió acercándose, se agachó y sin siquiera preguntar me abrazó y lloró. No entendí qué pasaba, pero ese abrazo fue tan cálido que creo que podía secar mis ropas, así que no tuve otro impulso más que corresponder su llanto.
Puso su boca junto a mi oído,  y volvió a susurrar.
-Nunca más vuelvas a intentarlo, nunca más intentes dejarme, necesito que te quedes.-
Espantado temblé, ella, quien acababa de intentar huir de todo me pedía que no intente ayudarla, que me quede en el banco, sentado, mirando, como si nada, disfrutando la función.
-No está en tu esencia escapar de todo de una manera tan cobarde.-
Y lo entendí, de pronto volví en mí y entendí por fin a qué se refería, la miré con ojos de culpa, y puso en mi mano un papel arrugado.
-Esto es para que no olvides que alguna vez temiste, y que alguien te salvó, que alguien no te dejó caer en el pecado de escapar, que no estás solo.-
Lo abrí temblando por el frío, la lluvia y mi miedo…
“¿Por qué seguís acá? ¿Por qué no me creés loco? ¿Por qué llorás conmigo y retrasás tu partida como yo lo hago? ¿Por qué parecés un ángel….”
Escrito por mí, con mi letra, con mis vicios y manías, con mis fantasmas. Todo fue al revés, ella me salvó, en el desvarío de mi temor convertí la historia en su inversa, intenté acabar con todo, y ella lo evitó, estuvo ahí, para no dejarme morir, ni renunciar, ella fue mi ángel, ella fue mi salvación, ese tren era MI sepulcro de estupidez…
Se levantó…
-Dame la mano Tigre.- Y sonrió
Estiré la mía y la tomé, me ayudó a ponerme de pié otra vez, renaciendo. Volví a mí, volví a ese lugar, volví a vivir.
-Vamos.- Y de la mano me llevó, me salvó y me salva.
Hoy… Hoy es ella el ángel que siempre fue, hoy sigue siendo quien día a día me salva de todo, y la vida no me alcanza para retribuir tanto amor.


Y ese es el fin.




Antes de que me maten, voy a hacer algunas aclaraciones... Ya lo sé! Ese no es el final que leyeron, pero...


Flops: Sos la persona más neutral del blog, la que lee y punto, no vas a compararme, no vas a medir errores gramaticales, ni nada por el estilo, no podía darte este final, sería arruinarte la sorpresa, además, si alguien iba a tener el texto limpio, iba a ser mi novia... Peroooo...




Mi amor: Perdón a vos también, pero el final que vos leiste, el que leyó también Flops, que no era este, era uno mucho menos elaborado, que no expresaba toda mi gratitud, por tu ayuda y constancia, si te lo daba tal y como lo posteé, el impacto probablemente fuera mucho menor, el texto tiene imágenes tuyas por todos lados y quería que llegaran a vos en el momento indicado. Te amo.


Perdón.



Gracias! 2300 visitas, la gente en el grupo cada vez es más. Muchas gracias a todos!


Will.-

Un ángel.

Alcanzo mi primer destino, la estación, me siento, prendo un cigarrillo, cruzo mis piernas y suelto el humo como en un suspiro, mirando hacia arriba.
Una anciana regaña a su nieto por recoger un antiguo boleto de algún “ex – pasajero” o, tal vez, un descuidado más; a mi lado, una muchacha toma asiento, saca de un pequeño bolso negro un anotador y una lapicera con motivos festivos, busca una hoja en blanco entre cientos de textos escritos en verso, empieza a escribir y una lágrima golpea el papel estallando en mil partes más.
El tiempo pasa como siempre, no lo sé exactamente, sólo lo siento, percibo cómo cada segundo corre por cada letra que ella, la señorita de al lado, talla en su hoja, apuñalándola cuando marca un punto y acariciándola cada vez que dibuja una mayúscula.
Ya no sé si llora, la danza que efectúa su mano me tiene cautivado, eso, y el mórbido impulso de seguir leyendo su descargo, su enfadada confesión.
La gente se moviliza hacia el borde del andén, huyendo hacia las vías, en una especie de ritual contemporáneo. Nosotros, por alguna extraña razón, no nos inmutamos a pesar de de saber que el arribo del tren está próximo, somos presa de la fluidez y naturalidad con que cada renglón se atesta de reproches al amor, de despecho e ira.
La bocina de la locomotora nos despierta de aquel hermoso estado y, como si lo hubiéramos ensayado durante horas, miramos pasar cada vagón con recelo, nos levantamos, y volvemos a sentarnos.
Ella da vuelta el baúl de papel, una nueva página comienza, pero no una nueva historia, es increíble ver cómo sin mirar cual fue la última palabra que escribió, sigue el hilo del texto a la perfección.
Con la mayor velocidad posible busco, saco y enciendo un cigarrillo más, volteo nuevamente para seguir leyendo y un escalofrío recorre mi espalda cuando noto que mi compañera de banco dejó de escribir hasta que estuve en condiciones de continuar con mi lectura y, todo eso, sin girar siquiera para mirarme.
A modo de alerta, de aviso, apoyo el mentón sobre la palma de mi mano derecha, mientras con la izquierda sostengo el cigarrillo, el único testigo presencial de estos sucesos.
Vuelvo a caer hipnotizado por su sutil y profunda manera de deslizar su mano sobre el anotador, colmando de tinta el lugar, elevándome a su realidad, haciéndome partícipe de su vida al menos por ese instante.
El río de palabras aminora su marcha, se detiene un segundo o dos – Tiempo suficiente para ver que ya no llora – y retoma con más énfasis la escritura.
El andén va llenándose de gente una vez más, no nos importa nada, ni los niños que pasan corriendo frente a nosotros, ni los ladridos de los perros hacia el cafetero, ni el diariero que a los gritos informa el stock de ese momento.
Las primeras gotas de lluvia se hacen notar golpeando contra el techo y en pocos segundos calman el jugar de los niños que aún corren, pero para abrazar a sus madres, el ladrido de los canes que se refugian junto a una puerta que siempre está cerrada y los gritos desaforados del canillita que ahora susurrando blasfemias al clima tapa con algunos “nylons” transparentes lo que a la vista de los potenciales compradores se encuentra. Pero no sólo en la estación llueve, mi anfitriona transporta, fortalece y potencia la tormenta a su redacción, volviendo así todo un poco más lúgubre y sombrío.
De pronto me doy cuenta que otro tren se fue, que no oí su llamada, que ella no intento siquiera advertirme y que mucho menos atinó a abordarlo.
Cuando por fin estaba convenciendo a mi cuerpo de levantarse para poder así, de una vez por todas, emprender viaje, una frase en su texto me hizo desistir de la idea…
“Podría lanzarme bajo el próximo tren, si el impacto del sólido hierro no se ocupa, las pesadas ruedas de seguro harían el trabajo”… Y seguía…” ¿Por qué me cuesta tanto? No puedo echarme atrás, ya llegué hasta acá, estoy harta de dudar, debería haber optado por el arma, todo hubiera sido mas fácil”…
Sentí miedo, sentí impotencia, ira, duda, sentí por fin al leer lo que ella sentía al escribir, temblé y por Motus propio, una lágrima se desplazo por mi mejilla hasta reposar en mi mano, volví a temblar, esta vez con mayor intensidad… Leí… “Él me está observando, es un silente lector de mis penas mas profundas, y sin embargo no huyó sino que por el contrario, permanece a mi lado, lloró, lo vi, lo sentí, lo sé, siente lo que siento, sufre como yo, me persuado para seguir escribiendo, desahogándome así entre sus ojos, que en una perfecta coreografía bailan al ritmo de las palabras que aquí dejo caer”…
No sé si fue valentía, temor, heroísmo o intento de homicidio pero no moví un centímetro cuadrado de mi cuerpo, a excepción claro, de mis ojos.
“¿Por qué seguís acá? ¿Por qué no me creés loca? ¿Por qué llorás conmigo y retrasás tu partida como yo lo hago? ¿Por qué parecés un ángel, te comportás como tal, pero vagás en esta Tierra colmada de males? ¿Cuál es tu misión? ¿Por qué no respondés? ¡¿Por qué?!”
¿Ángel yo? No entendía nada, durante algunos segundos de incertidumbre y desesperación dejé caer otra lágrima, pero… ¿Qué significaba ésta última? ¿Qué debía hacer? ¿Qué tal si mi decisión resultaba ser errónea y acababa por ser el gatillo que impulsara a lo peor? ¡Maldición! No sabía cómo actuar ante tal situación, en mis manos estaba la vida de una persona, ¿Podría cargar con los mil fantasmas que me perseguirían si optaba por huir? ¿Qué tal si reaccionaba y todo el texto era ficticio?



Fin de la primer parte... El Viernes la 2da...


Quiero hacer dos cosas antes de terminar la entrada, la primera, hacer una dedicatoria global, para ser un poco más preciso, quiero dedicar todo el blog, y lo que éste encierra, lo que esto significa a mi mujer, a quien cuando no inspira un texto, inspira un título, una foto, o la sensación que perciben ustedes al leerlo, siempre tiene algo que ver en todo, porque todo tiene que ver con ella en mi vida, y siento que lo que viene está de más, porque a nadie debería importarle, pero ni se gasten en decirme lo que hago bien y lo que no, lo que hace bien o lo que no, no me importa, porque ella es a quien amo, y nada va a cambiarlo. Gracias mi amor, por ser un gran motivo para seguir con esto, disfrutar la vida.Te amo.




En segundo lugar, quiero agradecer a los miembros del Grupo de FB, y a los que pasan por el blog, y comentan, o no, pero que siempre vuelven. Gracias a todos y en particular a Flops, que siempre tiene una palabra de aguante para conmigo, y una opinión sobre los textos. Sos una gran amiga, y lo aprecio muchísimo.


Gracias a todos, la 2da y última parte el Viernes. Los espero.




Will.-

Principito.

Las flores hambrientas de mórbida envidia se retuercen en llanto mientras, con absoluta gracia, por delante les pasa una obra más bella que cualquiera de las maravillas que alguna vez, intrigadas y desbordantes de recelo, pudieran haber odiado.

No entienden por qué el viento que a ellas sacude de un lado al otro, a ésta, por el contrario le vuela el pelo, incrementando aún más su perfección...

Y lloran...

Y río...

Mi flor es única...

Y eso me convierte en su principito.

Te amo.


Texto corto, viejo, es increíble todavía sentirme tan así, tanto más aún... La tendinitis no ayuda para escribir, prometo texto más largo la próxima.

Mil gracias, eternas, gracias por venir, gracias por permanecer, gracias por comentar, gracias por volver!
Gracias  por publicitarlo, por demostrarme su "fidelidad". Gracias a todos ustedes todo esto.

Gracias mi amor, por ser un motivo, el más importante, para no dejar de pelear.

Por las más de 2000 visitas... Por los 28 miembros del grupo en facebook.

GRACIAS!


Will.-

Mi fuerza interior.

Tu última lágrima cayó sobre la tecla del piano... Recordaste la melodía que tu abuela tarareaba mientras te cocinaba la cena, el tango que alguna vez amaste hoy te suena lúgubre y tortuoso, el vino ya no sabe a la sangre de cristo, sino a la de algún otro pobre cristiano, la mujer que te juró que eras su vida sigue viva y sin vos, y vos sin voz ya no cantás al amanecer.
Ayer te creían hombre, hoy consuelo, ayer cargabas con una vida al hombro, hoy tu espalda es la que la carga la vida. Hoy sos un vivo reflejo de la Luna en el pantano de tus sueños más extraños, tu infierno es una fortaleza de la cual no logras escapar, y tus manos atadas lloran el climax de una noche atrás.
Hoy te volviste a levantar, limpiaste lo rojo de tu rostro, limpiaste el ardor de tu espalda, deshiciste hechizos de magas rencorosas y el lóbrego aunque ténue negro de tus sábanas convertiste en el rojo de su vestido. No recordaste el sueño anterior, no viste más que nada, no creiste ninguna mentira barata.
Recordaste su canción, te transportaste a su lado, a kilómetros de donde yacías, a horas de tu respiración, a una vida de la justicia, a mil años de su horizonte neuronal, a unos días del renacimiento de tu arte.
Sonreiste, aunque el llanto intentara consumirte, y fuiste fiel, y fuimos uno otra vez, tu alma, tu cuerpo, tu espíritu y yo... Esa voz en tu cabeza que te recuerda su existencia, ese aroma a jazmín en tu mañana, esa meta a la cual aspiras con locura y convicción, tu fuerza más sincera, tu musa, el fantasma de la mujer que amás.








Will.-

Complejidad.


Se va... Se queda... Se esconde, pero sigue ahí.
Me esquiva el abrazo, me tortura en la noche y me tortura de día, corre de mí, corre de todo, la pequeña dama me salva cuando el Sol se esconde, me salva cuando el Sol sale, me salva. Me mira desde lejos, acomoda sus pies levantándo algo de tierra, entrecierra los ojos y empieza a correr, de frente y hacia mí, casi parece enceguecida, casi parece loca, pero decidida, correspondo su locura y me lanzo también a su encuentro en una carrera sin precedentes, sin recaudo alguno, sin pensar en nada...
Tres... Dos ... Uno... Y chocamos, y explotamos, y creamos una mixtura incomparable, pero chocamos, y nos lastimamos.
Chocamos y dolió, chocamos y nos odiamos, chocamos y el choque dejó secuelas, dejó marcas y heridas, dejó mal sabor de boca y dejó un amor incontenible, incalculable, chocamos y fue duro...

Chocamos y me dijiste mil verdades,lastimados dijimos te amo, ayer chocamos, hoy amordazamos las inmundicias del interior, los fantasmas, las voces y el resto...
Resignaste una vida, resignaste un legado, arriesgaste, amaste más que nunca, supiste que juntos, "Somos perfectos", asumiste un compromiso, aún en contra de tu idea, cambiaste.
Ayer chocamos, y dolió, pero me gustó chocar.

Will.-


A los que me quieren ver bien... Gracias.

A vos, ya concordamos en que la vida entera no va a alcanzarme para devolverte todo esto.

Señorita.

Estiré mi brazo hasta que mi mano alcanzó su piel, cerré los ojos, el olor a temor aún era una fuerte niebla en el ambiente, los tintes de rojo y fuego en el pavimento refulgian como nuevos, como oro, como piel virgen, como Soles de fantasía, como vos, como yo. Como pude la abracé y pasé su brazo por sobre el mío, la tomé con fuerza por la cintura, puse un pie entre los suyos, me aferré a ese instante como un niño a la ilusión de una nueva navidad, tarareé, a mi alrededor el cambió se volvió amor, con los aires del verano empezamos a girar, casi hasta el mareo, hasta las náuseas, cerrando los ojos, disfrutándolo, renaciendo, sonriendo, sin pretender ni parecer, sin merecer, sin ser, sin pensarlo, sin respirar por momentos, sin sentir de a ratos. Primero un paso, tras él otro similar, uno a la derecha, y uno hacia atrás, yendo y viniendo. Y empezamos a bailar, y bailamos cada vez con más intensidad, cada vez más sinceros, más excitados, bailamos y el cielo se cubrió, y me abrazó, y cantamos un tango gris, una lágrima de Re, una vez más.
El licor era alma, y la música una voz, eramos fieles a ella, fugitivos de los aromas, de la lluvia y la muerte, bailamos y la noche huía de nosotros, cauta y desesperada, pero no parpadeamos siquiera, nos olvidamos del olvido y los recuerdos, fuimos todo lo que nunca fuimos, dejamos de ser por un siglo o dos, corrimos de la vergüenza, nos encontramos a nosotros mismos en la mixtura más solemne y dedicada, sucumbimos al calor y derretimos glaciares de fresa, nos alimentamos de los silencios de otros para no escandalizar al mundo en nuestro acto, y corregimos a nuestro gusto y parecer el mundo entero, lo amoldamos a nuestros cuerpos, lo transformamos en hotel, lo canonizamos en los gemidos.
La muerte y yo bailamos, el miedo y yo bailamos, haciéndole el amor a la tortura torturé a los estereotipos, me enamoré de la locura que odiaba, me convertí en un ícono, me volví santo en el pecado, abrí los ojos y la ví, la dama de rojo, ya vestida de pasión, fue mi fé y fue mi vida. Fuimos el sonido, la luz y lo demás, somos el emblema de lo que se puede ser, somos dos, somos el uno del otro, lo que uno no puede ser por si mismo, el complemento y el suplemento, la piel y los susurros, somos uno, un mundo.

Bienvenidos al 2010, bienvenidos otra vez... Neuronal Revolution.


Will.-